Opinión

Lo cortés no quita lo valiente

Lee la columna del expresidente del PPD, Jesús Manuel Ortiz.

Una foto del representante Jesús Manuel Ortiz junto a su nombre.
Jesús Manuel Ortiz + columnista

En la política internacional, el respeto y la diplomacia no son meras formalidades, sino pilares fundamentales para la estabilidad global. Lamentablemente, el reciente encuentro entre el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, dejó en evidencia todo lo contrario: una demostración de hostilidad innecesaria, desdén y falta de altura política que debería preocuparnos a todos.

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La crisis en Ucrania es una de las más graves de nuestro tiempo. Millones han sido desplazados, miles han perdido la vida y el equilibrio geopolítico mundial pende de un hilo. En este contexto, se esperaría que un presidente de los Estados Unidos manejara el diálogo con seriedad, empatía y, sobre todo, con el respeto que la situación merece. Pero lo que vimos fue un espectáculo de arrogancia y desprecio.

Tratar a Zelensky con menosprecio y con una vergonzosa hostilidad no solo es un desacierto diplomático, sino una falta de respeto a un país que lucha por su soberanía y supervivencia. Los grandes líderes se distinguen, entre otras cosas, por su capacidad de diálogo, no por su propensión a la humillación pública. La historia nos ha enseñado que las grandes crisis no se resuelven con imposiciones ni con desprecio, sino con negociación y respeto mutuo.

Los asuntos de importancia suprema, como la guerra en Ucrania, exigen seriedad y altura moral. No se trata de defender a un líder sobre otro, sino de reconocer que la diplomacia es la herramienta más poderosa en tiempos de crisis. La falta de cortesía y el irrespeto no son signos de fortaleza, sino de debilidad.

Porque, al final, lo cortés no quita lo valiente. Pero lo hostil sí quita lo honorable.

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