Más de cinco millones de catalanes están llamados a votar este jueves en unas elecciones que pueden marcar el fin de la peor crisis institucional que ha sufrido España en los últimos 36 años.
O abrir un nuevo capítulo de esta historia que mantiene al país en vilo desde hace meses.
El 1 de octubre, miles de ciudadanos intentaron desafiar la prohibición judicial de participar en un referéndum independentista convocado por el gobierno catalán.
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Muchos fueron reprimidos de forma violenta por la policía, lo que generó críticas a nivel internacional.
Desde entonces, el país vive una situación inédita.
El gobierno central recurrió a una figura jurídica nunca antes usada en la historia de España: el artículo 155 de la Constitución, que permitió al presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, destituir al presidente regional, Carles Puigdemont.
El ejecutivo central también disolvió el parlamento catalán, tomó las riendas de la región y convocó nuevas elecciones.
Puigdemont y sus 13 exconsejeros están imputados por un delito de rebelión y dos de ellos se encuentran en prisión preventiva.
El expresidente regional y cuatro exconsejeros han podido evadir la cárcel hasta ahora al trasladarse a Bruselas, corazón de la Unión Europea, para intentar conseguir apoyo internacional.
También presos, acusados de sedición, están los expresidentes de las dos asociaciones independentistas catalanas más relevantes, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural.
El bloque independentista, que denunció una persecución y en un principio se negó a reconocer la validez de los comicios, optó al final por participar en ellos para legitimar su ambición secesionista.
Todos estos factores han hecho de estas elecciones las más inusuales que haya vivido la región. BBC Mundo te explica las claves para entenderlas.
1. Qué se vota
Los electores deberán votar por alguna de las 11 agrupaciones que buscan acceder a los 135 escaños que hay en el parlamento de Cataluña.
La gran mayoría de diputados, 85, saldrán de la provincia de Barcelona, que concentra al 75% de electores. El resto, procederá de las otras tres circunscripciones que conforman Cataluña: Lérida (15), Gerona (17) y Tarragona (18).
Una vez constituida esta cámara, el siguiente paso será elegir al presidente de la Generalitat, es decir, del gobierno catalán.
Si alguno de los partidos obtiene una mayoría absoluta (68 escaños), no tendrá necesidad de pactar, ya que contará con los votos suficientes para aprobar por sí solo al candidato que proponga para la presidencia.
Pero las encuestas insinúan que este escenario es bastante improbable al no dar más de una treintena de diputados a ninguna formación.
Los partidos tendrán entonces que negociar y formar alianzas que pueden incluso dejar fuera del gobierno ala formaciónmás votada.
Así sucedió en 2003 y 2006, cuando tres formaciones de izquierda se unieron en un tripartito que evitó que CiU, la que más escaños tenía, accediera al poder.
2. Las opciones
Al margen de los partidos pequeños, que cuentan con tan pocos simpatizantes que ni siquiera aparecen en las encuestas, existen siete agrupaciones políticas que aspiran a hacerse con el ejecutivo catalán.
Estas se agrupan en dos bloques; el independentista y el constitucionalista.
Los independentistas
Está compuesto por Juntos por Cataluña (JxCat), ERC (siglas en catalán de Izquierda Republicana de Cataluña) y la Candidatura de Unidad Popular (CUP).
JxCat, la antigua CiU, está liderada por Puigdemont e incluye a varios de los exconsejeros de su gobierno. Todos ellos están imputados por un delito de rebelión y uno, Joaquim Forn, está todavía en prisión.
Hasta hace poco era socio de ERC, encabezado por el exvicepresidente catalán, Oriol Junqueras.
Junqueras es el otro exconsejero que aún está en la cárcel, por lo que no ha podido participar de forma activa en la campaña.
Si bien ERC se presenta como una agrupación de izquierda y JxCat se asocia a la derecha, ambas agrupaciones han superado sus diferencias en los últimos años con miras a conseguir un solo objetivo: alcanzar la independencia.
Una meta que comparten con la CUP, cuyo candidato es Carles Riera.
Sin embargo, esta plataforma asamblearia que se autodefine como "una organización nítidamente socialista", no cede sus votos sin plantear exigencias que los otros dos partidos muchas veces han considerado inabarcables.
