En su libro sobre liderazgo, Rudolph W. Giuliani, luego de comentar en uno de sus capítulos sobre la importancia de rodearse de “grandes personas”, presenta al lector o lectora el siguiente consejo: “reflexiona, luego decide”. Nuestra isla, representada conforme a nuestro ordenamiento, por el honorable Ricardo Rosselló Nevares, esta semana ha hecho lo propio, convocando y logrando la creación de un frente multisectorial para alcanzar las metas que tenemos en común. Figuras de nuestro pasado, presente y futuro se unieron en el emblemático y centenario Centro de Recepciones de Gobierno para dar un importante y valiente paso por Puerto Rico.
Donde por costumbre nuestra gente percibe la disonancia de voces ideológicas distintas, el pasado martes se convirtió en un coro de voces en armonía. Los sectores y personas allí presentes, aunque con sus propias o particulares convicciones sobre la historia y la actualidad de nuestro archipiélago y nuestras comunidades, no han perdido la perspectiva de que nuestra realidad política y relación con los Estados Unidos nos obliga a actuar de manera concertada en más de un asunto, para alcanzar la deseada estabilidad de los diferentes programas que se ven afectados por los vaivenes de la política en la esfera nacional y las lamentables pero constantes variantes en los estilos de administración pública a nivel local. Por ello, es imperativo que mantengamos un frente común en aquello que nos une, reconociendo, como tal vez ha quedado claro durante todo este proceso, y hemos expresado en esta columna anteriormente, que “lo cortés no quita lo valiente.”
En los próximos meses, el Congreso estará atendiendo asuntos fundamentales para nuestra isla. Aspectos medulares en asuntos fiscales y de salud, fondos y trato particular en diferentes programas federales con los que hemos contado antes, tanto para brindar servicios médicos a los más vulnerables como para mantener la actividad y solvencia de una economía que gira alrededor de la salud y el bienestar de nuestra gente. Se acercan tiempos en que los resultados de nuestras reformas contributivas y económicas se han de evaluar según el tratamiento que determinen las diferentes ramas constitucionales del Gobierno federal, al cual estamos sujetos, pero en el cual no tenemos igual representación que sus demás jurisdicciones. Las mismas que han validado nuestra condición colonial y que nos han impuesto un organismo supervisor que, al día de hoy, no ha mostrado interés alguno en activar nuestra economía ni defender a nuestra gente en la capital federal.
En lo que concordamos diversos sectores es que el Frente por Puerto Rico es más que una mera resolución. Es un compromiso de avanzar en la dirección correcta para todos esos asuntos en que nuestros propósitos y agendas convergen. Es una oportunidad que se nos presenta en tiempos en que la historia nos exige actuar con responsabilidad, sensatez y madurez, tanto social como políticamente. Tal como votó el pueblo en las urnas el pasado mes de noviembre, esta administración ha respondido al importante llamado de actuar de manera asertiva y afirmativa. Así como hemos convocado a diferentes sectores, convidamos también a ciudadanos privados a forjar un mejor futuro. De igual forma, invitamos a los miembros de la Junta de Supervisión Fiscal a participar, desde su perspectiva de “brazo del Congreso” a unirse a esta gestión con mano amiga.
La tradición nos deja ver cuán bien lo expresó Esopo con su famoso “Unidos venceremos; divididos caeremos”. No podemos darnos el lujo de que aquello que nos distingue, aunque importante, nos mantenga separados en lo que es vital. Fácil habría sido señalar a los responsables de nuestro presente y seguir esforzándonos para alcanzar las metas establecidas, como las hemos alcanzado hasta ahora. Ejemplo de los nuevos estilos y tiempos es hacer lo contrario, como hemos hecho, invitarlos a la mesa, caminar de la mano y lograr como colectivo lo que es bueno para todo un pueblo, nuestro pueblo, el mismo que ha experimentado altas y bajas en el pasado, el que se levanta y enfrenta con esperanza cada día en el presente y el que, hoy por hoy, vive por fin con la certeza de que un mejor Puerto Rico es posible.