Venezuela vive sumida en la incertidumbre en los primeros días de la nueva moneda del país.
El bolívar soberano, cuya circulación el gobierno oficializó este lunes, nace con la finalidad declarada de detener la hiperinflación, la subida descontrolada de los precios que ahoga día a día a los venezolanos.
El FMI ha estimado que la inflación cerrará el año por encima de 1.000.000%
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En el primer día laborable desde su entrada en vigor la actividad comercial en las calles de Caracas y otros lugares del país sigue siendo escasa, igual que en los últimos días.
Muchos comercios evitan abrir ante la falta de información sobre el funcionamiento de la nueva divisa y el temor a que usarla prematuramente les cause un perjuicio del que tendrían difícil recuperarse.
Filas de gente para sacar dinero
Donde sí hay una actividad frenética es en los bancos, en los que los cajeros comienzan a dispensar con cuentagotas los nuevos billetes.
En una de las sucursales del Banco Provincial, uno de los principales del país, en el caraqueño municipio de Chacao, decenas de personas hacen cola horas antes de que abra sus puertas.
Buscan el nuevo bolívar soberano. Pocos son todavía los afortunados que han tenido en sus manos uno de los nuevos billetes.
Pronto se encuentran con la primera sorpresa.
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"Solo están dando un billete de 10 por persona y con eso no puedo pagar ni una taza de café", cuenta Edgar Ibarra, enfermero, mientras aguarda paciente su turno.
A las 8:30 la oficina abre al público. Los caraqueños allí reunidos se arremolinan en torno a la empleada que a viva voz explica cuáles son los nuevos límites diarios para retirar efectivo.
Se afana por responder con su mejor sonrisa al aluvión de preguntas de los clientes desorientados.
En Venezuela, el efectivo escasea y, aunque uno tenga suficiente dinero en su cuenta, a diario se encuentra con grandes dificultades para sacarlo del banco o hacer pagos con tarjeta.
Freno a la hiperinflación
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, asegura que el nuevo bolívar, que tiene un valor nominal de cinco ceros menos que el anterior, al que la hiperinflación había hecho ya totalmente inservible, servirá para detener la escalada de los precios.
El gobierno la achaca a lo que llama la "guerra económica", la acción de "oligarcas" y especuladores que operan desde Estados Unidos, Colombia y otros países a los que ve como enemigos de la revolución bolivariana fundada por Hugo Chávez.
La oposición y los economistas de tendencia liberal sostienen que el programa de recuperación decretado por Maduro, del que el bolívar soberano es la propuesta estrella, será contraproducente y agravará el problema de la hiperinflación.
En la cola del Provincial, la gente no parece mostrar mucho interés en ese debate.
Se conforman con que les dejen retirar algo de su dinero.
Allí, la estudiante de 17 años Yorlen Torres explica que ella ya ha tomado una decisión ante la situación del país.
"No hay futuro aquí. En cuanto pueda me iré".
Tiene familiares en Perú con los que espera poder reunirse, a pesar de que el gobierno peruano anunció recientemente que endurecerá las condiciones de entrada para los migrantes venezolanos.
Mercados menos concurridos
Una buena muestra de que Venezuela y su nueva moneda aún no terminaron de arrancar está en el mercado de San Martín.
Habitualmente uno de los puntos de abastecimiento más concurridos, este martes muestra una inusual estampa solitaria y la mayoría de sus puestos de fruta, verdura y otros víveres están cerrados.
Los comerciantes dicen que la gente hizo acopio de todo lo que pudo antes de que comenzara a funcionar la nueva moneda y que llevará todavía algunos días recuperar la normalidad.
En el popular barrio de La Quebradita, el matrimonio de pensionistas formado por Petra Bravo y su marido Juan pasan en casa las horas de una transición económica que tiene todos los visos de ser decisiva para su país, pero que, lamentan, nadie les ha explicado bien.
Se quejan de que el precio de artículos esenciales, como el pollo, no deja de subir
Este fin de semana costaba ya 6 millones de los antiguos bolívares.
Es el equivalente a un dólar en el mercado paralelo de cambio de divisas, el que la mayoría toma como referencia.
También el equivalente a dos salarios mínimos de un trabajador venezolano.
Otro de los problemas que dificultan el día a día de personas mayores como Petra y Juan es el deterioro de los servicios de transporte público, también seriamente afectados por la crisis.
"Nosotros cada vez vamos menos al mercado porque hay que ir y volver a pie", lamenta Juan.
Petra me muestra su despensa: "Esto antes estaba siempre lleno".
Venezuela tiene ya una nueva moneda.
La dura rutina de los últimos tiempos para sus habitantes no parece haber cambiado.
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