Opinión

Adiós a la Universidad de Puerto Rico

Lea la columna del sociólogo, Emilio Pantojas García.

Metro Puerto Rico
Emilio Pantojas Metro Puerto Rico

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Estipulemos varios hechos de entrada: (1) Desde 1994 la Middle States Commission on Higher Education advirtió que la UPR no debía depender de una porción tan alta de fondos estatales para su funcionamiento. (2) En 1998 el Presidente de la UPR convirtió los colegios regionales en unidades administrativas autónomas. (3) Entre 1994 y 2010 se implantaron un conjunto de políticas administrativas y académicas para convertir a los recintos doctorales de la UPR en centros de investigación académica de calidad mundial. (4) En 2010 la UPR había escalado a 565 en los “rankings” mundiales y contaba con 71,500 estudiantes. (5) La propuesta de reducir el presupuesto de la UPR a $500 millones (cerca de 50%) la hizo Anne Krueger en el informe preparado para la administración de Alejandro García Padilla, fue entonces que comenzaron los recortes a la UPR. (6) La Junta de Control Fiscal ha establecido una política de ajuste estructural del sistema UPR que ha menoscabado su capacidad administrativa y su calidad académica. (7) La inflexibilidad de los universitarios para reestructurar el sistema y negociar acuerdos ha facilitado la estrangulación del sistema UPR. (8) En 2025 la UPR está 1001-1200 en los “rankings” mundiales [por debajo de la Universidad de la Habana y la Universidad Central de Venezuela ambas entre 691-700] y cuenta con 42,000 estudiantes, 29,500 menos que en 2010.

Se me encoge el alma cuando escucho la consigna “once recintos una UPR” junto a la exigencia de la “restauración de la fórmula” de financiamiento del gobierno para la Universidad. La realidad demográfica que ha reducido la matrícula universitaria por 41% desde 2010 y la popularización de la educación a distancia hacen redundante la permanencia de algunos recintos. Si bien cerrar recintos no es “la solución” a la crisis fiscal y administrativa de la UPR, la realidad material confirma que mantenerlos es un costo insostenible.

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El descarrilamiento del proyecto de universidad de investigación articulado en el plan estratégico del sistema UPR “Diez para la década”, “Visión Universidad 2016” en Río Piedras y otros homólogos en varios recintos, no fue hechura de la JCF. La realidad es que desde mucho antes la Universidad se había convertido en un botín de guerra del bipartidismo. Cada vez que había un cambio de gobierno, se registraba un correspondiente cambio de la alta administración universitaria. Esta costumbre fue interrumpida en 1994 cuando un presidente PNP colaboró con un rector PPD de Río Piedras para adelantar el proyecto de universidad de investigación. Esa colaboración académica por encima de líneas partidistas duró hasta 2010, cuando la entonces presidenta de la Junta de Síndicos Ygrí Rivera intervino en asuntos administrativos que no le correspondían e implantó una cuota especial para subsanar recortes presupuestarios debido a la crisis económica y fiscal causada por la recesión criolla de 2006 y la global de 2008. Los recortes en las aportaciones del gobierno desataron un conflicto que terminó por destruir el proyecto académico más importante de la UPR desde la reforma de 1966.

A partir de 2010, el bipartidismo PNPPD retornó a la toma de la Universidad como botín de guerra y la alta gerencia de la Universidad se redujo a nombramientos políticos. Académicos de poco mérito, algunos destituidos por su propio partido por actos anti-éticos como el reparto de becas a amigos y allegados, han sido la norma desde entonces.

Luego de la huelga universitaria de 2017 el PNP ha tratado de lavar la cara de la Universidad nombrando, por ejemplo, un presidente externo al sistema utilizando una firma de “cazar talentos”. No obstante, este mesías académico fue destituido por alegada negligencia en los procesos de acreditación del Recinto de Ciencias Médicas. Ahora se habla de “traer alguien de fuera” nuevamente como fórmula de salvación a la crisis que amenaza con el cierre de programas y eventualmente recintos.

La JCF y el gobierno Trumpista criollo socavan y minan la UPR. Ellos adelantan un proyecto neoliberal según el cual las universidades no son necesarias sino para entrenar mano de obra para el capital. En varias ocasiones la prensa ha citado a Elon Musk diciendo que las universidades no son necesarias. El vicepresidente JD Vance ha dicho que “los profesores son el enemigo”. Esto es, el enemigo de un proyecto neoliberal centrado en la inteligencia artificial que aspira a la sustitución del trabajo humano por robots, computadoras y otros instrumentos y artefactos armados por la inteligencia artificial.

Pensar que la UPR volverá a sus glorias pasadas en la era de la inteligencia artificial donde se está creando un abismo entre países ricos avanzados y países pobres rezagados, es no entender las transformaciones que están ocurriendo en el mundo. Este es el reto que se enfrenta. Adiós a la UPR que conocí y por la que he trabajado arduamente, entramos a la dimensión desconocida de la plutocracia tecnocrática y la mediocridad académica.

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