Peter perdió la capacidad de hablar tras un derrame cerebral en 2014. Tenía 73 años.
Pero una mañana, a principios de este año, se despertó pudiendo hablar otra vez.
Poco después descubrió que había tenido otro infarto.
¿Pudo haber sido el infarto lo que le devolvió el habla?
El día que Peter recuperó el habla estaba de vacaciones en Devon (Inglaterra) con su familia.
"Me desperté como de costumbre. Carol estaba al otro lado de la cama. Me incorporé y comencé a hablar con ella como si no hubiera pasado nada".
"Ella se quedó pasmada. Me dijo: ¡Peter! ¡Estás hablando!".
Carol recuerda que lo animó a seguir hablando por si acaso perdía el habla de nuevo.
Su hijo, Jonathan, que estaba en la habitación de al lado, escuchó a dos personas conversar y entró en el cuarto apresuradamente.
"¿Qué está pasando, mamá?" preguntó. "¿Quién es esa voz profunda?"
"¡Está hablando tu padre!’", respondió Carol.
"Todos empezamos a llorar y reírnos al mismo tiempo. Fue muy emotivo, porque llevábamos tanto tiempo sin escuchar su voz".
Fue tal el shock que nadie puede recordar cuáles fueron las primeras palabras de Peter en cuatro años.
Al hospital
Todos salieron a celebrar, pero pronto Carol se dio cuenta de que el lado izquierdo de la boca de Peter estaba caído.
Más tarde empezó a quejarse de debilidad en las piernas. Le costaba caminar y su hijo Jonathan tuvo que sostenerlo.
Tomaron un taxi hasta el hospital más cercano, donde le hicieron un escáner que confirmó que había tenido otro derrame cerebral.
Afortunadamente, los efectos negativos fueron solo temporales esta vez.
La boca de Peter recuperó la normalidad y sus piernas dejaron de doler. Y meses después, sigue siendo capaz de hablar.
La pareja está convencida de que este segundo infarto "desatascó" algo en el cerebro de Peter, algo que le estaba impidiendo hablar desde el primer infarto.
Sin embargo, Alex Leff, profesor de neurología cognitiva y experto en la recuperación del lenguaje después de accidentes cerebrovasculares o lesiones cerebrales, no está tan convencido de esta teoría.
"El cerebro es como una red y un derrame cerebral ’saca’ algunos de los nodos del lenguaje de la red".
"En muchos casos, los pacientes redireccionan algunas de las funciones del lenguaje utilizando lo que queda en el cerebro, pero cuando han tenido problemas graves de lenguaje, como Peter, esto tiende a ser un proceso lento, no repentino".
Según el doctor el caso de Peter es muy poco frecuente.
Afasia
- Afasia es el término técnico para las dificultades con el lenguaje o el habla que una persona puede experimentar después de un ataque cerebral u otra lesión cerebral.
- Hay varios tipos diferentes.
- Las personas con afasia de Broca (o la afasia no fluida) solo pueden utilizar expresiones de menos de cuatro palabras e incluso esto les requiere mucho esfuerzo. La persona puede entender bien el habla y puede leer, pero generalmente su escritura es limitada.
- Las personas que tienen afasia anómica experimentan dificultades para encontrar las palabras de las cosas sobre las que quieren hablar o escribir, en particular sustantivos y verbos. Entienden bien el habla y, por lo general, leen adecuadamente.
- Peter, por otro lado, no tuvo problemas con la lectura o la escritura durante los cuatro años que no pudo hablar.
El primer infarto
Carol estaba con Peter cuando tuvo su primer infarto.
Habían salido, pero Peter no se encontraba bien, así que Carol los estaba conduciendo de regreso.
"Le pregunté qué hora era y no me contestó. Le pregunté de nuevo y nada. Ahí tuve la sensación de que algo iba mal. Cuando llevas 52 años casado con alguien sabes cuando algo no anda bien", dice Carol.
Luego, durante un período de semanas, Peter sintió que gradualmente su capacidad para hablar se desvanecía.
"Me resultó cada vez más difícil tener una conversación adecuada", dice. "Me costaba encontrar palabras y no conseguía decir una oración entera".
"Al final me resultó imposible hablar. Solo podía decir ’sí’ y ’no’ y a veces una frase muy corta".
A Carol le resultó desgarrador ver a su marido, un ingeniero retirado que ella describe como un "hombre inteligente y elocuente", incapaz de hablar.
Toda la familia compartió esta angustia.
Conversaciones
A pesar de no poder formar palabras, Peter dice que siempre fue capaz de entender la conversación de todos.
"Siempre supe exactamente lo que estaba pasando a mi alrededor. No poder conversar con la gente es horroroso", dice Peter.
La pareja perfeccionó un sistema para comunicarse entre ellos.
Carol hacía preguntas de sí/no y Peter respondía con un gesto de pulgar hacia arriba o hacia abajo. También llevaba un lápiz y una libreta, para anotar lo que quería decir.
Peter tiene un gran interés en la fotografía, así que si iban a una tienda de cámaras y quería hacer una pregunta técnica, la escribía con antelación.
Durante sus años de silencio, Peter a menudo pasaba el día leyendo o trabajando en modelos matemáticos. Carol recuerda que siempre estaba garabateando algoritmos y ecuaciones en cuadernos.
Peter dice que el alivio de poder hablar de nuevo es abrumador. Casi llora al hablar de ello.
"Desaparecido"
"Poder comunicarte con otras personas es parte del ser humano. Si no puedes hablar pierdes gran parte de ti mismo. Mi familia sintió que había desaparecido".
"No puedes transmitir verdaderas emociones si sólo puedes decir sí o no".
Su familia intentaba incluirle en conversaciones y hacerle reír, pero no era lo mismo.
Lo que más le costó fue escuchar a la gente decir cosas con las que no estaba de acuerdo.
"Me resultaba particularmente frustrante no poder participar en las discusiones, era como perder todas las peleas", dice Peter.
Una vez pudo hablar, su primer gran debate con sus amigos fue sobre el Brexit. "Me dijeron: ’¡Me alegro de que hayas vuelto!’".
El habla de Peter es casi perfecta, aparte de cierta dificultad cuando se cansa por las noches. Pero todos han comentado cómo ha cambiado su acento.
"La gente dice que mi acento es mucho más elegante", dice Peter.
Carol admite que estaba tan acostumbrada a hablar por él que ahora tiene que acostumbrarse de nuevo a que Peter hable por sí mismo.
"Es un hábito", dice ella. "¡Tengo que aprender a callarme!. He tenido el monopolio estos últimos años".
Pero a ambos les preocupa que Peter pueda volver a perder el habla.
"Es como un reloj que funciona tras haber sido golpeado con un martillo. Podría tener otro golpe y dejar de funcionar en cualquier momento", dice Peter.
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