Otra de las lecciones no aprendidas que nos han dejado los economistas es que, para ser capaces de hablar de la recuperación del país, es preciso hablar de un aumento en nuestra producción. Nos lo han dicho innumerables veces. Pero como con otras advertencias históricas, hemos preferido mirar a un lado.
Ahora, tras una crisis económica histórica, y en medio de la recuperación pos-María, sería conveniente volver a mirar esa receta de recuperación. A usted tal vez no le importe el tema. Pero se ve afectado por la baja producción local. Y si no, mire los precios de lo que consume. No importa lo que compre, en Puerto Rico casi todo resulta más caro que en otras jurisdicciones: la carne, los vegetales, los pescados, el vino. En ocasiones, no nos damos cuenta, pero basta con echar una mirada fuera del país y preguntarnos cuánto cuestan allí los productos.
Esta columna la escribo desde Madrid en donde los ejemplos me han golpeado en la cara. A pesar del cambio de moneda (de dólares a Euros) en el que el dólar pierde terreno, comer por estas tierras resulta mucho más barato. Una comida completa en un restaurante de la capital española, con primero y segundo plato, postre y bebida, puede costar unos 12 euros. O lo que es lo mismo, unos 14 dólares. En el supermercado es la misma historia. Carnes, quesos, leche y vegetales de todo tipo, a precios bajísimos.
Pero ¿cómo conseguirlo? Ya nos lo advertían los economistas: aumentando la producción. Sucede que, en Puerto Rico, más de los productos que finalmente llegan a la mesa son traídos de otras latitudes. Ni mariscos se consiguen a pesar de tratarse de una isla.
Así que, lógicamente, si es preciso pagar por tener los productos que no son cultivados en nuestras tierras, se hace. Pero tiene consecuencias en el bolsillo de todos. Mientras eso sucede, no solo seguimos pagando más caro por los alimentos y productos que consumimos, sino que kilometros y kilometros de terreno cultivable siguen sin utilizarse. Por no hablar del gigantesco problema de seguridad alimentaria del que tuvimos una prueba con la escasez de productos tras el paso de los huracanes Irma y María.
A pesar de lo anterior, nuestros planes como país (esos que no cuajan desde hace décadas), obvian el aumento en la producción de alimentos, productos o servicios como parte de la fórmula de desarrollo económico. ¿Aumentar la producción como medida de desarrollo económico, promoción de la seguridad alimentaria y aumento en el empleo? No. La oficialidad continúa apostando a la más asfixiante austeridad como medida de recuperación. Recortes, recortes y más recortes sin la entrada de dinero nuevo no parece ser una opción que promueva la recuperación.
¿No creen ustedes que con más de 4 millones de puertorriqueños en Estados Unidos existe allí un mercado natural para nuestros productos o servicios? Claro, para que ello ocurra sería preciso tener visión y, claro está, tener qué exportar. ¿Y si empezamos por ahí?