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¿Tengo “un hambre” o “una hambre”?

Con las vacaciones de Semana Santa a la vuelta de la esquina, muchos boricuas desempolvan sus trajes de baño y se ponen a dieta para perder esas libritas extras. Algunos comen sopas todo el día, mientras que otros beben extrañas batidas. Aunque no hay dos dietas iguales, todas tienen algo en común: dan hambre. Por eso algunos se pasan diciendo “¡Tengo un hambre!” y otros “¡Tengo una hambre!”. Sin embargo, solo una expresión es correcta. Hoy te digo cuál es.

La palabra “hambre” es femenina, pero al comenzar con “a” tónica —es decir, con fuerza de pronunciación― debe llevar el artículo “el” para evitar disonancia. Por esta razón, decimos “el hambre” y no “la hambre”, pues esta última suena mal.

Asimismo, cuando el sustantivo “hambre” va acompañado de determinantes indefinidos como “alguno, -na”, “ninguno, -na” y “uno, -na”, se recomienda emplear sus formas masculinas acortadas: “algún”, “ningún” y “un”.   Por ejemplo, “Algún hambre tendrá”, “No existe ningún hambre en casa”, “Tengo un hambre del cará”.

En cambio, cuando se combina con el resto de los determinantes, lleva la forma femenina, como “esa hambre”, “esta hambre”, “aquella hambre”, “la misma hambre”, etcétera.

Por lo tanto, si eres de esos puertorriqueños que están a dieta y quieres expresar que te comerías una vaca entera, di “Tengo un hambre” y no “Tengo una hambre”. De esta forma, manifestarás tu queja correctamente, y, quién sabe, quizás alguien se apiade de ti y comparta contigo un poco de su comida.

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