Se ha dicho mil veces que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es "populista". Pero, ¿es posible compararlo con líderes que fueron calificados del mismo modo en América Latina?
Steven Levitsky, profesor de gobierno en la Universidad de Harvard, ve similitudes entre Trump y los expresidentes Hugo Chávez (Venezuela), Alberto Fujimori (Perú) o Juan Perón (Argentina).
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Para comenzar, todos ellos desarrollaron un estilo personalista que movilizó a la gente común contra la élite en el poder, señala Levitsky, que ha investigado los problemas de las democracias latinoamericanas.
- ¿Qué significa exactamente el término populismo, que se usa tanto para describir a Donald Trump como al fallecido Hugo Chávez?
- ¿Por qué el populismo está en auge en Estados Unidos y Europa?
Pero advierte que hay una diferencia crucial en las bases de apoyo.
"En América Latina los populistas apelan básicamente a todos los pobres. Trump no puede hacer eso y apela a la gente común blanca", explica en entrevista con BBC Mundo.
Según Levitsky, esto pone un "techo" al crecimiento electoral de Trump, que nunca alcanzará los niveles de apoyo que tuvieron líderes latinoamericanos.
Lo que sigue es una síntesis del diálogo telefónico con este experto que es coautor con Daniel Ziblatt del libro How Democracies Die ("Cómo mueren las democracias") publicado este año:
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¿Qué reflexión hace de la polémica de esta semana por la conferencia de prensa de Trump junto al presidente ruso Vladimir Putin, donde planteó dudas sobre los informes de inteligencia de EE.UU. que afirman que Moscú intervino en las elecciones de 2016?
Hubo una reacción más fuerte que lo normal. Lo normal en los últimos meses ha sido que Trump hace algo escandaloso, los demócratas y medios más independientes lo denuncian y los republicanos lo apoyan. En este caso cruzó una línea importante y su comportamiento en Finlandia fue duramente criticado por muchos republicanos. Por eso intentó dar una marcha atrás.
Pero aunque Trump haya hecho algo descripto como traición por el exdirector de la CIA, que no es ningún izquierdista, el Partido Republicano sigue más o menos aliado con Trump. Es preocupante. La clave es el Partido Republicano: mostró algunas señales de distanciarse de Trump, pero lo más probable es que mañana siga apoyando al presidente. Eso sugiere que estamos en una zona de alto riesgo.
¿Cree que la democracia de Estados Unidos está en riesgo?
La democracia estadounidense es sólida, es dura de matar. Es vieja, con una sociedad civil y un Estado de derecho muy fuertes, instituciones muy fuertes. No es Venezuela, no es Polonia. La democracia no está a punto de morir.
Muchos estadounidenses, y me incluyo, por muchos años dimos por sentada la democracia de Estados Unidos. Pensábamos que los políticos podrían hacer cualquier cosa y sería imposible que hicieran un daño serio a la democracia.
Ziblatt y yo creemos que es hora de reconocer que no es invulnerable. Que hay señales preocupantes. Tenemos que tomar en serio la protección de la democracia.
¿Es Trump el problema?
El problema es la polarización que dio luz a la presidencia de Trump, cuyo efecto es que el 40% de la población esté dispuesto a aceptar ataques contra los medios, mentiras, comportamientos completamente antidemocráticos. Eso tiene causas más profundas que Trump.
La democracia (de Estados Unidos) no está a punto de morir, pero hay señales preocupantes que si no empezamos a tomarlas en serio pueden terminal muy mal.
¿Como cuáles?
Primero, que por primera vez en más de un siglo elegimos un presidente que no tiene ninguna experiencia en gobierno y ha demostrado no tener conocimiento ni compromiso con las normas básicas de la Constitución. Elegimos un demagogo que ha demostrado tendencias antidemocráticas por mucho tiempo.
