Es un monto que supera el Producto Interior Bruto (PIB) de 13 países latinoamericanos.
Es mayor que la suma de toda la riqueza generada en un año por Haití, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Paraguay.
Y se recolectó en menos de tres meses: desde inicios de noviembre de 2017 hasta ahora.
Las autoridades de Arabia Saudita anunciaron la recuperación de US$106.000 millones como consecuencia de una operación policial contra la corrupción de alto nivel que llevó a la detención de 381 personas, incluyendo a empresarios, ministros, exministros y, al menos, 11 príncipes.
En promedio es como si cada día hubieran recuperado más de US$1.170 millones.
Los recursos fueron obtenidos a través de acuerdos entre el gobierno y detenidos, algunos de los cuales habrían admitido su culpa en hechos ilícitos y habrían accedido a devolver al gobierno los fondos mal habidos mediante la entrega de propiedades, efectivo, acciones y otros bienes.
La cruzada anticorrupción fue impulsada por el príncipe Mohammed bin Salman, el actual heredero al trono de Arabia Saudita.
Algunos analistas consideran que la operación le sirvió como un mecanismo para deshacerse de posibles rivales políticos, algo que él ha tachado de ridículo asegurando que muchos de los detenidos ya le habían prometido su lealtad.
Alto perfil
Entre los liberados hasta ahora se incluye al príncipe Alwaleed bin Talal, un multimillonario con inversiones en Apple y Twitter que es considerado uno de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna estimada por la revista Forbes en US$17.000 millones.
También se cuenta Alwalid al Ibrahim, propietario de la cadena de televisión satelital árabe MBC.
Ambos afirman ser inocentes, pero fuentes oficiales sauditas dicen que ellos aceptaron llegar a acuerdos económicos tras admitir haber cometido "violaciones" legales no especificadas.
También recuperó su libertad el príncipe Miteb bin Abdullah, hijo del fallecido rey Abdullah, quien -según aseguran las fuentes- entregó a las autoridades más de US$1.000 millones en bienes.
Citando normas de protección de privacidad, las autoridades sauditas no revelaron los nombres de todos los detenidos ni de los liberados y, además, aclararon que algunos de ellos fueron retenidos como testigos no como imputados.
A través de un comunicado, este martes el fiscal general de Arabia Saudita, jeque Saud al Mojeb, informó que solo permanecen bajo custodia 56 de las 381 personas detenidas originalmente.
Aseguró que con algunas de ellas se había negado a llegar a un acuerdo debido a que "aún estaban pendientes de otras investigaciones penales o con el fin de proseguir el proceso de investigación".
La semana pasada, el ministro de Finanzas, Mohammed al Jadaan, anunció que los fondos recuperados a través de los acuerdos financieros se usarán para financiar un programa por US$13.300 millones para ayudar a los ciudadanos sauditas a hacer frente al creciente costo de la vida.
Jaula de oro
Si los detenidos durante la operación anticorrupción saudita eran personalidades de alto perfil en el reino, no lo fue menos el lugar de reclusión que les asignaron: el hotel Ritz-Carlton de Riad.
Esta edificación cinco estrellas, en la que en mayo de 2017 se alojó el presidente estadounidense Donald Trump y su comitiva durante su primera visita a Arabia Saudita, se convirtió en la prisión más lujosa del mundo.
El complejo hotelero, con seis años de existencia, tiene 492 habitaciones y ocupa un terreno de más de 200.000 metros cuadrados.
Sin embargo, tras el inicio de la operación policial, imágenes divulgadas por redes sociales mostraban lo que parecía ser el salón B del hotel, una sala de banquetes con capacidad para albergar a unas 2.000 personas, con colchonetas y mantas de colores en el suelo.
Durante la operación, los turistas que se alojaban en el Ritz-Carlton fueron trasladados a otros hoteles de la ciudad, pero ahora al parecer las cosas retornarán a la normalidad.
El hotel ha comenzado a recibir nuevas reservaciones a partir del próximo 14 de febrero. La tarifa más económica es de US$2.489 por noche.