Las encuestas no le conceden a la CUP más de ocho escaños. Pero esa cantidad, por pequeña que parezca, será codiciada por JxCat y ERC, ya que por sí solos no alcanzarán la mayoría absoluta, según sugieren los sondeos.
Los constitucionalistas
Este bloque está liderado por Ciudadanos, un partido de derecha nacido en Cataluña cuya popularidad ha crecido en los últimos años a nivel nacional precisamente por su oposición al proceso soberanista.
Su candidata a la presidencia, Inés Arrimadas, es una joven andaluza de 36 años criada en Cataluña.
Encarna a los miles de inmigrantes de primera y segunda generación procedentes del resto de España que llegaron en las últimas décadas a la región más industrializada del país en busca de empleo.
Muchos de ellos son contrarios a ver la región en la que viven separarse del país en el que nacieron.
Como Ciudadanos, el Partido Popular (PP), cuyo cabeza de lista es Xavier García Albiol, se opone tanto a la secesión como a la convocatoria de un referéndum independentista.
El PP, formación a la que pertenece Mariano Rajoy, ha perdido mucho apoyo en Cataluña en los últimos años. En las últimas elecciones sólo consiguió 11 escaños frente a los 19 que tenía.
Esta vez, las encuestas apenas le dan media docena, las más optimistas no le otorgan más de 9 y las más pesimistas creen que obtendrá tres diputados.
En cambio el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), encabezado por Miquel Iceta, ganará parlamentarios, según insinúan los sondeos.
El PSC está a favor de la permanencia en España y aprueba la aplicación del artículo 155, aunque existen voces dentro de la agrupación que han defendido en ocasiones la convocatoria de una consulta que permita a los catalanes decidir si quieren independizarse o no.
Una posición que su directiva no ha abrazado de forma abierta y que no concuerda con la de su matriz: el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Pero la fuerza política clave en estas elecciones será Cataluña en Común-Podemos, cuyos integrantes son conocidos como "los comunes".
Esta coalición de izquierdas encabezada por Xavier Domènech incluye a Podemos, el partido que lidera Pablo Iglesias, y a varias plataformas de carácter social como la que encabeza la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Las encuestas calculan que los comunes obtendrán entre seis y 12 escaños, un número pequeño pero que podría inclinar la balanza hacia cualquiera de ambos lados, ya que su posición no está clara.
Los comunes priorizan los problemas sociales antes que la independencia, sobre la cual no se pronuncian como partido, aunque algunos líderes han dado su opinión personal respecto al tema.
Pero sí defienden la celebración de un referéndum pactado.
Su apoyo resultará clave si la CUP no se alinea con JxCat y ERC.
3. Los posibles escenarios
Para entender qué podría suceder a partir de este jueves, BBC Mundo habló con el doctor por la Universidad de Oxford y profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid, Lluís Orriols, y el profesor de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, Marc Sanjaume.
Si ganan los independentistas
La mayoría de encuestas sugieren que el bloque favorable a la secesión obtendrá más escaños, aunque el margen será mínimo.
Un pacto entre JxCat y ERC es previsible, aunque este no bastará para aprobar a su candidato en la primera votación.
Si quieren continuar con el proceso soberanista como hoja de ruta, necesitarán a la CUP, algo que no resultará tan fácil.
"Los bloques no son tan homogéneos como a veces se presentan", advirtió Lluís Orriols, que recordó que la pasada legislatura estuvo "marcada por la búsqueda de la independencia de forma unilateral".
Pero ahora, con sus líderes en prisión o refugiados en el extranjero, ERC y JxCat están "pasando página" y, para el catedrático de la Carlos III, "no se vislumbra que reediten esta vía unilateral y de ruptura con España al margen de la ley".
Marc Sanjaume también opinó que ambas formaciones se plantearán "seguir una estrategia moderada" a partir del 21 de diciembre, ya que la original ha resultado no ser factible porque el gobierno central "tiene una estrategia de no negociar y de utilizar todas las herramientas del Estado contra el movimiento independentista".
Pero abandonar la ofensiva no está en los planes de la CUP.
"Es un partido más radical y va a presionar para que continúen con esa vía [unilateral]", dijo Orriols.
El experto no descartó que los tres partidos lleguen a un acuerdo, pero consideró que el resultado sería una mayoría parlamentaria "débil e inestable".
