Los resultados electorales del 5 de noviembre pasado presentan un giro político que pocos esperaban. Dos candidatos/as a la gobernación obtuvieron muchos más votos que sus partidos y sus compañeros de contienda. Jenniffer González obtuvo 109,309 votos más que los votos íntegros del Partido Nuevo Progresista. Juan Dalmau obtuvo 321,164 votos más que los votos íntegros del Partido Independentista Puertorriqueño y el Movimiento Victoria Ciudadana (La Alianza de País). Para la comisaría residente otros dos candidatos/as también recibieron muchos más votos que sus partidos. Pablo José Hernández recibió 273,692 votos más que los votos íntegros del Partido Popular Democrático. Ana Irma Rivera Lassén recibió 107,888 votos por La Alianza de país, 58,148 votos más que los votos íntegros del MVC y el PIP combinados.
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El nuevo giro del comportamiento electoral de los puertorriqueños marcó además una clara separación entre los alcaldes y sus partidos. El PPD ganó 45 alcaldías, sumando 4 y el PNP 33 perdiendo cuatro. No obstante, el candidato a gobernador del PPD no ganó el voto a la gobernación en ningún municipio. El candidato de La Alianza, Juan Dalmau, ganó el voto por la gobernación en 13 municipios (4 ganados por el PNP y 9 por el PPD) y Jenniffer González ganó el voto a gobernadora en los restantes 65. Se observó que en estos comicios los candidatos/as a las alcaldías invisibilizaron las insignias partidistas en sus carteles y anuncios publicitarios.
El PNP ganó el voto para ambas cámaras de la legislatura reduciendo al PPD a una representación mínima en cargos por acumulación. Los candidatos por acumulación del PIP en la cámara y el senado repitieron como los candidatos/as con más votos, seguidos por las candidatas del proyecto Dignidad, que llegaron segunda en el senado y tercera en la cámara.
Paradójicamente, a pesar del alardeado copo PNP, la estadidad redujo su apoyo. Si se incluyen los votos en blanco, que fueron votados así por instrucciones tanto del PPD como del PIP, los resultados de la noche del evento de este año revelan un voto de 47.7% por la estadidad, 27.9% independencia, 10.3% libre asociación, y 15.0% en blanco. En un giro sin precedentes 38.2% de los votantes lo hicieron a favor de alguna fórmula soberanista y 15% fueron votos de protesta.
En resumen: el PNP obtiene un copo en la gobernación y la legislatura mientras pierde la mayoría de las alcaldías y reduce el apoyo electoral de la estadidad. Más aún, la independencia logra el porcentaje más alto en la historia de los plebiscitos, a pesar de que el PIP pidió la abstención del voto por esa fórmula. (¡!)
¿Cómo se explican y analizan estos resultados? Se trata de un nuevo momento político para Puerto Rico y el mundo. Para las nuevas generaciones los partidos políticos tradicionales son organizaciones corruptas y decadentes. Las decisiones sobre por quién votar se toman sobre la base de quiénes son las/os candidatas/as y sus posturas sobre las preferencias de las/os electoras/os.
Estamos ante el fin de las políticas tradicionales y las lógicas de identidad. Todas las mujeres no son feministas, todas las minorías étnicas o raciales no son anti xenofóbicas; por el contrario muchos afirman la xenofobia anti inmigrantes. La congresista demócrata Alexandria Ocasio Cortez preguntaba a sus votantes por Instagram por qué votaron por ella y por Donald Trump. Las respuestas desafían la racionalidad lógica. Alguien respondió que ambos estaban contra el “establishment” (¿?). Otros que la candidata demócrata Kamala Harris abogaba más por derechos civiles y humanos que por el cambio económico. Se organizaron grupos como el de mujeres republicanas por los derechos reproductivos, que favorecen la libre selección sobre el aborto. Millones de Latinos y Afroamericanos votaron por Trump expresándose a favor de la deportación de inmigrantes indocumentados, en contra del aborto, y a favor de un cambio económico.
En Puerto Rico el fin de las lealtades partidistas y las lógicas de identidad produce un proceso de REALINEAMIENTO ELECTORAL Y POLÍTICO. Ahora hay estadistas de “izquierda” e independentistas de “derecha”, la estadidad no avanza y desborda al PNP, mientras se registra un crecimiento del apoyo a la independencia y la libre asociación. La buena gobernanza frente a la corrupción, los derechos de las minorías sexuales, los derechos reproductivos de las mujeres y el discrimen por raza y nacionalidad son parte de la nueva agenda política electoral. No es casualidad que la candidata del MVC con más votos sea una mujer negra, prominente defensora de los derechos de las minorías sexuales y raciales. Esto pasa mientras en la legislatura surge una nueva derecha “contrafeminista” de inclinación fundamentalista religiosa.
Para entender la nueva política puertorriqueña hay que cambiar la óptica. El bipartidismo colapsó y La Alianza de País tuvo éxito en aglutinar el descontento. Es un nuevo mundo conectado por las redes sociales, definido por nuevas visiones “hiperindividualistas” y ahistóricas, donde predominan los miedos infundados y la ignorancia.