Dos peligros recorren Puerto Rico: el izquierdismo y el bipartidismo. Y aunque ambas fuerzas tratan de convencer a la gente que lo que dicen de ellos son mentiras, en esencia, sus fundamentos son los mismos, la construcción mediatizada de sus candidatos y el faranduleo. El peligro estriba en que Puerto Rico vive una encrucijada histórica en donde se abre ante nuestros ojos una ventana de diez años que va a definir nuestra calidad de vida por los próximos 50.
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Ante tal reto, la campaña de medios nos trata de vender que solo existen dos opciones reales para la gobernación de Puerto Rico, y ambas opciones son personajes creados, sacados de un cómic.
Por un lado, nos venden a la mujer maravilla versión Temu. Pueblerina, calle, sin miedo a que le digan “cafre”. Guapetona, dada a las corridas de Rey Charlie y a los almuercitos en El Cerro de Nandy. Pero que nadie se equivoque, pues en un dos por tres se transforma en la novia, esposa y madre perfecta, conservadora, creyente y amante de papito Dios. Donde el perreo intenso y la devoción se confunden sin contradicción.
Por otro lado, nos venden un producto que lleva en formación 18 años. No es un producto nuevo, aunque se venda como tal. Es un producto que ha estado sujeto a un rebranding profundo. Envuelto en una caja que dice “Patria Nueva pero sus ingredientes son los mismos desde los años 1970. Con un discurso sanitizado de todo vestigio de independencia, subversión, anti yankismo imperialista, que no tiene problema en abrazarse y entremezclarse con la facción chick y progre del Partido Demócrata norteamericano, el socialismo europeo y la izquierda light latinoamericana. Que está dispuesto a aguar sus posturas en cuanto a la revolución bolivariana tan pronto huele que el poder está más cerca que nunca. De Super Pan a Ironman.
Ambos, Jenniffer González y Juan Dalmau son las dos puntas de una herradura que, aunque opuestas, no están tan lejos una de la otra. Ambos candidatos serían desastrosos para Puerto Rico desde la gobernación.
Juan, pues su filosofía de gobierno nos adentraría en una crisis mayor a la que estamos viviendo. Su receta para el gobierno es más gobierno, burocracia, comités de expertos y paternalismo de izquierda socialista aguada. Solo hay que leer sus propuestas. No lo niego, Juan es un tipo cool, buena gente, afable. Juan es el pana con el que todo el mundo le gusta estar, conversar y pasar un buen rato. Pero hay panas que no importa cuánto disfrute en estar con ellos, nunca votaría por ellos para que gobernaran a Puerto Rico.
En el caso de Jenniffer, su gobierno sería el bipartidismo en esteroides. Un gobierno para, por y en favor de los amigos del alma. Es el mismo gobierno que nos ha llevado a la bancarrota, lleno de irresponsabilidad fiscal y del peor de los progresismos: el disfrazado de conservadurismo.
Pero claro, ambos cantarán a coro que lo que digo son “embusterías”, pero no lo son. Embusterías son las que el ratón le vendía al gato mientras estaba en campaña para que no se lo comiera. Cuidado, que Puerto Rico no puede darse el lujo que al 3 de enero de 2025 le canten “lo que dije en campaña no vale, no señor”.
Hay un solo candidato en la papeleta para el 5 de noviembre de 2024 que tiene la experiencia probada y el respaldo de un pueblo por 20 años como alcalde: Javier Jiménez. Javier representa seriedad, carácter, administración efectiva, empatía con el pueblo, servicio y experiencia. Javier no viene a experimentar, Javier viene a dar de lo que ya ha sido probado y ha funcionado. Ese es el tipo de gobierno que necesitamos. ¡Adelante, con fe!