Ocho años después de ser derrocado por un golpe de Estado, el expresidente de Honduras Manuel Zelaya vuelve a acaparar toda la atención internacional.
Pero ahora lo hace como coordinador de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, la nueva formación política que logró un gran respaldo en las elecciones presidenciales del 26 de noviembre y denuncia un supuesto fraude en el conteo de votos.
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Zelaya, sin embargo, en realidad nunca se ha desligado de la actividad política en Honduras. En 2011, cuando volvió del exilio, no regresó a su Partido Liberal sino que creó el Frente Amplio de Resistencia Popular, el brazo político del movimiento social de protesta que surgió tras el golpe de junio de 2009.
En 2012, lo inscribió oficialmente con el nombre de LIBRE, con él como presidente y con su esposa Xiomara Castro como candidata a las elecciones presidenciales de 2013, en las que la formación alcanzó la segunda posición detrás el actual presidente, Juan Orlando Hernández.
Y cuatro años después fue el principal arquitecto de la alianza que enfrentó al presentador de televisión Salvador Nasralla con Hernández y está disputando los resultados oficiales ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y en las calles.
Horas después del anuncio de los resultados finales del conteo de votos por parte del TSE BBC Mundo habló con él sobre sus condiciones para aceptar los datos, los disturbios registrados en las marchas de protesta, su verdadero papel en la Alianza y su relación con Nasralla.
¿Cómo califica el desarrollo de estas elecciones y la polémica con los resultados?
Ya lo esperábamos. Se han cambiado todas las leyes con las que yo goberné, ahora son autoritarias, son verticales, son de imposición y son militares. En Honduras, ha desaparecido totalmente el derecho y el respeto a las garantías constitucionales. Ahora mismo, están levantadas esas garantías para reprimir las protestas (en referencia al toque de queda vigente desde el viernes).
Pero ganamos las elecciones. Y lo hicimos sin un centavo, sin un solo anuncio en las corporaciones televisivas y radiales.
La gente está indignada porque nos están imponiendo un fraude, y no vamos a dejar que se roben esas elecciones. Vamos a luchar en las calles.
¿Qué condiciones exigen al Tribunal Supremo Electoral (TSE) para aceptar los resultados finales que se publicaron este lunes?
Son 11, pero las más importantes seríanla revisión de los servidores y discos duros por los que se cayó el sistema informático y, a cuyo regreso, los datos se habían invertido a favor de Juan Orlando Hernández.
También queremos revisar esas 5.000 urnas que se hicieron llegar por fuera de internet y del sistema, y que fueron las responsables de que comenzáramos a perder las elecciones.
Y por último, queremos chequear las urnas de tres departamentos (Lempira, La Paz e Intibucá) donde el fraude es salvaje, porque los votos registrados son demasiado grandes en comparación con la media del resto del país.
El TSE les acusa de cambiar sus exigencias a cada momento.
Sólo hemos hecho una petición de 11 puntos. Pero como ahora hemos encontrado también errores garrafales en las urnas del primer día de escrutinio, también queremos que se amplíe el recuento y cotejamiento de hasta 12.000 actas y la comparación de las firmas con las de los cuadernillos de votación.
Sus opositores aseguran que solo amplían estas exigencias para no reconocer los resultados.
Pero, ¿cuál es el problema de revisar votos? Si usted ganó y quiere ser transparente, deje que revisen. ¿Por qué quieren ocultar eso?
Así que si el TSE acepta sus condiciones, ¿aceptarán los resultados, sean cuales sean?
No tenemos problema en reconocer el resultado, si ellos son transparentes.
De no acceder, ¿cuál es la próxima acción que se plantea la Alianza de la Oposición?
Nosotros vamos actuando de acuerdo a lo que va diciendo el Estado, que es el que tiene las armas, el poder y la ley.
Según lo que hacen ellos, nosotros respondemos. Ahora no quieren abrir las urnas, pero si las abren, nuestra actitud inmediatamente cambia.
¿Hasta qué escenario se plantean llegar?
Si abren las urnas, nosotros vamos y contamos los votos. Si no las abren, seguiremos peleando para que lo hagan.
¿Una repetición de elecciones entra en sus planes?
