En medio de toda la discusión del Proyecto de Libertad Religiosa, sus promotores expresaban que los responsables de votar por las medidas eran ellos, implicando en cierta forma que no se dejaban llevar por el sentir y padecer de personas ajenas al cuerpo legislativo. Esa discusión, a su vez, me hizo meditar sobre las funciones y responsabilidades que —democráticamente— el país depositó en mí y en todos los miembros de la Asamblea Legislativa y del Ejecutivo.
Si bien no puedo expresar las motivaciones de los demás legisladores, sí puedo compartir las mías y garantizar que todas las acciones legislativas que ejecuto están íntimamente atadas a estas. Soy legislador y representante por acumulación del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP). Tuve el privilegio de ser elegido con el voto de miles de personas alrededor de todo Puerto Rico. Cuando voto por una medida legislativa en el hemiciclo, lo hago por las siguientes razones y convicciones:
Para proteger y defender los derechos humanos de todos y todas, en contra del discrimen en todas sus manifestaciones. Voto creyendo en que los seres humanos tienen derecho a creer y a no creer; que nos asiste el derecho humano de amar y querer, casarse, adoptar a quien uno desee. Voto y votaré en defensa de la equidad.
Voto, también, con la conciencia social de que en este país existen la pobreza y la desigualdad social y que hay que combatirlas.
Voto para defender los recursos naturales y el medioambiente, la planificación y el urbanismo.
Voto a favor de la educación pública, gratuita; por la permanencia de las escuelas públicas, por las maestras y maestros, por nuestros jóvenes estudiantes.
Voto, además, por la defensa y el apoyo de nuestra universidad, para que sea permanentemente pública, por sus once recintos, por sus estudiantes, profesores y trabajadores.
Voto en total solidaridad con los que salen todos los días a trabajar, los empleados y empleadas públicos, los unionados, trabajadores de la empresa privada y los que tienen trabajo en precario. También, voto para forjar oportunidades a quienes han perdido su trabajo.
Voto por la concienciación social de que existe una sociedad patriarcal y un machismo que nos arropa. Voto y lucho por la erradicación de la violencia de género, por la equidad y por una educación con perspectiva de género.
Voto con la conciencia de que el problema de la criminalidad es complejo, vinculado a la desigualdad, al narcotráfico, a la drogodependencia y a los problemas de salud mental, entre otros.
Voto para combatir el mercado de la salud, y para enaltecer el derecho humano a la salud.
Voto para fortalecer la soberanía alimentaria, por la agricultura sostenible y en contra de las semilleras.
Voto y votaré en defensa de los adultos mayores, los jubilados, pensionados y el derecho a la protección de sus pensiones.
La justicia, la libertad, la equidad, la dignidad, la solidaridad y la conciencia social deben ser el norte —como lo es para mí— del voto de cada legislador y legisladora.
Pero, además, yo siempre voto pensando y actuando bajo la más firme convicción de que el problema fundamental de nuestro país es el colonialismo, y que la independencia es la herramienta principal para reconstruirlo económica y socialmente. Por todo lo anterior, yo voto.