No tengo la menor duda que hay un esfuerzo de algunos sectores por minar y enlodar lo más que puedan, y de manera intencional, el proceso electoral que se avecina el 5 de noviembre. Ningún sistema electoral es infalible, ni perfecto. Y sí, puede haber situaciones que naturalmente provoquen desconfianza, pero eso no quiere decir que no exista también una intención inflamatoria para crear una percepción de “robo”.
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Todos los sistemas electorales son implementados por seres humanos, quienes intentarán arrimar la brasa a su sartén político-partidista. Ciertamente como se dice una cosa, hay que decir la otra.
Precisamente por lo que explico, los sistemas electorales se basan en la desconfianza porque cada cual intentará acomodar el proceso a como mejor le convenga. Y no sea iluso, si la alianza independentista del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) estuvieran en el poder, harían exactamente lo mismo. Miren el comportamiento de sus camaradas en Centro y Suramérica, quienes hacen lo que sea por perpetrarse en el poder y desde acá sus socios lo justifican directa o indirectamente.
¿Cuán fácil es robarse las elecciones en Puerto Rico? No soy experto electoral, aunque con 25 años cubriendo elecciones como periodista, pues uno tiene dos dedos de frente para concluir que no es tan fácil como decirlo y ya.
Se estima que para estas elecciones habrá 4,500 colegios de votación (salones). Cada partido puede tener hasta tres funcionarios por salón, lo que lleva a 13,500 funcionarios por partido para toda la isla. Pero igual pueden tener al menos uno, lo que lo lleva a una cantidad mínima de conseguir 4,500 funcionarios.
Suponiendo que todos los partidos tengan la capacidad de conseguir los funcionarios necesarios, pues en ese caso un partido podría robarse las elecciones si tuviese la suerte de que los funcionarios que ponga sus partidos opositores sean personas torpes, ingenuos e incompetentes. Ese es un escenario, y me sospecho que ninguna colectividad va a poner personas brutas a velarle los votos.
El otro escenario en el que se pueden robar unas elecciones es que los partidos no logren reclutar a sus funcionarios. Tanto el Partido Nuevo Progresista (PNP) como el Partido Popular Democrático (PPD) tienen, de ordinario, la capacidad de reclutar los funcionarios de colegio suficientes para velar sus votos.
Para estas elecciones, la alianza independentista debe tener la fuerza para reclutar mínimo 4,500 funcionarios entre ambos. Yo creo, a juzgar por sus discursos de que entienden pueden ganar las elecciones, que sí pueden reclutar los 13,500. En mi opinión, si una organización puede lograr más de 427,000 votos para ganar, ¿cómo no pueden conseguir el .03% de esa cantidad que los respaldarían para velar sus votos y que no vacíen listas?
La narrativa para minar la confianza general en el proceso electoral ha llegado al ridículo de plantear que se van a robar las elecciones porque no dejaron a los jóvenes inscribirse, y lo dicen a sabiendas de que es totalmente falso. Toda persona hábil por edad para votar en las elecciones tuvo ¡¡¡4 años!!! para inscribirse. Si lo dejan para último momento, se ataponan algunas oficinas y vienen con el llori-party de que les están haciendo la vida imposible a los jóvenes, como parte de una conspiración para robarse las elecciones. La verdad que tenemos buenos libretistas para películas de ficción.
Señores, ¿ustedes no recuerdan la campaña para que los beneficiarios de Medicaid en el Plan Vital se recertificaran y no perder sus beneficios? El Departamento de Salud casi les rogaba a los beneficiarios que se recertificaran porque se acababa el tiempo. Estuvieron por meses con la cantaleta y no fue hasta los últimos días que se llenaron las oficinas. Se extendió el tiempo para hacerlo y volvieron a dejarlo para último.
Aquí la gente tiene que asumir sus responsabilidades y, si les dieron cuatro años para que se inscribieran como electores, ese cuento de que les estaban coartando su derecho es libreto de novela barata.
En Puerto Rico, se estableció para el 2016 el escrutinio electrónico y con ese sistema hemos tenido un aumento en la representación legislativa con más miembros de minorías e incluso independientes. De hecho, se contó cada voto en Guánica y un candidato por nominación directa casi gana la alcaldía. Con ese sistema de escrutinio es más complicado cometer fraude.
Aparte de todo eso, todas las papeletas se fotografían en la máquina y guardan, se cuentan y recuentan con funcionarios de todos los partidos. Las elecciones del 1980 se contaron y se recontaron los votos. Fueron a los tribunales y Carlos Romero Barceló terminó ganando. “¡Se las robaron!”, gritaron los populares. Las elecciones del 2004 terminaron en el Tribunal de Apelaciones del Primer Circuito de Boston y validaron la elección de Aníbal Acevedo Vilá con los pivazos. “¡Se las robaron!”, gritaron los penepés.
Desde hace semanas están gritando que se van a robar las elecciones, y eso pudiera pasar, en todo caso, si los partidos delegan la vigilancia en funcionarios ineptos e incapaces, que, por ejemplo, ven que están vaciando listas y se quedan mirando como unos tontos. No creo que los partidos designen ineptos a velar sus votos. Habrá funcionarios de cuatro partidos distintos y confiamos en que se velarán todos unos a otros. De hecho, aunque un partido no pueda conseguir todos sus funcionarios, aun así, quedan otros tres partidos vigilantes. Y eso no se limita a los funcionarios en los colegios, igual habrá en los centros de operaciones y escrutinio general.
No sea tan tonto y no se comporte como los seguidores de Donald Trump, que todo lo que dice el expresidente de que le robaron las elecciones lo creen hasta con evidencia que dice todo lo contrario. No sea fanático y analice desapasionadamente. Si ocurriesen irregularidades, se denunciarán, se investigarán y se llevarán a donde se tengan que llevar, pero cantar “foul” sin llegar al parque de pelota y repetir “fraude” y “robo de elecciones” casi “porque sí” es de fanáticos zombis.