(Se mantiene unos segundos en silencio). Nosotros luchamos por lo que planteamos ahora, por los 11 puntos. Eso es lo que estamos reclamando.
¿La Alianza va a presentar impugnación formal de los resultados ante el TSE antes de que acabe el miércoles, dentro de los 10 días posteriores a las elecciones que marca la ley?
(Me pide que le repita la pregunta. Piensa detenidamente su respuesta). El miércoles se vence el plazo para impugnar las elecciones, pero no los resultados. Para ello hay otros 10 días después de que fueran presentados este lunes.
Sea como fuere, ¿tienen intención de impugnar en ese plazo, o no lo harán porque como ya han dicho en repetidas ocasiones, no reconocen el TSE ni confían en su imparcialidad?
Nosotros siempre agotamos el derecho interno, y una vez agotado, recurrimos al derecho internacional. Pero el derecho interno aquí no existe, por lo que no tiene ningún sentido.
No me acaba de contestar. ¿Impugnarán o no? ¿No cree que no hacerlo podría tener repercusiones negativas en sus objetivos?
Siempre apelamos primero al derecho interno, pero sabiendo que no tendrá ninguna respuesta.
Pero la verdad es que eso no lo hemos discutido ni decidido, aunque nuestra conducta siempre ha sido la de usar primero ese derecho y después recurrir al internacional.
¿Cómo ve el papel de los observadores internacionales desplazados a Honduras?
Como observadores que en algunos momentos parece que entendieran lo que está pasando, y en otros momentos se hacen los desentendidos. Podría decir que su papel está siendo débil.
Pero tanto la UE como la OEA dijeron este lunes que veían sus peticiones razonables y respaldaban la revisión de las 5.000 actas.
Eso es bueno. En algunos momentos han sido ausentes… pero eso que dijo es fuerte y positivo.
Llama atención la diferencia de discurso entre Salvador Nasralla y usted respecto a los llamamientos a movilizarse. Se le ve a él mucho más comedido que a usted.
Acuérdese que Salvador es el candidato. Por eso tiene que ser bastante ponderado y cuidadoso, porque ya pasó a una escala de presidente electo de toda una nación.
Yo soy el coordinador de un proyecto político. Mi contacto no es con los círculos de poder, es con el pueblo. Por eso ve diferencia. Yo hablo a la gente, él habla a los círculos de poder.
Hay quienes creen que, con esos llamamientos, están fomentando los actos violentos registrados estos días.
Mis adversarios pueden decir lo que quieren. Más bien, nos hemos quedado cortos. Es mi función. Cuanto más se movilice el pueblo, más capacidades nos da a nosotros de sentarnos con firmeza a buscar salidas y soluciones.
¿No le preocupan los disturbios, saqueos e incluso muertes de estos días?
Nosotros somos un partido político, no aceptamos la violencia y somos pacíficos, pero también somos revolucionarios y queremos cambios en el país. Y los cambios los hacemos dentro del ambiente cívico, pero cuando la gente ve que se vulneran sus derechos, reclama.
Y los pueblos son fuertes. Los pueblos hacen cambios en la sociedad. ¿Quién hizo la revolución francesa, los políticos o la comuna francesa? ¿Quién hizo la revolución cubana? Todas las revoluciones de la humanidad las hacen los pueblos, no les tengan miedo. Es el pueblo el que hace historia.
De hecho, llama a movilizarse incluso dentro del toque de queda a partir de las 18:00h.
El toque de queda es para reprimirnos a nosotros, y nuestro mensaje al gobierno es que no le tenemos miedo. Que proceda, que nos mate, que nos torture, no hay problema.
El toque de queda es absurdo y es una imposición demasiado grosera. Estamos en periodo de elecciones, contando los votos, y ellos van y declaran el estado de sitio en todo Honduras. Es ridículo, absurdo.
Dice que echa de menos pronunciamientos internacionales sobre esto.
¿Qué dice Estados Unidos? ¿La Unión Europea, o la organización de los Estados Americanos? Nada.
Si esto que está pasando de que el pueblo está en la calle protestando y un dictador oprimiendo ocurriera en otro país como Venezuela, ya estarían los marines invadiendo el país.
