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Los árboles que sangran metal

Lo último que las plantas quisieran tener cerca en su proceso de crecimiento son altas concentraciones de metales pesados como el níquel y el zinc.

Pero un grupo especializado de ellas, conocido como hiperacumuladoras, ha evolucionado para absorber metales normalmente tóxicos a través de sus tallos, hojas e incluso semillas.

Un equipo de investigadores ha estado estudiando el árbol Pycnandra acuminate, que crece en la isla de Nueva Caledonia, en el sur del Pacífico.

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Creen que ese árbol podría estar usando el níquel para defenderse de los insectos.

Su savia tiene un color muy inusual: azulverdoso, pues contiene hasta 25% de níquel.

"Pycnandra acuminata es un árbol grande, raro, de selva (alcanza los 20 metros de altura) y su ubicación se restringe a ciertas partes del bosque de Nueva Caledonia", dice el doctor Antony van der Ent, un investigador de la Universidad de Queensland, quien ha estado estudiando ese árbol.

"Como sujeto de estudio es todo un desafío porque crece muy lentamente y le lleva décadas producir flores y semillas. Está bajo amenaza por la deforestación propia de las actividades mineras y por los incendios forestales", le indica a la BBC.

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La inusual afinidad del árbol por el níquel se conoció por primera vez en la década de los años setenta y, desde entonces, las investigaciones sobre las plantas hiperacumuladoras han ido en aumento.

Viendo hacia adentro

Pero, ¿cómo se puede ver lo que está ocurriendo dentro de las plantas?

El Pycnandra y otras plantas hiperacumuladoras han sido analizadas a través de la técnica de los rayos X en Sincrotrón Alemán de Electrones (DESY), el mayor centro de investigación alemán de física de partículas, en Hamburgo.

"Si usas un microscopio convencional puedes ver las estructuras, pero no puedes precisar de qué están hechas", explica la doctora Kathryn Spiers, quien también estudia ese tipo de árbol.

Spiers, sin embargo, usó una técnica que permite que se obtenga una imagen de una muestra y, después, la rotó muy rápidamente antes de que fuese destruida por el haz de rayos X.

"En el sincrotrón (un tipo de acelerador de partículas), la fuente de luz es muy brillante y nuestro detector es muy rápido. Eso significa que puedes escanear la muestra antes de que la mates. Cuando ves las muestras, literalmente tienen una quemadura en forma de hueco que las atraviesa".

Los investigadores pueden reconstruir una imagen completa de la muestra de la planta, haciendo visibles sus diferentes elementos y componentes.

Usos futuros

Los investigadores todavía están por determinar por qué estas plantas en particular han evolucionado de esta manera para hacerle frente a suelos hostiles.

Pero es probable que no se deba a la interferencia del hombre en el medioambiente.

"La evolución de las plantas hiperacumuladoras se ha visto muchas veces en diferentes familias y probablemente ha llevado millones de años. Estas plantas fueron encontradas en suelos naturalmente enriquecidos con metales", señala Van der Ent.

Sin embargo, algunos científicos creen que las hiperacumuladoras podrían llegar a ser usadas para "limpiar" suelos donde, por la actividad humana, ha habido una acumulación de materiales tóxicos.

Otras aplicaciones potenciales incluyen la fitotinción: cultivar plantas hiperacumuladoras en suelos pobres en nutrientes pero ricos en metales para extraer los elementos que absorben.


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