Hasta Alemania cayó.
La protagonista de la famosa frase de Gary Lineker en la que dijo que el "fútbol es un deporte en el que juegan once contra once pero que siempre gana Alemania" no pudo evitar ser una nueva víctima de la maldición que viene afectando al campeón del mundo en el siglo XXI.
Los ganadores en Brasil 2014 perdieron sorpresivamente contra Corea del Sur quedando de última en el Grupo F del Mundial de Rusia 2018 con solo una victoria en sus tres partidos, la conseguida frente a Suecia en el minuto 95.
En los primeros 70 años de los Mundiales, solo hubo dos campeones que fueron eliminados en primera ronda en la siguiente Copa del Mundo.
Italia en 1950, cuando tuvo que esperar 12 años para defender su corona, y Brasil en 1966, cuando la Canarinha finalizó detrás de Portugal y Hungría en el Grupo 3 del Mundial de Inglaterra.
Pero con el cambio de siglo apareció la maldición que ha afectado a cuatro de las cinco selecciones que han llegado como campeones a un mundial.
El primero en caer fue Francia, que tras perder contra Senegal el partido inaugural en el Mundial de Japón y Corea del Sur en 2002, no pudo superar un grupo en el que se clasificaron el conjunto africano y Dinamarca.
La historia se repitió en 2010, cuando Italia, campeón cuatro años antes tras vencer a Francia en la final del Mundial de Alemania, no pudo pasar del empate contra Paraguay y Nueva Zelanda y perdió frente a Eslovaquia, despidiéndose de Sudáfrica a la primeras de cambio.
Cuatro años después la víctima fue España, que después de ganar dos Eurocopa y el Mundial de Sudáfrica con el famoso gol de Iniesta, fue goleada por Holanda en su primer partido en Brasil 2014 y fue superada claramente frente a Chile.
Esas dos derrotas enviaron a España de vuelta a casa antes de que finalizara la fase de grupos.
Y ahora ocurre otra vez, con Alemania perdiendo su primer partido frente a México y este miércoles ante Corea del Sur.
La otra maldición
Pero si la eliminación de Alemania en primera ronda fue una sorpresa, no lo fue el hecho que no pudiera retener su título de campeón.
No solo porque en la historia solamente lo han conseguido dos países -Italia en 1934 y 1938 y Brasil en 1958 y 1962- sino también por la presencia de otra maldición vigente en el fútbol.
Es la que afecta al campeón de la Copa Confederaciones, el torneo que se viene jugando un año antes del Mundial entre las selecciones campeonas de cada una de las seis regiones que integran la FIFA.
Desde que se instauró este torneo en 1992 como Copa Rey Fahd, y en su posterior versión como Copa Confederaciones a partir de 1997, ningún campeón ha podido ganar el Mundial que le seguía.
No lo pudo hacer ni Argentina, ni Dinamarca, ni Francia, ni Brasil, ni México, como tampoco lo hizo esta vez Alemania, que hace un año sentenció su destino cuando le ganó la final de la Copa Confederaciones a Chile.
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