En momentos en que comencé a escribir algunas de las líneas que forman parte de este escrito, vinieron a mi mente imágenes locales, nacionales e internacionales que nos han hecho recordar la fragilidad humana ante el embate de la naturaleza o, peor aún, nefastas actuaciones de terceras personas. Asimismo, en mi libreta de apuntes se iban sumando las conocidas frases y proverbios sobre cuánto es mejor dar que recibir, ofrecer ayuda sin esperar nada a cambio y hasta la importancia de reciprocar, compartir bendiciones y el verdadero significado de las palabras caridad, carácter, gratitud, entereza, humanidad y solidaridad. Curiosamente, estas coexisten y comúnmente pueden ser utilizadas por separado, pero la efectividad, consecución y ejemplo de la última de las que mencionó y que también ha servido de título a esta colaboración, depende de la combinación de cada una de las anteriores.
El pueblo de Puerto Rico siempre ha sido solidario con su prójimo en tiempos de necesidad. Esto, sin que importen distancias ni diferencias. Lo cierto es que cuando otro ser humano requiere que brindemos una mano amiga, siempre decimos “presente.” Nuestros conciudadanos que residen en el estado de Texas no son ni han de ser la excepción. Tanto la Oficina del Gobernador como la de nuestra Primera Dama han coordinado esfuerzos de servidores públicos, entidades privadas, voluntarios y voluntarias, para asistir a los residentes de las áreas más afectadas como consecuencia del paso de huracán Harvey por gran parte de su jurisdicción y las lluvias remanentes que han agravado la situación. Todo en unión a nuestro equipo de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias, quienes a su vez ya también han demostrado estar preparados y preparadas para cualquier situación que enfrentemos en la isla durante esta temporada de huracanes.
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Nuestro afán y nuestra entrega para procurar el bien de quienes más nos necesitan; ese deseo de servir y mostrar que comprendemos la igualdad entre los seres humanos se descubre cuando reconocemos que somos tan vulnerables como el que ha proyectado ser el más fuerte. A la misma vez, al demostrar que nuestra grandeza de espíritu está en reconocer que, como he citado antes de Balart, de nada vale ser el más fuerte si no se sabe ser mejor: mejor ser humano, mejor conciudadano, mejor vecino y hermano. Por eso, aun cuando algunos cataloguen la siguiente expresión como una paradoja, la sencillez y humildad de nuestro pueblo es uno de nuestros mayores orgullos. Del mismo modo, nuestra natural disposición y tendencia a ser solidarios es nuestra mayor ventaja competitiva.
Hoy dos “monoestrelladas” se unen de manera particular. Puertorriqueños residentes en la isla se unen al esfuerzo que también realizan por ayudar a sus ahora vecinos y amigos, quienes han decidido trasladarse a Texas en busca de nuevos horizontes. No queda duda de que en la unión está la fuerza y de que el llamado de los tiempos es a trabajar juntos por un mañana mejor para todos y todas. Ese es el mensaje de seguridad y esperanza que, en nombre de nuestra gente, lleva nuestra delegación de voluntarios y voluntarias rescatistas. A cada uno de ellos y ellas, vaya nuestro profundo agradecimiento. Van con la fuerza y el desprendimiento de su pueblo… Llevan consigo, para dar al necesitado, lo mejor de nuestra idiosincrasia: el desprendimiento para dar lo mejor de nosotros en tiempos difíciles y la seguridad de que no hay adversidad que pueda contra la solidaridad; porque queremos, y podemos, hacer la diferencia.