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El país en el que los niños le tienen miedo a las elecciones

El pasado 16 de febrero, un mes antes de las elecciones presidenciales en Sierra Leona, Mabinty Kamara, de 14 años, desapareció sin dejar rastro mientras jugaba en las afueras de su casa ubicada en Freetown, la capital del país.

Mabinty estaba bajo el cuidado de su hermana mayor, Alimatu, quien poco después del mediodía comenzó a buscar a la niña después de que no regresara de un encargo que ella le había pedido: llevar un balde de agua para cocinar el almuerzo.

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En el pozo donde se conseguía el agua, los vecinos que estaban allí le dijeron que no habían visto a Mabinty. La hermana esperó un poco más y hacia el final de la tarde decidió ir a la policía.

"Un agente me dijo que me fuera a casa y que ellos me llamarían si la encontraban. No pude dormir esa noche. Ella no era de quedarse en la calle. Estaba muy preocupada", le contó Alimatu a la BBC.

Durante cinco días, Alimatu buscó a su hermana por todos los rincones de Freetown.

Al quinto día recibió una llamada desde un sector conocido como Waterloo. Era un hombre que le dijo que habían encontrado el cuerpo sin vida de la pequeña.

El hallazgo había sido una auténtica escena de terror: el cadáver de Mabinty yacía detrás de un edificio del Ministerio de Educación, con el mismo vestido que tenía el día de su desaparición, y la parte inferior de su pierna derecha había sido amputada a la altura de la rodilla.

Pero fue peor cuando le practicaron la autopsia. El único patólogo de Sierra Leona, Owiss Koroma, afirmó que no sólo le habían arrancado la pierna, sino que la lengua, los ovarios, los intestinos y la vagina también habían sido retirados.

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Es sabido que en Sierra Leona esas partes del cuerpo pueden ser usadas en rituales de magia negra, en los que se utilizan órganos de gente joven porque se los considera más poderosos y saludables que los de un adulto.

"La gente usa esas partes del cuerpo humano para ganar fama, riqueza o simplemente poder", explicó el vocero de la policía de Sierra Leona, Ibrahim Samura.

"Por ejemplo, se cree que los pedazos de lengua sirven para que las personas hablen bien", dijo.

¿Ritual político?

Pero lo peor es que los clientes de quienes practican estos rituales -conocidos como jujus- son con frecuencia los políticos, que buscan ganar un caudal electoral que los lleve al poder.

"Algunas veces, los clientes de los jujus se comen algunas de esas partes", señaló Samura.

La policía considera que los casos de asesinatos para este tipo de rituales en Sierra Leona son comunes, incluso cuando no hay elecciones. Se han registrado tres casos en los últimos seis meses.

El primero fue el de una niña de 10 años, a la que le mutilaron las orejas, el brazo izquierdo y parte de su vagina. La siguiente víctima fue Mabinty y la más reciente fue hallada el pasado 15 de marzo, pocos días antes de las elecciones: un niño de 4 años que apareció desmembrado.

Y las autoridades también aceptan que ha habido un aumento de reportes de niños perdidos. No dan una cifra concreta, por lo que han lanzado una campaña nacional para evitar más desapariciones.

"Usamos las estaciones radiales que están en todo el país para alertar a los padres acerca de la tendencia criminal relacionada con la desaparición de menores", señaló Samura.

El mensaje parece estar teniendo efecto.

BBC Este era el barrio donde vivía Mabinty en Sierra Leona.

La semana anterior, una menor le contó a la BBC que ella ahora está asustada de caminar los cuatro kilómetros que separan su casa de la escuela.

Y los padres señalaron que están pendientes y le advirtieron a sus hijos que fueran particularmente cautelosos, además de que no aceptaran regalos o dulces de extraños.

Pero los rumores pueden salirse de control.

Hace poco fueron hallados dos menores muertos en la parte trasera de un vehículo. Los medios señalaron que los niños habían sido víctimas de "rituales caníbales" provocados por "políticos malignos" en temporada electoral.

Pero Koroma dejó en claro que los menores habían muerto por envenenamiento con el dióxido de carbono que salía del carro. Nada que ver con rituales de muerte.

Riesgos

La población con mayores riesgos son los niños que están en la calle.

Jorge Crisfulli, director de la organización de bienestar infantil Don Bosco, dijo que entre 20 y 25 niños de la calle se han acercado a personal de la organización en los últimos días en busca de refugio.

Uno de ellos, Abdul, de 12 años, le contó a la BBC que había escapado de uno de esos rituales violentos después de subirse al techo de una casa en busca de un balón de fútbol.

Las personas que estaban en la casa comenzaron a golpearlo. Durante varios días lo mantuvieron dentro de la vivienda y allí fue donde escuchó una conversación sobre este tema.

"Uno de los que estaba allí dijo que me mataran, me sacaran las partes que querían y pusieran el resto en bolsas plásticas", dijo Abdul.

Esa misma tarde logró escapar y fue hasta la policía para denunciar a los hombres.

Estudios

Para la antropóloga de la Universidad de Chicago, Adia Benton, quien ha estudiando la situación Sierra Leona por años, es cierto que estos rituales -o al menos los rumores sobre estos rituales- "aumentan por los días de las eleccioneso en tiempos de luchas por el poder".

Benton recordó haber escuchado las mismas historias durante las elecciones en 2007. Las víctimas por entonces también fueron niños.

Ahora, el caso más conocido en el país involucró a un adulto y no tiene relación con un período de elecciones.

En 2015 el conocido músico DJ Clef fue invitado a tocar a la casa de un personaje famoso del país, el herbólogo Baimba Moy Foray.

DJ Clef fue hallado muerto sin sus genitales, dedos y nariz.

Y aunque es raro las condenas en este tipo de casos, tanto Moray como un cómplice fueron sentenciados a la horca por este caso, aunque su pena fue luego cambiada a cadena perpetua.

Hasta ahora nadie ha sido acusado del crimen de Mabinty. Más de 30 sospechosos fueron interrogados, incluida su hermana Alimatu, pero fueron descartados por la policía.

"Todos los días tengo que ir a la policía para firmar una planilla", dijo Alimatu. "Yo ahora no tengo fuerzas para nada. Pienso en ella y me da mucha tristeza. Sólo Dios sabe lo que pasó", agregó.

Sin embargo, lo que ella más desea es que los sospechosos interrogados hayan dado información que conduzca a encontrar al culpable de estos crímenes, para evitar que sea otro homicidio relacionado con los rituales que queda sin resolver.


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