Las recientes declaraciones públicas de la Junta de Control Fiscal federal demuestran una sola cosa: Washington no está conforme con su desempeño.
Aunque algunos observadores y voces de la oposición política aducen una relación de pitcher y catcher entre el ente federal y el Gobierno de Ricardo Rosselló, me parece que a la Junta no le va tan bien ante sus superiores en la metrópoli. Y es que tanto allá como acá se esperaba un rol mucho más activo y protagónico de la Junta en el manejo diario de la cosa pública. Esa expectativa no ha estado basada en teorías conspiratorias, sino en lo que contempla la Ley PROMESA sobre la autoridad que le delegan no para supervisar, sino para ordenar y realizar. Eso no ha ocurrido. En cambio, la Junta se ha quedado en las gradas, en sillas muy distantes a lo que es el escenario central.
Ahora la Junta parece querer apretar el paso ante el calor que está recibiendo de Washington y el gobernador Rosselló les recuerda que ya están operando bajo el plan fiscal que se acordó. Ayer el representante de Rosselló en la Junta, Elías Sánchez, coincidió con esta teoría. Sin embargo, el problema con que el Gobierno local repita ese discurso es que significa aceptar alguna incomodidad del Gobierno federal a como están manejándose las cosas. A la administración Rosselló tampoco le conviene “echarle los veinte” a la Junta porque en marzo pasado celebraron que su versión de plan fiscal era la que había prevalecido.
Estos días son cruciales, como ya he dicho en este espacio, para que la Junta despierte el monstruo que duerme en PROMESA o termine de claudicar y reciba un golpe de sus jefes del norte. Ya los congresistas han dejado saber que tienen preocupaciones.
Hoy la Cámara de Representantes aprueba una versión de presupuesto distinta a la que el gobernador recomendó y certificó la Junta. Dicen ellos que los cambios tienen que ver con las partidas y no con el número global. Sin embargo, hay que recordar que es precisamente en la distribución interna del presupuesto donde se cumplirá o no con el plan fiscal.
Un ejercicio similar deberá hacer el Senado antes del domingo. Ambos cuerpos tendrán que producir un proyecto final antes del 30 de junio, aun cuando la Junta les había pedido que lo hicieran antes del lunes pasado. Esto no ocurrió y la Junta no ha dicho ni pío, más allá de la carta del viernes.
PROMESA dice que el presupuesto que regirá es el que diga la Junta. El choque de titantes podría estar a punto de ocurrir.