Además, no está claro quién sería investido presidente.
"Si Puigdemont vuelve, será detenido y si se queda en Bélgica, no podrá ser presidente… Creo que llegaría a ser investido, pero eso duraría dos días y habría un cambio de estrategia", afirmó Sanjaume.
Además, se espera que en estas elecciones, por primera vez, ERC obtenga más votos que JxCat y su líder, Junqueras, ya ha dicho que quiere ser presidente.
Así que los independentistas tendrían que elegir entre un presidente en el exilio y otro en la cárcel, ya que la opción de ceder la presidencia a la CUP, un partido minoritario y radical que reclama la desobediencia al gobierno central, se perfila aún más improbable.
Si ganan los constitucionalistas
Ambos expertos coincidieron en que una victoria de las fuerzas constitucionalistas significaría un bloqueo que, probablemente, acarree unas nuevas elecciones.
"Es un bloque incluso más heterogéneo. Hay partidos marcadamente de derechas, partidos liberales y otros marcadamente de izquierdas", explicó Orriols.
"Más allá de que no estén a favor de una ruptura unilateral con el Estado, hay diferentes sensibilidades en lo ideológico y en cómo se ha gestionado el tema de la independencia".
"Algunos son partidarios de la vía dura contra el independentismo y otros no están de acuerdo con la aplicación del artículo 155 y la anulación de la autonomía", añadió.
Los diputados tienen tres meses desde la constitución del parlamento para elegir un presidente.
Si ningún candidato lo consigue en una primera votación, la cámara celebrará una segunda en la que bastará la mayoría simple (más votos favorables que contrarios) para escoger un mandatario.
Pero al ser la independencia un tema tan polémico, se prevé que el resto de partidos vote en contra en vez de abstenerse.
A diferencia de los independentistas, que son agrupaciones políticas regionales que sólo tienen votantes en Cataluña, los constitucionalistas forman parte de organizaciones de ámbito estatal.
Esto los pone en una situación delicada, ya que algunas declaraciones o acciones pueden despertar simpatías y ayudarles a ganar votos dentro de Cataluña, pero quitarles seguidores en el resto de España. Y viceversa.
Este difícil papel de equilibrista se nota sobre todo en los líderes del PSC y de Cataluña en Común-Podemos, que están teniendo problemas para sumar electores catalanes sin afectar a su vez la imagen de sus partidos estatales en otras regiones del país.
Tercera vía
Si ninguno de los bloques consigue formar gobierno, los partidos podrían intentar establecer alianzas con formaciones del otro bando. Pero para esto sería necesario superar el escollo que supone el independentismo.
Aquí es donde el papel de los comunes sería clave, ya que es el único partido que no rechaza completamente a las fuerzas independentistas.
Orriols cree que los comunes podrían unirse a ERC y JxCat, pero sin "una agenda independentista".
Sanjaume, en cambio, consideró que la coalición se daría entre los comunes, ERC y el PSC.
"Es difícil dejar de lado el tema de la independencia si hay un socio independentista en el gobierno. Pero se puede dejar de lado la estrategia unilateral", sostuvo.
"Esto podría significar que se pusiera más el foco otra vez en el famoso ’derecho a decidir’… Aquí el problema es que el PSOE no acepta el derecho a la autodeterminación. El PSC tampoco, aunque en algunas ocasiones ha estado a favor de una consulta…".
Para Sanjaume, hay un factor importante que podría incentivar a estos tres partidos a limar asperezas: "Hay un elemento superior a estrategias futuras y es recuperar la autonomía de Cataluña. El votante socialista y el de ERC valora que se recupere el autogobierno".
El gobierno central mantendrá el control del Ejecutivo catalán hasta la investidura de un nuevo presidente, cuando dejará de estar vigente el artículo 155, según explicó a BBC Mundo el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Rey Juan Carlos, David Ortega.
Esta podría ser una meta en común que convenza a ERC de aparcar de momento el proceso independentista y al PSC de pactar con un partido secesionista pero de su mismo espectro político: la izquierda. Algo que ya ha hecho en el pasado.
Aunque, para Orriols, las dinámicas de la política a nivel estatal podrían impedirlo: "A nivel nacional, el PSOE va a presionar muchísimo para que no nombre presidente a quien hace unos días estaba saltándose la constitución".
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