Opinión

La Alianza de país

Lea la columna del sociólogo Emilio Pantojas García

Metro Puerto Rico
Emilio Pantojas Metro Puerto Rico

La Alianza de país fue electoralmente exitosa. El voto aliancista desplazó al Partido Popular Democrático como la segunda fuerza política tanto en el país como en San Juan. No es un accidente que dos de los tres legisladores por adición de la Alianza provengan de distritos de San Juan. Aunque los cinco legisladores de La Alianza pertenezcan al Partido Independentista Puertorriqueño, tres de ellos/as no habrían entrado a la legislatura sin los votos de La Alianza.

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La Alianza resultó ser una respuesta creativa y efectiva de las fuerzas de oposición al bipartidismo. Aunque muchos lo quieran negar, La Alianza le rompió el espinazo al bipartidismo. En primer lugar, el voto íntegro en la papeleta estatal continuó declinando por 35% para el PPD y 8% para el PNP. Desde 2016 hasta 2024 el voto íntegro por el PPD se redujo por 60% y el del PNP por 42%. En segundo lugar, la noción de que el PNP copó las elecciones no es correcta. El PNP copó la legislatura pero ganó tan sólo 37 alcaldías y perdió la comisaría residente por primera vez en 20 años. El PNP es el partido dominante pero no es hegemónico, su dominio está sostenido sobre una campaña de miedo y desinformación. En su mayoría el electorado no votó por el PNP, ni por el PPD, ni siquiera por el PIP.

El voto de 2024 fue contradictorio y reflejó una desafiliación masiva de todos los partidos tradicionales, incluido el PIP. El ejemplo más dramático de esa desafiliación es la elección por nominación directa del senador Eliezer Molina quien llegó noveno en la contienda por acumulación para el senado. Es la primera vez en la historia política que se elige un legislador por nominación directa. Puede decirse que los mismos factores de descontento con los gobiernos del bipartidismo, desafección partidista y entusiasmo por el cambio generado por La Alianza, impulsaron la candidatura de Eliezer Molina. Las y los electoras/es demostraron su frustración con el bipartidismo e independencia de criterio al votar de modo inusual.

La apariencia de fortaleza partidista del PNP es un espejismo. El miedo a la independencia, el comunismo y perder subsidios federales atrajo votos del Proyecto Dignidad y del PPD a la papeleta del PNP. El nuevo énfasis en la eficiencia gubernamental, la libertad religiosa y el conservadurismo del PNP evidencia la fragilidad de su dominio y su nueva vocación para construir una nueva base política. La Alianza caló hondo y el PNP ganó a expensas del PPD y el PD.

Por el lado de La Alianza soplan vientos de descontento. El voto sin precedentes por Juan Dalmau y a favor de la independencia en el plebiscito se deben a La Alianza, a su efecto multiplicador. Si se quiere avanzar por un cambio hacia la buena gobernanza y la soberanía es imperativo consolidar y preservar La Alianza. La victoria PNP resultó de una coalición conservadora. El balance a ese giro a la derecha es La Alianza y preservarla requerirá sabiduría y generosidad política.

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