Defender a Donald Trump en el mundo intelectual estadounidense no es tarea fácil.
A dos años de su elección, el presidente sigue siendo muy popular entre la llamada "base" del partido republicano, pero las élites intelectuales del país, tanto las de izquierda como las de derecha, lo critican constantemente.
La excepción más notoria es la de la Fundación Heritage, un centro de pensamiento conservador basado en la capital, Washington, considerado como el más cercano al polémico mandatario.
BBC Mundo habló con David Azerrad, uno de los intelectuales estrella de la organización, y tal vez el más abiertamente pro-Trump en Estados Unidos, para escuchar su defensa del gobernante.
Azerrad lo dice sin prevención: "Soy Trumpista, pero eso no quiere decir que acepte todo lo que el presidente hace".
"Bullicioso y exagerado"
Trump ha dicho que ningún mandatario en la historia estadounidense ha conseguido tantos éxitos como él en sus primeros meses en la Casa Blanca.
Pero Azerrad no se compromete del todo con la rimbombante afirmación del mandatario.
"Trump es un neoyorquino bullicioso. Exagera. Pero creo que es innegable que ha conseguido hacer muchas cosas. Y que ninguno de los escenarios apocalípticos que presagiaron los medios luego de su elección ha ocurrido", le dice Azerrad a BBC Mundo.
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En cambio, asegura el comentarista, Trump puede mostrar un abanico de victorias que incluyen la elección de "dos magistrados a la Corte Suprema, y docenas de magistrados a otros tribunales federales, además de una enorme reforma tributaria que ha beneficiado a todos los estadounidenses y que ha hecho al país más competitivo".
El legado
Sin embargo, indica Azerrad, "muchos de esos logros los puede deshacer el próximo presidente.
"El legado más importante de Trump está en que su mandato puede haber marcado el comienzo de la reorientación del partido republicano en una dirección más populista y nacionalista, con lo que quiero decir que ha mostrado una genuina solidaridad por la clase trabajadora y la clase media".
A lo que muchos comentaristas replicarían que Trump ha mostrado, en efecto, solidaridad con la clase trabajadora estadounidense, pero la de raza blanca.
Y que es acusado constantemente de atizar el fuego de la intolerancia contra las minorías raciales.
Azerrad suelta la carcajada cuando BBC Mundo le presenta este argumento.
"Ponga en su artículo que me estoy riendo", me insiste.
"Estoy hastiado de las acusaciones de racismo contra Trump", afirma segundos después.
"¿Que Donald Trump es un nacionalista blanco? Me tienen que estar tomando el pelo. Si su hija está convertida al judaísmo. Sus dos hijos también se casaron con judías".
Le recuerdo al comentarista que en el primerísimo acto de su campaña política, durante el mismo acto de lanzamiento de su aspiración presidencial, allá en 2015, Trump la emprendió contra un grupo étnico, los mexicanos, a los que calificó de violadores y criminales.
"No fue contra un grupo étnico, fue contra un grupo nacional. Es una distinción importante", responde el académico.
"En México hay blancos y hay personas de tez morena. Trump estaba diciendo que tenemos un serio problema de inmigración con ese país. No dijo que si los inmigrantes mexicanos fueran blancos todo estaría bien".
"Detiene al nacionalismo blanco"
Su defensa de Trump va más allá. Dice que es el presidente mismo el que está protegiendo a Estados Unidos de la consolidación de un extremismo blanco de ultraderecha.
"Trump está deteniendo al nacionalismo blanco," sostiene Azerrad.
"Si Trump falla, en el largo plazo, puedo imaginar la consolidación de un movimiento nacionalista blanco en este país. Pero yo le echo la culpa de eso a las políticas de identidad que dicen que todo el mundo en Estados Unidos puede estar orgulloso de su identidad, excepto los hombres blancos", alega vehementemente Azerrad, quien es nacido en Canadá.
"Si da la casualidad que usted es blanco, hombre, heterosexual o cristiano, lo obligan a auto-flagelarse constantemente, a pedir perdón por los pecados de sus antepasados. En ese contexto, es fácil imaginarse que un día llegará alguien, -y Trump no es esa persona-, que mande todo al diablo, que diga, ´estoy orgulloso de ser blanco, ¿y qué’?".
Para el académico, en cambio, "Trump es la reafirmación del nacionalismo cívico".
Prensa "enemiga"
¿Habla acaso Azerrad del mismo Trump que califica a la prensa como "el enemigo del pueblo" y a veces parece disfrutar atizando la furia de sus seguidores en contra de los reporteros?
Azerrad también disculpa al presidente en este asunto.
"Los seguidores de Trump lo toman en serio pero no literalmente. En cambio, sus enemigos lo toman literalmente pero no en serio", alega.
Además Azerrad insiste, a manera de justificación, que "ni un solo periodista ha sido arrestado, o asesinado" desde que Trump asumió el cargo.
"Trump critica a la prensa, ¿Y qué?", exclama.
"La prensa no es inmune a la crítica. Trump ha denunciado la hipocresía de los medios. Tal vez algunas de sus palabras no fueron sabiamente escogidas. Pero ninguno de sus seguidores ha agredido a la prensa", asegura.
"No ha cumplido con el tema migratorio"
Y entonces, ¿no hay reproches de ninguna clase para el mandatario?
Sorprendentemente, las críticas de Azerrad van hacia el tema de la inmigración, en donde dice que Trump no ha hecho lo suficiente.
"No hay muro con México, no hay cambio fundamental en las políticas migratorias del país", lo que ve como una desilusión.
"Trump fue elegido por sus propuestas de inmigración. Ese fue el tema que lo llevó a la presidencia. Pero ahí todavía no produce resultados", se lamenta.
Asegura, en cualquier caso, que no es mucho lo que el presidente puede hacer al respecto, pues, sostiene que los republicanos en el congreso no comparten su prisa por cerrar las compuertas migratorias del país.
Azerrad también dice que le preocupa el aumento del déficit fiscal en momentos en que el país está en expansión económica, y tal vez debería estar ahorrando para cuando vuelvan los años de vacas flacas.
Pero una vez más, disculpa a Trump: "Él nunca prometió ser un conservador en lo fiscal".
Volviendo a ser grande
¿Pasará a la historia Trump entonces como un mandatario excepcional?
"No puedo asegurarlo", indica, por primera vez con tono dubitativo.
"’Él no ha sido probado en una crisis. No sabemos como reaccionaría si hubiera un desplome económico, o un ataque en suelo estadounidense".
Y entonces, ¿Estados Unidos está volviendo a ser glorioso, como lo prometió Trump en campaña?
Vienen más dudas, más silencios.
"Es una pregunta compleja", dice Azerrad.
"Porque esa afirmación implicaría que Estados Unidos alguna vez dejó de ser glorioso. No tengo ahora mismo una respuesta para esa pregunta".
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