Hasta hace escasas semanas, el clima en nuestra isla era tan placentero que se podía disfrutar los fines de semana al aire libre sin necesidad de recurrir a espacios con aire acondicionado. En algún momento durante mayo, y ahora con mayor intensidad en el mes de junio, los calores infernales azotan nuestro 110 x 35 sin piedad alguna. Qué diferencia hacen unos meses y qué diferencia hacen tres años, tanto en cuanto a la temperatura como en cuanto al tema del cambio climático.
En las últimas elecciones presidenciales, el cambio climático prácticamente no figuraba en debate alguno. Donald Trump llegó al extremo de negar su propia existencia, y aunque Hillary Clinton tenía una plataforma dedicada al fenómeno de cambio climático, no dedicó mucho tiempo de su campaña hablando sobre el particular. El tema, de hecho, tuvo mucho más protagonismo en las primarias demócratas, impulsado por el senador por Vermont Bernie Sanders, que en cualquier otro contexto.
Y en ese ciclo eleccionario, los medios de comunicación tampoco hicieron énfasis sobre el tema. Incluso, durante los debates televisados, donde los periodistas pudieron haber forzado la pregunta, no se trajo el tema a la discusión, pasando así por debajo del radar de la audiencia. Esa definitivamente fue una oportunidad perdida por la prensa en cuanto a tan importante tema.
En esta ocasión, habiéndose anunciado ya prácticamente todas las candidaturas presidenciales y, por ende, ante lo que puede entenderse como el inicio del ciclo electoral de 2020, mientras el presidente se hace el desentendido, ya empezamos como los principales candidatos del partido demócrata comienzan a darle importancia al tema. Como ejemplo de esto está la decisión del gobernador de Washington, Jay Inslee, de convertirlo en el tema principal de su campaña, mientras que el exvicepresidente Joe Biden y la senadora de Massachusetts Elizabeth Warren están elaborando y develando propuestas billonarias para atender el asunto.
El Green New Deal, una propuesta amplia y ambiciosa impulsada por demócratas progresistas, es el punto de referencia contra el cual se medirán muchas de esas propuestas. De hecho, el tema ha cobrado tal relevancia que el periódico The Washington Post ha reunido las posiciones de los 23 candidatos demócratas en una tabla de desplazamiento práctico.
Eso, definitivamente, es un avance, pero como todos sabemos, hablar sobre el tema es solo el comienzo. Necesitamos acción.
Múltiples sondeos hechos sobre el tema coinciden en que, al menos, dos tercios de los encuestados reconocen que el cambio climático está ocurriendo y que la actividad humana es el principal propulsor. Sin embargo, menos de la mitad de la gente cree que el impacto nos afectará en nuestra vida. Esto es evidencia de que, claramente, muchos de nosotros no prestamos suficiente atención a sucesos como las tormentas más intensas, las sequías más prolongadas y severas y los glaciares que se derriten; todos pronosticados por décadas como consecuencia del calentamiento global.
Está sucediendo, estamos comenzando a sufrir las consecuencias y nos corresponde, es nuestra responsabilidad, lograr que nos movamos del discurso a la ejecución de aquello que puede ayudar a reversar el curso. Desgraciadamente, sin una presión política sostenida, incluso las mejores propuestas de cambio climático en el mundo, no llegarán muy lejos. Y si Trump gana la reelección, la nación perderá, al menos, otros cuatro años en los que será virtualmente imposible lograr que el liderazgo federal se ocupe del tema más grave y existencial de nuestros tiempos.
Es por esto que resulta alentador ver a los demócratas enfrentando el problema de una vez y por todas. Pero nos corresponde al resto de nosotros asegurarnos de que permanezca allí, y que, si uno de los demócratas gana en 2020, el nuevo presidente continúe presionando para que se realicen cambios inmediatos y radicales para enfrentar esta crisis que se desarrolla.