Si usted es como yo y lleva celebrado las festividades navideñas desde octubre, posiblemente ya el cuerpo le esté pasando factura. Me está pasando.
No como mucho todo el tiempo pero recientemente mis hábitos se han reestructurado un poco por obligación y como me levanto más temprano me porto mal más temprano. Empecé organizada tomándome mis vitaminas tempranito y una batidita energizante con proteínas, antioxidantes y no sé qué otras cosas.
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Pero a las dos horas ya estaba mirando para el lado. Y como es Navidad siempre en la Redacción no poníamos regaloncitos y traíamos desayunitos especiales, calóricos, muy calóricos. Ricos. Y después que uno peca A.M, peca M.D y P.M y A.A, una categoría que me inventé hace unas semanas cuando me di cuenta de que mis días son demasiado largos y que significa antes de acostarse.
Aunque he tomado medidas para enfrentar los malos hábitos, me parece que voy a tener que empezar a ser más estricta. Como odio las fajas, la falta de aire y la dificultad para ir al baño con esa cosa puesta, la única alternativa que me queda es ponerme las pilas.
Ajá. Sé que algunos estarán pensando que entonces el mágico air fryer en el que he hecho hasta pasteles en Navidad entonces no me funcionó tanto. Bueno, funciona algo porque me evitó el aceite, pero es un air fryer, no un pote de fattaché. Harina con todo eso, por tres meses, se nota. Créanme que se nota.
He comido tantas cosas que no como durante el año que anoche bromeando le dije a mi esposo que para solucionarlo me tendría que convertir en vegana. No vi mucho entusiasmo en la mesa (sí, estábamos todos comiendo carne sabrosa- roja, de paso, de las que no me como jamás en el año).
No creo que mi hijo y mi esposo estén muy alegres con mi determinación de bajarle dos a las carnes, huevos y quesos, y a los carbs, aunque les he prometido que ellos seguirán comiendo lo que les dé la gana.
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Total, que las mismas ganas me dieron el año pasado y me duraron dos días. Aunque algo voy a hacer. Hace un fracatán que no voy al médico, no me he hecho chequeos hace como dos velas atrás, y no es como que estoy más joven.
No sé si haré tanto como volverme vegana pero definitivo vuelvo al gym y al médico. Es enero. ¡Y el cuerpo lo sabe!