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“Un Gran Pueblo”

El pasado lunes, el honorable Ricardo Rosselló Nevares presentó al Pueblo de Puerto Rico, desde el Hemiciclo de la Cámara, la situación del Estado. Esta ocasión se vio enmarcada tanto en el proceso de recuperación luego del paso de los huracanes Irma y María por nuestro archipiélago, como por los importantes anuncios que había adelantado sobre el futuro de la corporación pública conocida como la Autoridad de Energía Eléctrica, además de su respuesta al reclamo de nuestra gente por un óptimo y verdaderamente libre sistema de educación pública.

Reconociendo, como lo hizo el primer ejecutivo, que “ha sido un año intenso de trabajo superando grandes retos y dificultades” concurro con su visión de que “este es nuestro momento”. Y hemos de continuar abriendo caminos en la ruta de progreso. Antes de los huracanes que azotaron nuestro terruño en el tercer trimestre del 2017, habíamos iniciado a implantar el Plan para Puerto Rico avalado por el pueblo. Estaban en vigor importantes iniciativas dirigidas a que contaras con un Gobierno ágil y eficiente. Medidas que promovieron necesarios ahorros en el sector gubernamental, y muchas otras dirigidas al desarrollo socioeconómico de nuestras comunidades, especialmente cuando el mundo redescubrió a un Puerto Rico abierto para hacer negocios.

Blanchard y O’Connor nos recuerdan que “lo más importante en la vida es resolver qué es lo más importante”. Añado que, en la administración pública, las prioridades del Gobierno deben ir de la mano de las prioridades de nuestra gente. Por ello, la necesaria reingeniería del andamiaje gubernamental incluye particulares garantías a quienes laboran en el servicio público. Las reformas labores, con medidas como el Empleador Único y el Programa de Transición Voluntaria no tan solo atienden de forma innovadora la reducción del Gobierno, y lo acercan más a quienes sirve, sino que permiten el movimiento y el desarrollo de nuestra economía, sin obviar que, como patrono, regulador o facilitador, el Gobierno tiene también la responsabilidad de salvaguardar a la clase trabajadora. Por ello, implantamos la ley de igualdad salarial, y nos convertimos, como expresara nuestro gobernador, “en una de las jurisdicciones pioneras en los Estados Unidos al adoptar guías uniformes para el autoestudio de igualdad salarial”. Nos corresponde dejar atrás la discriminación salarial por razón de género, destruir los techos de cristal y alcanzar la igualdad en todo ámbito del quehacer diario.

A través de alianzas participativas, y como resultado del diálogo multisectorial, adelantamos importantes iniciativas para el progreso de Puerto Rico por medio de la autogestión y el continuo adiestramiento de nuestra futura fuerza laboral. Lo anterior, por medio de programas como Puerto Rico Emprende, nuestro mapa de activos de Puerto Rico y los esfuerzos dirigidos a establecer y ver nacer los frutos de una economía solidaria, con características y particularidades de cada una de nuestras regiones, sean agrícolas, industriales o exportadoras de bienes y servicios.

El transcurso del primer año de este cuatrienio ha sido de experiencias que marcarán para siempre nuestra historia. La transformación gubernamental, política y socioeconómica de nuestra isla continúa. La resiliencia de nuestra gente va más allá. Su deseo de retomar la ruta de progreso ha demostrado ser mayor que los contratiempos que aún hoy se sufren, como consecuencia de aquella lluvia constante y fuertes vientos. Definitivamente, somos una gran pueblo. Puestos de pie, alcanzaremos nuestros más preciados sueños.

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