Pero como el hondureño es un gobierno amigo, de derecha, golpista, entonces Estados Unidos guarda silencio.
En 2009, su intento de buscar una reelección presidencial le valió un golpe de Estado. Ahora, Juan Orlando Hernández se presentó a los comicios por segunda vez. ¿Qué ha cambiado?
Lo de que el golpe fue por la reelección es mentira, es propaganda barata. Estados Unidos planificó ese golpe junto a militares y élite hondureña porque decían que el socialismo de Hugo Chávez estaba avanzando por la región.
Decían que había un avance del Plan Caracas contra la democracia norteamericana y que yo era uno de los peones principales, así que me sacaron.
Había miedo a los cambios que estos gobiernos estaban haciendo en América Latina. Y las clases conservadoras de muchos países no aceptan cambios, y cuando los ven, acuden a las armas.
Ahora, los jueces declararoninaplicables los artículos de la Constitución que impedían la reelección, y se le permitió participar a Hernández. Es de chiste.
¿Y a usted no se le permitiría entonces presentarse como candidato de la Alianza? ¿Por qué se mantiene como coordinador del partido y dejó la competencia por el sillón presidencial a Nasralla?
La reelección es ilegal, digan lo que digan. Yo presenté a los tribunales una propuesta para que me autorizaran a consultar al pueblo sobre su legalización, pero no me lo permitieron. Así que no voy a participar en algo que es ilegal, sería contradictorio.
Le cedí el espacio a la líder de Libre, que es Xiomara Castro (su esposa), y después nos aliamos con el Partido Anticorrupción de Nasralla. Y fue un "boom".
¿Qué es lo que valora de Nasralla?
Nasralla le ha dado alegría a esta campaña, dinamismo, la campaña se volvió una fiesta.
Obtuvimos un éxito extraordinario, y en seis meses derrotamos cien años de bipartidismo.
Que solo destaque de Nasralla esas virtudes, parece dar la razón a quienes dicen que él no tiene más que un papel simbólico y que es usted quien toma las decisiones importantes de la Alianza.
Mi función con Nasralla llega hasta hacerlo ganar. Ya lo hice ganar. Ahora estamos en la lucha por que le entreguen el poder.
Después, sobre las cuestiones del futuro gobierno, él cumplirá los compromisos que tiene con nosotros. Y si no, no hay manera de obligarlo.
¿Tiene dudas de que los vaya a cumplir?
Predecir el futuro no se puede, pero él firmó el compromiso de hacer un gobierno de transición, contra la dictadura. Y en eso estamos.
¿Tienen un plan específico de qué funciones ocuparía cada uno en ese futuro gobierno?
No, no tenemos ese nivel de detalles. El plan es sobre principios, de hacer un gobierno de cambio que va a cambiar leyes con la consulta popular como base. El resto lo iremos viendo.
¿Cuáles serían las principales medidas tomadas por ese gobierno de Alianza, y qué lo diferenciaría de cuando usted fue presidente?
Es difícil comparar, han pasado años y la situación del país es diferente.
Hay cosas que están claras como el hacer una nueva Constitución, basada en un diálogo social con todos los sectores. Establecer la democracia participativa y apoyar reformas estructurales de la sociedad para establecer el derecho.
Y proyectos como traer la comisión contra la corrupción y la impunidad, fortalecer la ley de transparencia para acceder a la información pública… y sobre todo, apoyar el sector social.
¿Dónde se ve de aquí a un año?
No tengo planes tan allá, solo para esta semana: vencer el estado de sitio y buscar cómo sentar a Nasralla en la presidencia.
Acabar con la dictadura, ese es el propósito.
Por último, ¿qué le parece el anuncio de parte de la policía de que no participará a la hora de evitar las marchas en las calles?
Es la primera vez en 57 años que un sector de la policía se rebela contra sus autoridades, ante tanta insatisfacción. Es la primera vez que se une un sector armado a los cambios que Honduras está demandando.
Pero en Honduras no está habiendo un proceso de rebeldía, es un proceso revolucionario del cambio y pacífico, sin armas. Es el principio del fin de la dictadura.