La semana pasada interrumpí la serie de columnas que he querido compartir utilizando el concepto de abrir caminos como título, punto de partida, centro y símbolo de los esfuerzos que todos y todas, de una u otra forma, hemos estado realizando para levantar a Puerto Rico, luego de haber sufrido el embate del huracán María. Dediqué tales líneas a héroes entre nosotros. Hoy me reitero en lo entonces publicado, especialmente en aquello de que son muchas más las personas que podemos catalogar como súper héroes en cada rincón de nuestro amado archipiélago.
Lo anterior, porque la realidad es que hace 45 días, perdimos mucho. Quedamos a oscuras, no tuvimos acceso a agua potable, perdimos comunicación tanto con nuestros seres queridos, como con aquellos sectores donde había mayor necesidad. Caminos y puentes colapsaron. Gran cantidad de nuestros hermanos y hermanas perdieron su techo, su ropa, su comida.
Un buen amigo me explicaba que, sin distinción de persona, María nos cambió la vida – y el modo de verla – a todos y todas en nuestra Isla. Hoy, gracias al esfuerzo de ciudadanos y ciudadanas particulares, servidores públicos, organizaciones comunitarias, amigos y familiares en el extranjero y en otras jurisdicciones de los Estados Unidos, nos encaminamos con paso firme hacia la reconstrucción de un nuevo Puerto Rico. Falta mucho por hacer, pero seguimos abriendo caminos.
Podemos entender el sentido de pérdida y desolación. Nuestro mayor esfuerzo va dirigido a llevar la ayuda a quienes más lo necesitan, pero también entendemos los reclamos de quienes solamente desean volver a la cotidianidad de su vida, antes del pasado mes de septiembre. Comprendemos la tristeza de ver partir seres queridos y hasta familias completas. Igualmente reconocemos que para muchas personas, naturales y jurídicas, la situación que afrontamos les obliga a tomar importantes decisiones que no estaban previstas. Hoy más que nunca, nos corresponde a todos y todas sobreponernos a la mayor destrucción y crisis humanitaria causada por un fenómeno natural en la historia moderna de Puerto Rico y de cualquier otra jurisdicción en Estados Unidos.
También reconocemos que, como bien expresó alguna vez Quevedo, hay para quienes “lo mucho se vuelve poco con desear otro poco más”. Pero estamos trabajando en diferentes frentes con un propósito común: tu bienestar y seguridad. Nuestro gobernador ha visitado la Capital Federal para continuar recabando la ayuda y el trato igual que merecen los más de 3.4 millones de ciudadanos americanos que residen en la Isla. Ha encontrado el respaldo de sus colegas en los estados de la Unión y ha dialogado con el Presidente Trump, miembros de su Gabinete y el liderato Congresional, incluyendo al Vicepresidente Pence, para que comprendan cuán importante es para la Nación que Puerto Rico se levante; que recuperemos el ritmo de crecimiento económico y que el mundo mantenga puestos los ojos en la capacidad de reinventarnos que habíamos demostrado como Pueblo a partir de enero del 2017.
Luego del paso del huracán Irma por el Caribe, el mundo recordó nuestro sentido de humanidad. Fuimos, como Pueblo, los buenos vecinos y amigos que tras el paso del huracán María por Puerto Rico, también reconocimos en cada una de nuestras propias comunidades. Entonces, se nos reconoció por nuestra resiliencia. Parecíamos haber descubierto verdad, en aquello que expresaba Demetrio haciendo referencia a que no hay mayor desdicha que nunca haber probado la adversidad. Hoy, manteniendo esas características y sumándole la capacidad que hemos demostrado de salir adelante, como esperado y programado, dentro de un panorama real e informando a nuestra gente sobre cada paso que damos, seguimos abriendo caminos. Dando muestras de entereza y respeto, pero recordando que toda reconstrucción requiere buenos cimientos y que “en la brecha” hay que dar muchas batallas mientras se reverdece.