La época navideña y la llegada de un nuevo año nos permiten reflexionar en torno a las lecciones del pasado y mirar al futuro con la seguridad de que todo será mejor. Sin dejar fuera de perspectiva las dificultades que aún viven muchas personas en cada municipio de nuestra isla como consecuencia del paso de los huracanes Irma y María, este año nos ha dejado claro cuán importante es enfocarnos en mantenernos firmes en los compromisos de seguridad y progreso que hicimos con nuestro Pueblo.
La palabra empeñada en el Plan para Puerto Rico debe seguir siendo y será nuestro Norte, para garantizar una mejor calidad de vida a nuestra gente. Por lo mismo, sin dejar a un lado la atención especial que conlleva la recuperación, continuamos trabajando en cada uno de los aspectos que han de promover el óptimo desarrollo socioeconómico de Puerto Rico, a corto y a largo plazo. El progreso individual y colectivo se logra a través del esfuerzo que estamos realizando en los ámbitos local y federal. La lucha que sigue dando el honorable Ricardo Rosselló Nevares dentro y fuera del Congreso de los Estados Unidos y en las agencias administrativas para promover el trato igual para quienes residimos en Puerto Rico, toma mayor relevancia a cada instante.
Ahora corresponde también la unidad de propósito para hacer valer nuestro reclamo por medio de la participación activa de nuestros hermanos que han tenido que abandonar su terruño y que disfrutan a plenitud de sus derechos ciudadanos. En ese frente, el próximo año natural ha de ser de vital importancia. La composición que ulteriormente tenga el Congreso de los Estados Unidos para los años 2019 y 2020, y la cantidad de aliados que pueda tener Puerto Rico también en el liderato de cada uno de los estados de la Unión serán clave para la consecución de nuestras metas. En el ámbito estatal, hemos sembrado la semilla del progreso, la innovación y la tan necesaria reestructuración que necesitan tanto el andamiaje gubernamental como nuestra sociedad en general.
Los proyectos recientemente convertidos en ley se unen a las transformaciones avaladas por nuestro Pueblo para alcanzar nuestras más grandes aspiraciones. La objetividad e independencia de criterio que promueve la Reforma Judicial, la agilidad y protecciones que brinda la Ley del Nuevo Gobierno, los decretos que se han ido validando para la permanencia de nuestra clase médica, los programas de vivienda que se han ido implantando para quienes más lo necesitan y el esfuerzo que día a día realizan los equipos de trabajo en las agencias gubernamentales y corporaciones públicas para que los más vulnerables sean debida y adecuadamente servidos son ejemplos de una mejor forma de gobernar que no ha se ha quedado en el tintero, si no que se pone en práctica de manera que podamos continuar construyendo juntos el Nuevo Puerto Rico.
No puedo cerrar este escrito sin mencionar que 2017 nos permitió dar lo mejor de cada uno de nosotros. Dentro de la adversidad, las comunidades, las organizaciones sin fines de lucro y muchas personas en su carácter personal han dado lo mejor de sí para levantar a Puerto Rico desde sus más importantes cimientos, fortaleciendo física y espiritualmente nuestro mayor recurso: nuestra gente. Que la alegría de estos días nos permita igualmente sobrellevar los momentos difíciles que trajo este año consigo; que la Estrella que guio a reyes y pastores a adorar a nuestro Salvador, nacido en un pesebre, también dirija nuestros pasos en estos tiempos para reconocer y valorar lo verdaderamente importante. Asimismo, recibamos el Nuevo Año con la certeza de que, cuando nos los proponemos y nos esforzamos genuina y desinteresadamente para ello, lo mejor está por venir.