Se acerca el segundo mes desde el paso del huracán María por Puerto Rico. Durante este tiempo hemos visto reverdecer nuestro entorno, mientras, a su vez, resurge lo mejor de la idiosincrasia de nuestro Pueblo. Nuestra gente no ha dejado de ayudar a quien más lo necesita ni de hacer los esfuerzos necesarios para cumplir a cabalidad con sus responsabilidades hacia terceros, dentro y fuera de sus lugares de trabajo. Quienes han querido observar todo lo relacionado con este evento catastrófico desde una óptica política partidista, parece hasta no desear que nos pongamos de pie y retomemos la ruta de progreso que habíamos comenzado a construir juntos a partir del pasado mes de enero. A esas personas les tengo noticias: para ustedes también, Puerto Rico se levanta.
Si bien es cierto que hay momentos en que nuestras situaciones particulares nos hacen olvidar la magnitud de esta catástrofe, también lo es que no hay duda de que, hasta en aquellas ocasiones en que nos parece que es necesario “volver a empezar, estamos avanzando en la dirección correcta” y conforme a las metas establecidas. En cada reunión de trabajo, en toda visita que recibimos en la isla y en los diferentes viajes realizados por nuestro gobernador a la capital federal, este le ha presentado la realidad que vivimos y las necesidades particulares de cada municipio o región afectada adversamente, como consecuencia de los fenómenos atmosféricos que tan fuertemente han azotado el pasado mes de septiembre, una realidad que contiene, a mi mejor entender, hermosas historias de humanidad, hermandad, heroísmo, patriotismo y superación.
De igual forma, existen lamentablemente, relatos estremecedores que siempre serán parte de nuestras vidas y, más aún, de nuestra historia como pueblo. Vivimos momentos en que sufrimos un revés, y otras tantas, en que experimentamos como se va avanzando de la mano de nuestra gente, a paso firme y con renovado entusiasmo.
Durante su juventud, y aún siendo conocido por sus amistades como Karol Woityla, que hoy reconocemos como Juan Pablo II, este escribió la siguiente frase que cobra vigencia también hoy: “En el camino del amanecer no atravesaré un espectro de malos días”. En el Gobierno de Puerto Rico reconocemos, como la mayoría de los residentes de nuestros municipios, que a todos nos corresponde enfrentarnos a grandes retos, antes de poder decir que hemos logrado recuperarnos. Aún hay sectores que requieren que nos mantengamos realizando esfuerzos y trabajos característicos de una emergencia. Otros tantos en fase de recuperación, y estamos identificando aquellos que deben encaminarse pronto a su reconstrucción. Etapas que requieren inyección económica, asistencia técnica y capital humano para que nuestras comunidades continúen adelante.
Hemos llegado hasta aquí gracias a un pueblo que quiere lo mejor para sí y los suyos, a ciudadanos que han abierto sus corazones para darse por entero, a nuestros servidores públicos y a agrupaciones comunitarias que han labrado según los más altos postulados de las agencias o entidades a las que pertenecen, a nuestros hermanos de otras jurisdicciones que, más que la necesidad, han visto en los damnificados la oportunidad de compartir sus bienes y dones. Seguimos abriendo caminos… y comenzaremos a construir el nuevo sendero que nos ha de llevar al Puerto Rico que anhelamos y merecemos. Así nos ayude Dios.