El problema cada vez mayor de los atentados de extremistas de derecha en Reino Unido se ha visto recientemente resaltado por dos casos de alto perfil.
Primero Darren Osborne fue sentenciado a un mínimo de 43 años de prisión al ser hallado culpable de haber arrollado a un grupo de musulmanes cerca de una mezquita de Londres, matando a uno e hiriendo a nueve.
En el segundo caso, el supremacista blanco Ethan Stables fue encontrado culpable de planear atacar con un machete un evento de orgullo gay en un pub en Barrow, Cumbria.
Ataques similares a manos de lo que se conoce como "lobos solitarios" han sido una característica persistente de la extrema derecha por muchos años.
Y los que actúan solos a menudo son vistos como difíciles de identificar por las autoridades.
Nuestra investigación sugiere que, por lo general, los actores solitarios se sienten parte de un movimiento más amplio, por lo que a veces asisten a actividades grupales como manifestaciones o hacen búsquedas por internet.
Pero a menudo no están claramente conectados con grupos más grandes que pudieran estar siendo vigilados.
Y si además planean usar como armas objetos cotidianos, como cuchillos o vehículos, se hace todavía más difícil que caigan en las trampas colocadas por las autoridades para tratar de identificarlos antes de que ataquen.
Sin embargo, eso no significa que esos "lobos solitarios" no ofrezcan pistas de sus intenciones: a menudo incurren en comportamientos y acciones que pueden delatarlos.
Es significativo que tanto Osborne como Stables hablaron públicamente de sus intenciones. Y muchos de estos atacantes solitarios son bastante menos reservados de lo que podría esperarse.
Un proyecto liderado por el Real Instituto de Servicios Unidos (Royal United Services Institute, un centro de pensamiento para temas de defensa y seguridad basado en Londres), examinó las "filtraciones" de intenciones en 120 casos de ataques solitarios entre 2000 y 20014.
Y encontró que los individuos habían expuesto información sobre sus planes en aproximadamente la mitad de los casos.
En el juicio a Osborne, se reveló que le había dicho a un soldado en un bar: "Voy a matar a todos los musulmanes. Todos los musulmanes son terroristas. Todas sus familias van a convertirse en musulmanas. Voy a tomar cartas en el asunto".
Mientras que Stables fue capturado antes de actuar porque había decidido anunciarle al mundo vía Facebook que planeaba realizar un ataque, escribiendo en un chat grupal: "Esta noche voy a la guerra".
Este tipo de filtración fue bastante común tanto entre los extremistas de derecha como entre los islamistas violentos que investigamos.
Y entre los perpetradores de extrema derecha, la mayoría de las filtraciones se produjo online, como en el caso de Stables.
Las razones para esto son difíciles de discernir, pero pueden estar vinculadas al hecho de que la mayoría de estos individuos habían tenido vidas más bien aisladas.
Dado el relativo anonimato que uno puede conseguir en internet, la gente puede vivir sus fantasías a través de sus perfiles virtuales para compensar por sus vidas poco satisfactorias en el mundo real.
En contraste, encontramos que entre los extremistas islámicos las filtraciones por lo general se producían con amigos o familiares.
Problemas mentales
También resultó que en aproximadamente un tercio de los ataques de lobos solitarios examinados por nuestro estudio -que incluyeron tanto a extremistas de derecha como islamistas violentos- había signos potenciales de problemas mentales.
La pareja de Osborne lo describió como "un solitario y un alcohólico funcional" con un "temperamento imprevisible".
Stables dijo que su madre le había pedido abandonar la casa por causa de sus problemas mentales y el juez ordenó nuevos exámenes psiquiátricos para decidir si enviarlo a prisión o a un hospital.
Thomas Mair, el asesino de la diputada Jo Cox, también era un solitario descrito como alguien con problemas mentales.
De la misma forma, el extremista islámico Nicholas Roddis, quien dejó una bomba falsa en un autobús, fue descrito en su juicio como "fantasioso" y el juez también destacó su "inmadurez y aislamiento".
Mientras que el converso al islam Nicky Reilly, quien trató de hacer estallar un restaurante con una bomba de clavos y murió en prisión, tenía síndrome de Asperger y dificultades de aprendizaje.
Claramente solo una pequeña minoría de gente con este tipo de problemas alguna vez tratará de perpetrar un acto terrorista, pero mayor conciencia puede ayudar a identificar a algunos potenciales autores antes de que ataquen.
Y trabajadores de la salud y policía están actualmente trabajando en un proyecto de alcance nacional para ayudar a identificar a personas vinculadas a programas de contraterrorismo que necesitan tratamiento por problemas mentales.
Un hilo en común
Nada de esto revela una imagen particularmente sofisticada de los planes o redes violentas, especialmente en la extrema derecha.
Antes bien, apunta a individuos aislados actuando impulsados por una ideología extrema, y ese a menudo ha sido el caso.
Más preocupante para Reino Unido es el surgimiento de una extrema derecha cada vez más organizada, como el recientemente ilegalizado grupo neonazi Acción Nacional.
En Europa continental, este no es un problema nuevo. Y el caso de la Clandestinidad Nacional Socialista de Alemania -acusada del asesinato de 10 personas- es sólo un ejemplo.
La ideología de la extrema derecha es variada y diversa, pero algunos hilos comunes pueden encontrarse por el continente.
A menudo se destaca la "pureza" racial, así como la convicción de que el mundo es controlado por élites poderosas, que incluyen a marxistas, liberales y judíos.
Y algunas minorías son acusadas de representar una amenaza para la sociedad y cultura europeas.
Estas ideas se vieron reflejadas en la selección de los blancos y por los detalles surgidos en los juicios de Osborne y Stables.
En el estrado, Osborne declaró que quería matar al alcalde de Londres, Sadiq Khan, o al líder laborista Jeremy Corbyn.
Y después de su ataque contra los musulmanes de la mezquita de Finsbury Park se lo escuchó decir: "Hice mi parte".
Mientras que el plan de Stables de atacar una actividad gay refleja su deseo de combatir lo que consideraba una cultura homosexual "impura".
Como individuos aislados, ambos hombres pueden ser considerados típicos de la mayoría de los terroristas de extrema derecha en Reino Unido.
Pero la existencia continuada de ese tipo de gente -a menudo alimentada por la ideología de una extrema derecha más organizada o por las creencias xenófobas de una ruidosa minoría- tiene un efecto dañino para nuestra sociedad, pues causa fricciones entre comunidades y rasga el tejido social.
Sus acciones no solamente lastiman a las víctimas directas de los ataques, también pueden impulsar a otros extremistas de derecha así como a islamistas violentos, quienes utilizan una supuesta división social para justificar sus acciones.
Lo fácil es desestimar a Osborne y Stables como unos patéticos perdedores enojados con la sociedad.
Pero representan una tendencia más amplia con preocupantes ramificaciones potenciales para Reino Unido.
Sobre este artículo
Este análisis fue encargado por la BBC a los expertos del Real Instituto de Servicios Unidos, un centro de pensamiento para temas de defensa y seguridad basado en Londres y editado por Duncan Walker.
Raffaello Pantucci es su director de estudios en seguridad internacional y el Dr Mohammed Elshimi es un analista e investigador en su equipo de seguridad y resilencia nacional.
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