Parecía otra tarde de mala racha y desánimo para el talentoso y controvertido tenista Nick Kyrgios.
El australiano, de 23 años, casi arrastraba la raqueta este miércoles en su partido de la segunda ronda del Abierto de Estados Unidos frente al francés Pierre-Hugues Herbert.
Ya había perdido un set e iba 2-0 en el segundo. Y no parecía muy empeñado en cambiar el rumbo del encuentro.
Cuando su contrincante hizo un saque, apenas intentó devolverlo, se movía desganado y se sentó desconsolado en su silla mientras el público se deshacía en abucheos.
No era la primera vez que se dejaba ganar, cosa que está prohibida en el tenis. De hecho, ya fue sancionado por hacerlo en una ocasión.
Fue entonces cuando las cámaras grabaron a un hombre que se le acercaba.
"Quiero ayudarte. Eres genial para el tenis. Sé que este no eres tú…", se lo oyó decir, paternalmente, mientras se inclinaba hacia el jugador.
https://twitter.com/BenRothenberg/status/1035227611776147457
Poco después, el australiano resurgió como Ave Fénix de las cenizas del desánimo.
Ganó finalmente el segundo set 7-6 y apaleó al francés por 6-3 y 6-0, lo que lo pone en tercera ronda contra el suizo Roger Federer.
La polémica
Y el partido hubiera quedado ahí si no fuera por un detalle: el protagonista del inspirador discurso fue nada más y nada menos que el juez sueco Mohamed Lahyani, que arbitraba el partido.
Por eso, no tardaron en llegar los comentarios y las críticas en las redes sociales, algunas incluso de jugadores actuales, como el propio Federer, que cuestionó que el juez se levantara de su silla para ir hasta donde estaba el jugador..
Y, como era de esperarse, las mayores diatribas vinieron de Herbert, el francés que luego se enteraría por la televisión de lo que le había dicho a su contrincante el árbitro que supervisaba el torneo.
"Antes que nada, estoy enfadado conmigo porque debería haber ganado el segundo set. Nunca sabes qué hubiera pasado si Mohamed no hubiera bajado de la silla y hubiera hablado con él", afirmó.
"Podía haberle hablado desde la silla. No necesitaba decirle las palabras que dijo en el video. Creo que este no era su trabajo. No creo que tenga que bajar y tomar el puesto de un entrenador (…). No creo que esto sea apropiado que un árbitro baje y diga ’Quiero ayudarte’ ", agregó.
A tal punto llegó el revuelo que los organizadores del Abierto de Estados Unidos publicaron un comunicado en el que explicaron que el árbitro había bajado hasta donde estaba el jugador para preguntarle si necesitaba asistencia médica y que si continuaba demostrando falta de interés "tomaría acciones".
Alegaron, además, que había ido hasta allí porque el ruido que había en la cancha le impedía comunicarse apropiadamente con el jugador.
Brian Earley, otro de los árbitros que supervisaba el partido, publicó un comunicado en el que apoyaba a su colega y repetía que el ruido del lugar fue el que llevó a Lahyani a la silla de Kyrgios.
El tenista australiano, por su parte, desestimó que la conversación con el árbitro "hubiera sido un estímulo y que "realmente no lo estaba escuchando" cuando le habló.
"No me ayudó para nada. Me dijo que no daba buena imagen para el deporte, yo lo sabía. No me ayudó para nada", alegó.