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China: qué son y para qué sirven las "entradas fantasma", que hacen que una sala de cine aparezca como llena cuando en realidad está vacía

Para un país que pronto tendrá la mayor audiencia de cine del mundo, China tiene un sorprendente número de películas de gran presupuesto y dudosa calidad que han fracasado en taquilla.

Algunos le echan la culpa a la censura, otros a la falta de creatividad. Pero muchos creen que hay otro factor en juego: una siniestra fuerza que no tiene nada que ver con la producción de películas.

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Tampoco tiene nada que ver con vender entradas: al menos, no entradas reales.

Algunos inversores aparentemente están apoyando financieramente a determinadas películas con el único objetivo de impulsar su cotización bursátil, que puede variar según la percepción de cómo le esté yendo en taquilla al filme en cuestión (sin necesariamente tener nada que ver con lo popular que está siendo realmente).

El crítico de cine chino y especialista de la industria Raymond Zhou ha estado investigando sobre este lado oscuro de la industria en su país.

"Cuando tienes una película que es un éxito, el precio de tu acción se elevará varias veces en términos de valorización del mercado y en comparación con la recaudación de la taquilla", explica.

"Así que a algunos ’genios financieros’ se les ocurrió la siguiente idea: ¿por qué no falseo los números de la taquilla para hacer mucho más dinero en el mercado de valores?", cuenta.

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Le pregunté si era verdad que los productores estuvieran buscando hacer dinero a través de vías que no tienen nada que ver con atraer a la gente al cine, o hacer buenas películas.

"Lo normal es hacer una buena película y que entonces tu cotización bursátil aumente, ¿verdad? Pero algunas personas han revertido el proceso. Ven el aumento del precio de la acción como el único objetivo y simplemente usan la producción de la película como una excusa", responde.

"Entradas fantasma"

Entonces, ¿qué está pasando?

Según investigadores del gobierno chino, algunas empresas de producción e inversión han desarrollado maneras de falsificar los resultados de la taquilla.

De esta manera, si estos resultados de las boleterías -que están a la disposición del público en China- muestran que le está yendo muy bien a un filme, la gente comprará acciones de las empresas que pagaron para que se hiciera esa película.

Bajo este sistema, un largometraje puede estar en el cine y una de las empresas que pagó por él podría llegar a comprar todas las butacas disponibles en la noche.

Ello provoca que el cine en cuestión cuelgue el cartel de "lleno" cuando en realidad tiene las salas vacías.

Las autoridades han estado investigando el asunto, así que los productores supuestamente han comenzado a comprar solo los peores asientos a diferentes horas del día.

Aún así, el gobierno ha descubierto que, si una sala tiene butacas vacías en el medio y por alguna razón todos los asientos pegados a las paredes están comprados, es que algo no cuadra.

Ahora, si la manipulación de la taquilla en China es un problema tan extendido, surge una pregunta: ¿es la industria cinematográfica en China rentable financieramente?

¿Cuántos cientos de miles de asientos tendría que comprar una empresa para aumentar sus números lo suficiente como para marcar una diferencia que impulse su cotización bursátil?

Y, ¿qué ocurre cuando la cadena de cines también es uno de los inversores de la película? Es simple: se puede vender las entradas fantasma a sí mismo, y gratis.

El periodista especializado en la industria John Papish es un experto de la taquilla china y asegura que los conflictos de interés en el país asiático serían ilegales en otras partes, como por ejemplo Estados Unidos.

"El propietario de una cadena de cines también puede distribuir sus propias películas y usar sus salas como plataforma", explica Papish.

"Pueden manipular el número de proyecciones en sus propios cines. Muchas veces, las aplicaciones de venta de entradas también contribuyen a la promoción de películas así que pueden impulsar un filme en el que tengan intereses; en el que hayan invertido ellos mismos".

De esta forma, una empresa -o empresas relacionadas- puede distribuir la película, tener el control de los cines e incluso, quizá, involucrar a aquellos encargados de vender las entradas. Incluso las aplicaciones que valoran las películas pueden potencialmente tener algún tipo de interés financiero.

"Maquillar las cuentas"

En el país, también se sospecha que algunos filmes son usados como vía para saltarse las leyes diseñadas para restringir la fuga de capitales.

China tiene un límite de transferencias internacionales de US$50.000 anuales por persona, sin tener que contar con la aprobación de las autoridades.

Pero puedes "maquillar las cuentas", según Zhou, si tu película está contratando a actores internacionales o incluso a diseñadores de decorados y vestuarios.

Por ejemplo, en tu presupuesto, puedes decir que estás pagando a una estrella de Hollywood US$10 millones pero en realidad solo le pagas US$2.

Los US$8 millones restantes puedes transferirlos offshore sin pregunta alguna. Y lo que es más importante, si tener que justificarlo con recibos.

"En China tenemos un sistema de facturación muy estricto", explica Zhou.

"Los recibos pueden ser revisados una y dos veces utilizando los supercomputadores de la oficina de impuestos. Pero si hay talento extranjero o proveedores de servicios extranjeros involucrados, entonces el sistema no funciona y el dinero puede ser transferido legalmente offshore".

El especialista cree que las autoridades tienen la vista puesta en estas prácticas y seguramente están ya pensando en maneras de cerrar esta ventana.

Ello no quiere decir que China ya no cuente con cineastas honestos y dedicados, que produzcan trabajos de calidad.

El drama "Dying to Survive", una producción de bajo coste sobre un grupo de criminales desafortunados que tratan de dedicarse al contrabando de medicinas contra el cáncer, ha sido descrito como un ejemplo de lo mejor del cine de este país, y ha sido extremadamente popular.

Pese a ello, el gobierno chino sabe que hay algo podridoen el sistema, con lo que necesita lidiar.

La Asamblea Nacional Popular (el Legislativo chino) aprobó la implementación de multas por manipulación de taquilla, que pueden ir desde los US$7.000 a los US$74.000 y las autoridades están permitiendo a la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos que utilice una empresa contable para auditar los datos de la taquilla en el país asiático.

Además, los investigadores anticorrupción del gobernante Partido Comunista dicen que ahora están detrás de un productor de alto nivel, a quien acusan de fraude y aseguran que actualmente permanece huido en EE.UU.

Sin embargo, no parece haber nada en marcha para acabar con los intereses creados en la producción de cine en China.

Diversos analistas piensan que esta situación continuará impulsando producciones de baja calidad siempre que haya dinero que sacar, sin tener en cuenta cuántas personas en realidad van a ver la película.


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