En el argot juvenil y callejero, picheo significa “ignorar”. “Fulano me está picheando” significa que no me hace caso. Más que ignorar, ese término de nuestra jerga cotidiana implica menosprecio, desatención calculada y desinterés por atender algo en particular. Pero picheo realmente es un término propio del mundo del beisbol, como todos sabemos.
Esta semana las dos connotaciones de la palabra tienen vigencia a la luz de la designación del pelotero Iván Rodríguez como miembro de la Comisión de la Igualdad creada por el gobernador Ricardo Rosselló para adelantar la causa anexionista en Washington, D. C. Iván, una estrella y orgullo nuestro que está en uno de los momentos más importantes de su vida, al umbral del Salón de la Fama del Beisbol, tendrá que manejar otro tipo de picheo. Hablo del picheo que le ha dado Washington al tema del estatus político de Puerto Rico. La expectativa del sector estadoísta, al menos, es que sea igual de exitoso.
El nombramiento de Iván a la comisión fue una genial movida del gobernador Rosselló. Le impartió frescura a su estrategia para lograr la descolonización de la isla. Rodríguez, el lunes cuando fue nombrado, dijo que hacía esto como un gesto de devolver todo el apoyo que Puerto Rico le había dado a su carrera. También dijo que buscaba mejorar la imagen de nuestro país ante el mundo. Me pareció interesante que no le diera, en su discurso inicial, un abrazo contundente a la estadidad como fórmula de futuro para su país, tomando en consideración que la comisión a la que fue nombrado tiene objetivos claros. Por eso me luce que la estrategia con Iván en este grupo es clara, abrir puertas, y eso con toda probabilidad se logrará. Las puertas se abrirán al menos para que firme autógrafos. Le tocará al resto del grupo atender los temas pesados de la encomienda.
Sobre el resto del grupo nombrado hasta ahora, que resulta ser la facción demócrata de la comisión, creo que, aunque son muy conocidos y de alto nivel en el terreno político local, no estoy tan seguro de cuánta influencia pudieran ejercer en la metrópoli para adelantar el tema. Por ello, el gobernador tendrá que asegurarse de que la facción republicana que nombre próximamente tenga poder para influenciar en el Congreso. Y allí el factor más poderoso para influenciar a los políticos es uno: Mr. Don Dinero. Esto no es un secreto y no planteo nada nuevo bajo el sol o ilegítimo en la dinámica washingtoniana. El éxito del cabildeo en la capital federal surge como resultado de la cantidad de donativos económicos que se puedan conseguir. Eso es así.
Otro reto de la Comisión para la Igualdad es no convertirse en otra gestión del típico cabildeo al que estamos acostumbrados. La idea que se ha vendido con esta idea es que se seguirá el modelo del Plan Tennessee, que consiste en una estrategia de llevar al Congreso a un equivalente a lo que sería la delegación congresional puertorriqueña para forzar un ingreso al sistema federal. Si no recurren a estrategias llamativas y arriesgadas, se convertirán en más de lo mismo.
Mientras tanto, ya la oposición política está anunciando que la combatirá. El PPD ha dicho que recurrirá a la impugnación legal para desacreditarla.
Aquí vemos cómo la oposición sigue estancada en el tiempo. Ante estrategias distintas, deciden optar por los mecanismos trillados, desprestigiados y que, peor aún, no le ayudan a aumentar su viabilidad electoral. Tampoco los vemos, como he dicho antes, construyendo un proyecto ideológico viable ante la ofensiva estadoísta. A fin de cuentas, el gobernador anda cumpliendo lo que prometió en la campaña.
El paso dado por Iván Rodríguez es valiente y ahora se enfrenta no al picheo de su equipo, sino al de un país poderoso que quiere seguir postergando un tema que ya es insostenible. Cualquier ataque a Iván por haber dado este paso resulta mezquino. Ya veremos cuánta “receptividad” tendrá su nueva encomienda.