El olor a salitre de las olas que besan nuestra Madre Patria siempre me dice que llegué. A menudo ha provocado que salgan lágrimas como torrente que baja de la montaña cuando aterrizo en sus brazos. Sé que es lo que sienten cientos de miles de sus hijos que estamos acá, pero que vivimos con un pie allá y que buscamos regresar. Nos ha dolido ver a Madre golpeada una y otra vez, por la recesión y los malos manejos, el huracán que le arrancó la piel y que la hizo pasar hambre y sed física, emocional y espiritual; por la muerte y el dolor de nuestros hermanos abandonados a su suerte, las humillaciones de quienes han abusado de la confianza y el poder desde afuera y desde adentro. Y ahora, por el irrespeto a todos los que hemos sufrido con ella, en medio de la lucha por recuperarnos.
Con más dolor, repugnancia e indignación hemos observado desde acá: los arrestos, la conferencia de prensa del gobernador, la cobertura de la prensa estadounidense, la actitud de los bullies y misóginos, el desgraciado chat, los comentarios en las redes y hasta los memes, a los que he querido ver como un desesperado mecanismo de defensa “para reírse por no llorar”, porque nada de esto es chiste. También he visto los ataques a la prensa, los epítetos y la manera de referirse a las hijas de Madre, los que ella siente como una injuria a su Esencia, los insultos hasta a los difuntos… Y las hipocresías de quienes piden perdón, porque se les ve a leguas que no les nace del corazón, sino que es una estrategia para decir que cumplieron con “lo que dice el librito” sobre los manejos de la crisis que ellos mismos provocaron.
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Por eso hay que seguir cuestionando, analizando en lo profundo, exigiendo y defendiendo a Madre. Porque Madre sabe más que eso. Ella sabe que cuando se está de rodillas, lo que sigue es levantarnos. Sabe que hay que comprender, abrazar y trabajar con esta gran crisis, internalizando y grabando cada momento en el camino, para recordar y no repetir los errores del pasado.
Sabe que esto es un asunto de tod@s, porque como dice el poeta Ryunosuke Santoro: “Individualmente, somos una gota. Juntos somos un océano”. Y Madre cuenta con el océano y el mar que la enmarcan y la fortalecen desde afuera y con el océano del pueblo que necesita unirse y protegerla desde adentro.
Empecemos por no quedarnos “en las aguas” del chat. A los que pidieron perdón —dígannos si dedicaron la misma cantidad de horas que dedicaron al chisme, a cumplir con la confianza, la obligación y el mandato de dirigir y administrar los fondos que le pertenecen al pueblo; para cumplir con las exigencias de ética requeridas por ley: Para Gobernar. A los llamados asesores y consultores en relaciones públicas, dígannos si facturaron y cobraron por cada hora y minuto dedicado a la sorna; no pidan perdón sin acciones – ¿cuándo van a devolver el dinero cobrado? ¿cuándo renunciarán a sus contratos? ¿a sus puestos?
A mis hermanas y hermanos puertorriqueños, especialmente a los colegas periodistas, sigamos luchando para que seamos tod@s el océano desde afuera y desde adentro, que encamine a nuestra Madre Patria hacia su verdadera recuperación.