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Opinión: El arte de pedir disculpas

Lea la opinión de Marta Michelle Colón

Después de celebrar tan efusivamente el arte de dar “gracias”, debemos contemplar el arte de pedir disculpas. Un acto difícil para muchos, sin embargo, sencillo de llevar a cabo y con resultados positivos palpables inmediatos. ¿Conoces a alguien que le dé pereza pedir disculpas? Cuéntale lo sencillo que es:

  Al pedir disculpas, necesitamos asumir responsabilidad. Es fácil verbalizar que llegamos tarde a una reunión porque el tapón era horroroso (el viejo truco). Sin embargo, la realidad es que, si hubiésemos salido con tiempo, llamado dos días antes para conocer la dirección a donde nos dirigíamos e, incluso, si hubiéramos preguntado el mejor lugar para estacionar, de seguro no llegábamos tan tarde.

• Enfocarse, actuando sobre los errores específicos y las personas impactadas. Si tenemos perspectiva, sensibilidad y sentido común, podemos estar claros de las ramificaciones del impacto negativo que causamos. Conozco a alguien que vive para hacerle la vida imposible a su expareja, sin considerar el efecto emocional, físico y social que tiene en sus hijos. Siempre inventa un compromiso cuando su expareja solicita estar más con sus hijos, quedando en captura de sus mentiras; sin entender cómo sus acciones tienen un impacto en su credibilidad y cómo sus hijos se sienten y emiten juicios.

  Tener autenticidad, demostrando en nuestro tono y palabras verdadero arrepentimiento por nuestro error y el resultado del daño causado. La línea gastada de “no volverá a pasar” y “me siento terrible”, como un robot con baterías casi agotadas, no tiene un impacto positivo y, en ocasiones, agrava la situación.

• Evitar emitir excusas y/o minimizar el daño. Tengo un cliente que solía tener “arrechuchos” en medio de reuniones. Sus razones: que no se había tomado las pastillas para su enfermedad, que nadie se afectaba por sus cuestionamientos agresivos y que su reacción era por cómo algunos la miraban o el tono que usaban para comunicarse con él. ¿De verdad uno puede ser artífice de tantas excusas o vivir tan lejos de la realidad? 

Al igual que “gracias” y “por favor” deben ser parte de nuestra comunicación cotidiana, lo mismo debe ocurrir con pedir disculpas. Es cierto que puede ir en contra del ego, y la valentía de muchos, sin embargo, si se actúa rápido y se previenen recurrencias, es un acto que no cuesta nada y las ganancias son gigantescas.

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