Bruce Grobbelaar comenzó a mover sus piernas como si tuviera problemas para estar de pie.
Fue una acción instintiva, su último recurso para ayudar a Liverpool en la definición por penales de la final de la Copa de Europa de 1984 frente al Roma.
El partido se disputaba en el estadio Olímpico de la capital italiana y el marcador favorecía al conjunto inglés 3-2 cuando le tocaba el turno al delantero Francesco Graziani.
Grobbelaar mordió la red y acto seguido protagonizó una de las imágenes icónicas del máximo torneo continental.
"Graziani caminaba hacia el arco, necesitado de marcar para empatar. Fui a la red y la tiré con mis dientes", recordó el número 1 del Liverpool.
"Fue cuando pensé, ’Estoy en Roma y el plato nacional es el espagueti, entonces haré las piernas de espagueti’. Lo hice y la pelota tocó el travesaño".
Alan Kennedy anotó su lanzamiento y Liverpool conquistó su cuarta Copa de Europa gracias en gran parte al ingenio de Grobbelaar, el mismo que sirvió de inspiración al polaco Jerzy Dudek cuando repitió las "piernas de espagueti" en la definición por penales de la Liga de Campeones frente al AC Milan en 2005.
En Roma, Grobbelaar vivió su noche más gloriosa como futbolista e hizo olvidar por un instante uno de los peores episodios que le tocó vivir en su vida.
Un recuerdo que hoy, más de tres décadas después, lo sigue afectando.
Del otro bando
"Tú no eres la misma persona una vez que lo has hecho", le contó Grobbelaar al periodista Mani Djazmi, del programa BBC World Football.
"Tienes que vivir con las consecuencias por el resto de tu vida".
Habla de matar a alguien.
Para Grobbelaar fue el fútbol el que lo "salvó" después de haber vivido el horror de la guerra y haberse visto forzado a matar durante su tiempo en el ejército.
El exportero, que nació en Sudáfrica y creció en la extinta Rodesia, fue reclutado y enviado a pelear en la guerra civil que afectó ese país durante los años 70.
El conflicto terminó con la victoria rebelde y supuso el fin del gobierno de minoría blanca, pasando el país a llamarse Zimbabue.
Durante la guerra también vio morir a varios de sus amigos.
"Los recuerdos han amainado de alguna manera, pero hay veces en los que estás con tus amigos en África y ellos les gusta hablar de eso. Yo no", dijo Grobbelaar.
"Después de eso, por unas dos o tres semanas, sufro de escalofríos y me despierto sintiendo esas cosas otra vez".
Para él, el fútbol le sirvió como vía de escape para dejar atrás lo que le tocó vivir en la guerra.
Nunca caminarás solo
Grobbelaar se mudó a Canadá en 1979 para jugar con los Vancouver Whitecaps y dos años después llegó a Liverpool con la idea de ser el portero suplente, pero la salida sorpresiva salida de Ray Clemence le abrió las puertas de la titularidad.
"Con el paso de los años tuve suerte de que no me sumergí en un estado de depresión", recordó.
"Una vez que dejé el servicio militar tuve el fútbol, lo que me permitió alejar mi mente de esos incidentes".
Grobbelaar pasó 13 años en Anfield y fue titular indiscutido en el equipo que dominó el fútbol inglés durante los años 80.
En total ganó seis títulos de liga, tres Copa de la Asociación Inglesa de fútbol y la mencionada Copa de Europa de 1984 (equivalente a la Champions League).
También le tocó ser testigo de las tragedias de Heysel, donde murieron 39 aficionados, y Hillsborough, en la que fallecieron 96 hinchas por una avalancha humana en las gradas.
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"Ninguno de los jugadores quería salir al campo", recordó sobre lo vivido en la final de la Copa de Europa de 1985, que Liverpool perdió contra el Juventus italiano.
"La UEFA nos pidió que saliéramos porque pensaron que la pelea escalaría si no lo hacíamos".
"Me acuerdo que muchos venían a pedir toallas y agua, se las dábamos de manera que ellos pudieran tratar de revivir a la gente".
Sobre el final de su carrera Grobbelaar fue acusado en 1994 de haber amañado partidos durante su estancia en Liverpool, pero fue exculpado después de una extensa investigación que duró tres años.
A partir de allí se convirtió en un trotamundos del fútbol, siendo la última vez que se puso los guantes hace unos meses, con 60 años de edad, cuando representó a una selección de la región oeste de Zimbabue en la Copa del Mundo de Fútbol de ConIFA, torneo alternativo para aquellas selecciones que representan a estados y pueblos que, por una razón u otra, nos son reconocidos por la FIFA.
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