Las familias de San Juan, Guaynabo y Aguas Buenas quieren hacer vida en comunidad. Sin embargo, no pueden debido a la falta de espacios recreativos en condiciones aptas para su uso. Uno de los reclamos que escucho cuando visito las comunidades es la necesidad de espacios comunales para celebrar actividades y parques adecuados y seguros para el uso y disfrute de las familias, para la recreación y los deportes. La mayoría de los parques que hemos visitado están en pésimas condiciones, en total abandono, con hierba alta, pistas de caminar destruidas, columpios y chorreras rotas. Muchos de estos parques —a pesar del deterioro y los riesgos que esto implica— son utilizados por las escuelas públicas. Basta con visitar el Parque Luis Muñoz Rivera, en San Juan, y ver el grave estado en el que se encuentra para comprender por qué cada vez menos familias lo visitan.
Los espacios en desuso, sin iluminación y abandonados por los gobiernos del Partido Nuevo Progresista y del Partido Popular Democrático no promueven actividad económica ni fomentan espacios para desarrollar mejores relaciones sociales. Por el contrario, traen plagas, basura, son inseguros, propician actividades delictivas y afectan adversamente a la comunidad. Los parques en buen estado, con buen mantenimiento y con actividades diarias, promueven la seguridad pasiva que se da cuando los espacios se llenan de gente, de actividad, cuando están bien iluminados y se permite, entonces, la posibilidad de que se creen negocios que sirvan las necesidades de la comunidad. Por ejemplo, cerca de parques donde hay partidos, torneos y prácticas deportivas se pueden desarrollar negocios de comida, mercados, tiendas de ropa y equipo deportivo. Por tanto, acondicionar los parques y los centros comunales debe ser prioridad. El gobierno debe además crear las condiciones para que se ofrezcan actividades recreativas y educativas, para lo cual puede contar con las personas que residen en nuestras comunidades para ofrecer talleres, clases y para organizar ligas y torneos deportivos.