Opinión

De qué cuero sale más correa en el PNP

Lee aquí la columna del periodista y director de Programación de NotiUno

Alex + columnistas
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A poco más de un mes de comenzado el nuevo gobierno del Partido Nuevo Progresista (PNP), es evidente que hay una disrupción entre La Fortaleza y el Senado. Estas dinámicas no son ajenas a otras administraciones. Son cosas que ocurren en política, donde el poder es la relevancia.

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En el primer trimestre o primera mitad de un cuatrienio, es donde más pueden “florecer” las desavenencias entre Fortaleza y Senado porque es dicho cuerpo legislativo el que confirma los nombramientos que hace el gobernador o gobernadora. Desde La Fortaleza, se entiende que es el gobernante a quien se eligió para montar un equipo ejecutivo y se espera algún comportamiento de “sello de goma” del Senado. Por su parte, en el Senado, se entiende que son ellos los que tienen el verdadero poder de si el gobernante tiene su equipo o no.

No sé si lo han notado, pero el protagonismo de la Cámara de Representante es casi nulo en estos días, en parte por lo que les explico, porque es el momento de los nombramientos y eso corresponde al Senado. La gobernadora, una vez ganó la primaria, se encargó de que Johnny Méndez rompiera su compromiso de no volver a presidir la cámara baja. ¿Por qué Jenniffer González necesitaba eso? Porque, para la presidencia senatorial, volvería Thomas Rivera Schatz y, en la Cámara, aspiraría Gabriel Rodríguez Aguiló, un leal a Pedro Pierluisi. González iba a estar “amarrada” desde la Legislatura. Si ella hubiese podido, promovía otro presidente para el Senado, pero el arraigo de Rivera Schatz en la delegación PNP es muy fuerte. Unos senadores estadistas cierran filas y hacen lo que él diga por admiración y lealtad, mientras que otros lo hacen por temor. ¿No vieron cómo Rivera Schatz sacó la mano hacia atrás en una vista y le metió un tapabocas verbal a su propio portavoz, Gregorio Matías, ante todo el país? Quizás el senador Matías se lo buscó, pero la forma en que Rivera Schatz le hizo saber que allí mandaba él fue humillante para el portavoz. ¿Cree usted que alguien en la delegación PNP le llevaría la contraria al presidente? Ni jugando canicas. Pero todos conocen al presidente senatorial y es su estilo de ejercer liderato. Le ha funcionado y si le funciona, pues nadie puede pretender que cambie el mismo.

González no tiene la más mínima posibilidad de convencer a un senador de algo que no desee Rivera Schatz, y eso es una realidad. Como lo es el que ningún senador del PNP se atrevería a reunirse con la gobernadora sin hacerle saber al líder senatorial primero, por no decir “pedirle permiso”.

Del otro lado, la gobernadora tampoco es “cáscara de coco”, y aunque con estilo un poco distinto, tiene su carácter… también juega pelota dura. Dicen que dos jueyes machos no pueden vivir en la misma isleta… digo, cueva. ¿Habrá una batalla de gladiadores? Eso estará por verse.

El presidente del Senado publicó, hace unos días, un “buenos días” en el que destacaba que “en el Senado, no hay agendas personalistas o políticas contra ningún nominado ¡y muchísimo menos contra la gobernadora!... Yo voté por Jenniffer González para que fuera nuestra gobernadora. Está donde la queríamos la inmensa mayoría de los puertorriqueños, ¡GOBERNANDO!”. Veamos estos hechos. González juramentó el jueves, 2 de enero, y, 14 días después, el Senado cita al designado por González al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, Waldemar Quiles, para una interpelación por la controversia de La Parguera. Aunque es algo que podía atenderse en la vista de confirmación, el Senado decidió interpelar al designado cuando más caliente estaba la cosa.

La mañana del 22 de enero, la gobernadora plantea su intención de levantar una estatua del presidente Donald Trump en el lado sur del Capitolio. Horas más tarde, el líder senatorial dijo: “Me importa un pito la estatua de Donald Trump…Alguna gente quería crear un ‘issue’ porque la gobernadora de Puerto Rico dijo que ella quiere ubicar aquí… en el recinto del Capitolio, mandamos nosotros y nadie más”. El cariño que sale del Senado a la gobernadora es incuestionable, ¿no? Es tan palpable como el cariño que se tenían Jesus Manuel Ortiz y Rafael “Tatito” Hernández. Se respira, se siente, la unidad entre Rivera Schatz y González. “Me importa un pito” es algo de cariño y admiración entre penepés, debemos suponer.

En el caso de la citación de Quiles, sin duda alguna, es una responsabilidad que tiene el Senado, y es lo que se espera por parte del pueblo. Pero debe ser con todos. No sé si hubiese ocurrido con un Héctor Joaquín Sánchez o un Héctor Martínez, si las circusntancias fuesen con ellos. Y no estoy cuestionando a ninguno de los dos, simplemente pensando si en lugar de Quiles, los nombres fueran esos… ¿se hubiese dado una interpelación o proceso similar?

La presidencia senatorial tiene un poder descomunal y Rivera Schatz ya hizo saber que lo va a ejercer sobre el ejecutivo. Según se ha comentado, el matrimonio de mayor poder en la isla, Francisco Domenech (secretario de la Gobernación) y su esposa, Verónica Ferraiuoli (secretaria de Estado), son observados desde el Capitolio.

¿Tiene Domenech un embudo en La Fortaleza aguantando contratos? ¿Se están condicionando cosas a la contratación de alguna firma? ¿Se ha exigido considerables aumentos de sueldos ‘tailor made’ para figuras allegadas? Por el momento, todo son especulaciones, y así hay que tomarlo. También lo es la teoría de que, desde el Senado, están mirando todos los movimientos que se dan en La Fortaleza.

Habrá que ver si la alegada estrategia de la Mansión Ejecutiva, de aguantar destaques solicitados para el Senado, harán que a Rivera Schatz le tiemble una rodilla. Yo lo veo difícil. Como les digo, el presidente senatorial ya ha demostrado que ejercerá su poder sobre el ejecutivo. ¿Ejercerá la gobernadora el suyo sobre el legislativo? ¡Esa es la pregunta!

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