Opinión

Ni cerrar recintos ni aumentar el presupuesto resuelven nada si la UPR no se transforma

Lee aquí la columna del exrector del recinto de Humacao de la UPR.

Héctor Ríos Maury
Héctor Ríos Maury

La actual crisis de la Universidad de Puerto Rico (UPR), en medio de la cual se debate la posibilidad de cerrar programas académicos de baja demanda, no es solamente el resultado de recortes presupuestarios. Hay al menos otras dos razones: a) una estructura con notables obsolescencias e insuficiencias en sus dimensiones académicas y administrativas, b) una tradición histórica de diligenciamiento gerencial burocrático y sin sentido de urgencia.

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Algunos colegas universitarios con muy buena intención ven como solución esencial, restituir la fórmula de asignación del 9.6% del Fondo General del presupuesto de Puerto Rico. Para considerar esto es fundamental analizar el contexto financiero, el funcionamiento de la economía y la naturaleza de las actuales estructuras y capacidades competitivas de la UPR. Es vital precisar, de dónde y cómo saldría el dinero para tal restitución, a que costo y que contribuyentes lo pagarían. Fundamentándonos en sus actuales estructuras académicas y administrativas es utópico pensar que con solamente darle más dinero (algo a lo que nadie debe oponerse) la UPR resolverá sus problemas. Incluso hasta si se le asignara más del 9.6 %, sin una trasformación profunda la UPR seguiría como hoy siendo una universidad burocrática e inmovilista.

Otros sectores abogan por el cierre inmediato de recintos como remedio fiscal. Esta propuesta, de considerarse, habría que enmarcarla en una restructuración inteligente y mayor que incluya la creación de conglomerados de recintos, pero por si sola tampoco solucionaría nada definitivamente. Pueden cerrarse varios recintos mañana y si no se da la transformación necesaria de la universidad su estructura absorberá los ahorros y en poco tiempo volveremos a la misma realidad de estancamiento.

Por tanto, ni cerrar recintos ni aumentar el presupuesto resuelven nada si la UPR no se transforma. Urge transformar profundamente la UPR, para hacerla académica y administrativamente más eficaz, competitiva y autosuficiente, sin dejar de reconocer la importancia de que el gobierno le brinde todos los recursos necesarios y viables.

Es imprescindible: actualizar aceleradamente la estructura académica, mejorar los planes de mercadeo de la marca UPR, articular nuevas estrategias de eficacia administrativa, crear nuevos programas académicos de carreras de cortas, y nuevas ofertas para adultos mayores. Generar nuevos programas de educación en línea y a distancia. Establecer alianzas con universidades latinoamericanas en países como Republica Dominicana y Panamá para ofrecer títulos conjuntos. Y crear nuevos programas en estados como Florida, Nueva York y Nueva Jersey en donde residen millones de puertorriqueños y otros hispanos. Vender coordinadamente servicios profesionales rentables al gobierno, y desarrollar empresas universitarias que produzcan ganancias. Cambiar al modelo de cuatrimestre la oferta de la universidad en todos los programas en que esto sea viable. Acelerar -con criterios académicos- los procesos de admisión como propone el proyecto legislativo presentado por el senador Thomas Rivera Schatz. Actualizar el marco legal de la universidad para que sea más ágil y eficaz. Y volver a hacer de la UPR que es una empresa social y educativa, un instrumento primordial para el desarrollo económico de Puerto Rico.

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