¿Saben del cuento de Salcedo y los taínos cuando averiguaron que era mortal? Eso parece estar ocurriéndole al gobernador ante SUS archienemigos políticos. Han descubierto su vulnerabilidad y tienen a su equipo de trabajo “pilla’o”.
El suceso con el expresidente de la Comisión Estatal de Elecciones podría ser la punta del iceberg de un escándalo que podría provocar la implosión que hace tiempo debió haber provocado el propio Ricardo Rosselló en La Fortaleza. El aún juez Ramos está acorralado por todos los frentes: Justicia, la Administración de Tribunales y los federales, que no han descartado entrar a escena. De hecho, hoy la oficina de los tribunales comienza a recibir testigos.
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La denuncia tiene su génesis en el chisme entre Thomas Rivera Schatz y Norma Burgos, tras el despido de Lolin Santiago de la oficina del PNP en la Comisión Estatal de Elecciones. Santiago era la figura de Schatz en la CEE, al punto de que, tras ser despedida por Burgos, fue reclutada a un alto puesto administrativo en el Senado. No hay duda que Schatz anda tras la cabeza de la exsenadora. En el camino, los populares “recibieron” copia de esa explosiva conversación en WhatsApp del equipo electoral de Rosselló, durante las elecciones pasadas, con el juez Ramos, quien atendía controversias juridico-electorales en Moca. Le tocó al senador Aníbal José Torres hacer la denuncia pública, y ahora Justicia, con el pretexto de comenzar “una investigación completa”, quiere saber quién es el chota. Ello parece ser un operativo político de bajo nivel de la secretaria de Justicia y un acto contrario a las leyes promulgadas por esta misma administración para proteger a los delatores de actos de corrupción.
Si Justicia insiste en presionar al senador Torres del PPD podría complicársele la situación al gobernador. Mientras tanto, Schatz la ha emprendido contra la secretaria Wanda Vázquez (quien hoy funge de gobernadora interina) y ha comenzado a citar a los funcionarios de La Fortaleza que aparecen en el comprometedor “chateo”. Los citados ya han dado señales de evadir sus comparecencias, oportunidad dorada que se le presenta al presidente del Senado para ir al foro judicial antes que lo haga la titular de Justicia y así obligarlos a acudir so pena de desacato.
El WhatsAppGate se está convirtiendo en una ola creciente, casi irreversible para la administración Rosselló, que pudo haber sido evitada si, como dice la campaña de la cerveza, hubiese hecho el restart que todo el mundo le sugería hacer ante tanto tropiezo.