Martes a medianoche. La espera para comprar gasolina se ha prolongado por casi dos horas. Entre los automóviles, un joven en bicicleta platica con los conductores.
“En la calle Mar Mediterráneo están surtiendo sin fila. Si quiere lo llevo”, ofrece.
En ese lugar no existe ninguna gasolinera. Los conductores entienden: lo que se ofrece es combustible robado, "huachicol".
La escena ocurre en una colonia de clase media de Ciudad de México, donde en pocas horas cientos de automovilistas llenaron las estaciones de servicio ante el riesgo de que se presente desabasto de gasolina, como ocurre en algunas regiones del país.
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Desde hace varios días, en al menos ocho estados existen problemas para abastecer gasolina y diésel, después que con la nueva estrategia contra el robo de combustible se cerraron las válvulas de algunos ductos.
Petróleos Mexicanos (Pemex) afirma que hay suficiente gasolina para atender la demanda, pero como se envía por autotanques o pipas, la distribución es más lenta.
“Hay gasolina suficiente en los centros de acopio del país”, asegura el presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Pero no podemos utilizar los ductos porque existen redes que se crearon para robarse las gasolinas, redes alternas”.
“Sería fácil abrir los ductos y decir: ’Se normalizó ya la situación’, pero mantener a sabiendas el robo, es decir, aceptar, tolerar el robo. Eso no lo vamos a hacer, vamos a resistir todas las presiones que sean”, agregó el mandatario.
En el caso de Ciudad de México, hubo compras nerviosas, lo cual redujo el combustible disponible en las gasolineras.
Por eso la oferta del joven de la bicicleta. La medianoche de ese martes consiguió por lo menos diez clientes.
Los compradores
La venta clandestina de gasolina es cada vez más frecuente en la capital mexicana.
Según datos oficiales, en los últimos dos años la ciudad se ha convertido en uno de los principales centros de distribución de “huachicol”.
En 2018, según datos del gobierno de Ciudad de México, se extrajeron de los ductos que cruzan la capital unos 400.000 barriles de hidrocarburos.
Como en otros estados del país, parte de la gasolina y diésel se comercializa en gasolineras legales.
Pero también se vende a conductores de transporte público, refaccionarias o negocios pequeños.
Un proceso de distribución que se construyó en las últimas décadas, según le dice a BBC Mundo Ana Lilia Pérez Mendoza, autora del libro "El cartel negro" que documenta el robo de combustibles a Petróleos Mexicanos (Pemex).
“Es una realidad que empresas gasolineras comercializan hidrocarburo robado”, explica.
“Desde dentro de Pemex se identificó a las gasolineras que dejaron de comprarle, todo lo que vendían era robado y aun así no se les rescindieron los contratos de franquicia”.
De hecho, después que inició la nueva estrategia contra el “huachicoleo”, Petróleos Mexicanos –que abastece el 95% de la gasolina del país– canceló el contrato a 130 estaciones de servicio, según datos de la Comisión Reguladora de Energía.
BBC Mundo solicitó información a Pemex sobre el proceso y forma como se practica el robo de combustible. No hubo respuesta.
El método
De acuerdo con la especialista en México, existen tres modalidades de robo de combustible.
La primera es a través de tomas clandestinas que en los últimos años creció de forma importante.
De hecho, en el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto se detectaron más de 12.000 sitios de extracción a ductos.
En esta modalidad también hay variantes, dice Ana Lilia Pérez. Desde hace décadas se construyó una especie de red paralela a los poliductos para extraer permanentemente el combustible.
“Son conexiones muy bien hechas, instaladas por profesionales”, cuenta.
Otra forma de extracción clandestina son las llamadas “tomas calientes”, es decir, perforaciones que se realizan de manera improvisada para extraer hidrocarburos en poco tiempo.
Este procedimiento es el que causa más accidentes y por eso también es más visible para los medios y ciudadanos.
Un gran mercado
Pero hay otros métodos más discretos. El presidente Andrés Manuel López Obrador cuenta que al asumir el gobierno detectaron casas y bodegas construidas a unos metros de los ductos.
“Y lo que hacían era ordeñar. Luego guardaban el combustible en las bodegas”, explica.
En esta modalidad participan bandas locales pero también grupos de narcotráfico dice la especialista.
Por ejemplo en Tamaulipas, donde opera el cartel de Los Zetas, sus miembros están “vinculados con empleados de Pemex”, extraían directamente de los pozos petroleros un producto llamado condensado de gas.
El material se utiliza para refinar gasolina de alta calidad y su mercado principal se encuentra en Estados Unidos.
“Los Zetas lo llevaban en pipas que cruzaban la frontera o por los ductos que instalaron”, cuenta Pérez Mendoza.
Otra forma es transportarlo en barcos que cruzan el Golfo de México para desembarcar en suelo estadounidense.
Corrupción
La segunda modalidad de “huachicoleo” es a través de pipas o camiones cisterna.
Para cargar la gasolina es necesario contar con una factura o recibo que ampare la cantidad de hidrocarburo que se compra en los centros de almacenamiento.
Pero en muchos casos los empleados de Pemex permiten que, con un solo documento, las pipas obtengan dos o tres cargas de combustible.
Es decir, por cada cargamento legal de gasolina o diésel existen uno o dos ilegales.
A veces la compra se realiza con facturas clonadas o apócrifas, y se han detectado casos donde las pipas entran a los almacenes de Pemex sin ese documento.
“En esta modalidad de robo tienes la colaboración absoluta del personal de Pemex”, dice la especialista.
“Empieza con el portero checador que tiene la función de revisar que la factura con que entra a la terminal sea legal. Por eso ahora pusieron a militares en las puertas, tiene lógica”.
En barcos
La tercera modalidad es con barcos que transportan el combustible por vía marítima.
La especialista cuenta que se han detectado decenas de embarcaciones que zarpan de Ciudad del Carmen, Campeche, en el sureste y cruzan el Golfo de México para llevar hidrocarburos a puertos en Tamaulipas, en el noroeste.
Estos grupos contratan personas que conocen la región, un área de 11.000 kilómetros cuadrados, y en ocasiones utilizan a exempleados de las plataformas marítimas.
A veces los piratas también roban equipo de plataformas marítimas abandonadas e inclusive se han detectado intentos de abordaje a instalaciones en funcionamiento.
Con estas tres modalidades de robo de combustible el año pasado, Pemex registró pérdidas por 60.000 millones de pesos, unos US$3.000 millones.
Un delito que el nuevo gobierno de México pretende erradicar con su estrategia antihuachicoleo.
Según López Obrador, ya hay resultados: el martes 8 de enero se registró el robo de 27 pipas con gasolina, la cifra más baja “desde la expropiación petrolera” en 1938, dice el presidente.
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