En una ocasión, escuché a dos personas narrando la difícil situación por la que estaban atravesando dentro de un ambiente de trabajo hostil. A pesar del descontento, ninguna de los dos consideraba dejar ese trabajo por el momento, ya que lo “necesitaban”. Recuerdo haber comentado que si yo fuera esa persona difícil que los supervisa, me parecería sumamente triste que la gente quisiera trabajar conmigo porque no le queda otro remedio, porque lo “necesitan” en vez de porque me respetan y aprecian.
Luego de más de veinte años ofreciendo charlas y talleres de motivación y comunicación efectiva en tantos escenarios profesionales, estoy clara en que, desgraciadamente, siempre nos vamos a encontrar con personas en el área de trabajo que carecen de inteligencia emocional y que pueden, consciente o inconscientemente, hacer del ambiente de trabajo todavía más difícil de lo que puede ser.
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En un momento cuando estamos viviendo tanta inseguridad acerca del futuro económico del país, me nace compartir con ustedes algunas de las características que quisiera en un ambiente de trabajo ideal, ese donde podamos transformarnos juntos a pesar de las crisis.
-Me encanta trabajar con gente que es más inteligente y sabe más que yo. Eso me permite cultivar la humildad y la capacidad de admirar a otros. Si estar rodeado por gente que sabe más te hace sentir inseguro, el problema es tuyo.
-Respeto a aquellos que validan a sus compañeros de trabajo, recordándoles siempre, aún cuando no tengan que hacerlo, lo que están haciendo bien.
-Disfruto trabajar con personas que entienden que no siempre van a ganar, y que ven el valor enorme que tiene la capacidad para la negociación.
-Me gusta trabajar con personas que confían en mí porque confían en ellos mismos y saben que esa confianza es hija de haber cometido unos cuantos errores.
En resumen, mi lugar de trabajo ideal es donde reine el entusiasmo, el respeto, el no-juicio, y la comunicación honesta y empática. Sé que no es fácil, pero también sé que lo único que yo puedo hacer es dar el ejemplo. Por ahí empezamos.