Otra señal es el nivel de polarización. Hay encuestas que muestran que un creciente porcentaje de la población, sobre todo republicano, está dispuesto a apoyar o tolerar medidas como leyes que permitan que el gobierno castigue medios que publican información falsa. Un gran porcentaje del electorado, sobre todo republicanos, creen que hay fraude en las elecciones.
¿Pero para que haya una polarización tan fuerte no hay también una responsabilidad de la oposición, en este caso el Partido Demócrata?
Según nuestro análisis, los orígenes vienen del Partido Republicano a partir de los años ’90. Y si miras por ejemplo el comportamiento en el Congreso del Partido Republicano, el giro hacia los extremos ha sido mucho más fuerte.
Otra señal preocupante es la violación de normas básicas de la democracia que hemos visto en los últimos años. Es cierto que los demócratas están ahora considerando respuestas que también violan las normas. Hay una discusión en el Partido Demócrata sobre qué pasaría si ganan la mayoría en el Senado, si ellos harían lo mismo con Trump y bloquean cualquier esfuerzo para llenar una vacante en la Corte Suprema, como hicieron los republicanos con Obama. Eso sería un paso hacia una escalada.
Se ha hablado mucho del "populismo" de Trump. ¿Es comparable con algún tipo de populismo latinoamericano?
Sí, yo lo llamaría populista. Es muy personalista y su discurso moviliza de una manera muy extrainstitucional a la gente común en contra de la élite, del establishment. Eso lo ha hecho Trump y lo han hecho Fujimori, Perón, Chávez y otros.
Los populistas suelen generar crisis constitucionales, entrar en conflicto con los otros poderes del Estado: el Poder Judicial y el Congreso, como vimos en casi todos los casos de populistas exitosos en América Latina. Hemos visto señales de eso en Estados Unidos, la diferencia siendo que las instituciones son mucho más fuertes.
Pero Trump es diferente a la mayoría de los populistas latinoamericanos en un sentido: su base es distinta. Hay un elemento racial y un elemento más excluyente en el trumpismo comparado con el chavismo o el peronismo.
En América Latina los populistas apelan básicamente a todos los pobres. Trump no puede hacer eso y apela a la gente común blanca. Es mucho menos inclusivo que el populismo de Evo Morales o de Chávez. Por eso tiene su techo: es súper difícil que Trump llegue a 50% del electorado. Jamás podrá llegar al 80% o 70% que llegaron Fujimori, Evo Morales o Chávez. Es mucho más limitado en ese sentido.
¿Hay alguna lección particular que EE.UU. pueda tomar de lo que pasó con los populismos en América Latina?
He estado pensando en esta pregunta hace mucho tiempo y la verdad es que no sé. Defenderse contra los populismos es muy difícil. Sobre todo la clave es evitar que se elijan la primera vez.
El populismo casi siempre surge de una gran brecha entre la élite y la masa, cuando una parte del electorado siente que la clase política ha dejado de representarlo y está ignorando las demandas de la gente. Eso ha ocurrido en Estados Unidos en el caso de la inmigración y el libre comercio, la globalización.
¿Y qué puede aprender América Latina de lo que está pasando en EE.UU. ahora?
Estados Unidos suele pensar que está vendiendo modelos positivos de la democracia a América Latina. Ahora sí puede dar algunas lecciones o modelos negativos: cosas que no se deben hacer.
No se deben elegir outsiders, gente que no tiene experiencia en la política y viene por fuera de los partidos. Estados Unidos ha mostrado los costos de elegir outsiders.
También está demostrando los costos de la polarización. Los chilenos aprendieron esto en los años ’70, los brasileños en los ’60, los venezolanos en los ’40 y desde luego en los años 2000. Pero Estados Unidos está demostrado al mundo que la democracia presidencialista no puede funcionar bien en contexto de alta polarización partidaria y los demócratas de América Latina deberían fijarse en esto para no repetir los mismos errores que estamos cometiendo los norteamericanos.
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