El avispero está revuelto con las declaraciones del presidente Trump sobre la estadidad. A raíz de esto, el Partido Nuevo Progresista (PNP) y el movimiento estadoísta no afiliado andan golpeados tratando de definir qué hacer ahora. Evidentemente, no se esperaban este cantazo. Y es que, por más desajustado que pueda estar para muchos el inquilino de La Casa Blanca, sigue siendo POTUS y el poder último sobre Puerto Rico.
El gobernador Ricardo Rosselló parece que contraatacará haciendo campaña, de manera más activa, por los demócratas y dejándoles saber claramente que es su enemigo político, buscando la derrota de los republicanos en las elecciones congresionales de noviembre. Este es un issue primordial para Trump en este momento, pues una pérdida del poder político en el Capitolio supone el fin de su mandato en lo que tiene que ver con promesas pendientes y que requieren legislación. Tanto le duele ese tema a Trump que él mismo se lo planteó a Rosselló en la Casa Blanca, en medio de una reunión con gobernadores, cuando el mandatario puertorriqueño trajo el tema, y Trump le preguntó sarcásticamente si la estadidad le aseguraría más legisladores federales republicanos. Por ese lado, Rosselló tratará de vencer a Trump.
Por su parte, la comisionada residente apuesta vencer a Trump en el Congreso con los mismos correligionarios suyos del Partido Republicano, adelantando su proyecto de estadidad. Jenniffer González está confiada en que, en noviembre, después de las elecciones, su proyecto baje a discusión a nivel de comité, se vote en la Cámara (antes que venza el término de los representantes federales en diciembre) y lo consideren en el Senado para que pueda pasar a la consideración del presidente. Como decía un viejo anuncio, sucio difícil. El que se complete de aquí a diciembre el trámite legislativo con el proyecto de admisión que impulsa González suena contrario a la ley de probabilidades en el Congreso de los Estados Unidos. Ahí no parece haber posibilidades para vencer.
Lo que tienen que reconocer todos los que quieran vencer a Trump, en lo que al estatus se refiere (y digo Trump como símbolo principal del ente colonizador), es que Washington solo se mueve con un solo factor: crisis. Solo si hay una crisis política que le esté desviando de la agenda doméstica o exterior, el poder político federal se mueve para atender los asuntos. Así ocurrió con Vieques y su desmilitarización. No se resolvió hasta que se logró una atención mediática a nivel nacional estadounidense y cuando los funcionarios federales eran abordados a diario sobre el tema. No se atendió hasta que congresistas, estrellas de Hollywood y políticos eran arrestados por desobediencia civil. O cuando el gobernador puertorriqueño les dijo a los legisladores federales: “Don’t push it”. Washington se mueve con las crisis. El cabildeo o el diálogo no parecen resolver grandes temas como es la centenaria condición colonial de Puerto Rico.
Quien sí está de tú a tu con Trump es Carmen Yulín Cruz. Es una rock star para los medios, y los demócratas en Estados Unidos. Ahora, está por verse si eso se traduce en un éxito político local. Yo sospecho que no y que, al final de cuentas, será evaluada por su gestión administrativa en la capital de Puerto Rico. Esa gestión es percibida como deficiente. Para ella ese es un reto y un enemigo que tendrá que vencer.