¿Cómo me sentiría si me estuviera ocurriendo eso?
Es la pregunta que debemos hacernos para lograr verdadera empatía. Continuamente, se reconoce y enfatiza la importancia de la empatía en el ambiente laboral. ¿Por qué? Sencillo: donde existe la empatía como elemento esencial de la cultura organizacional se brinda mejor servicio interno y externo, existe mayor rendimiento económico, eficiencia, lealtad, compromiso y retención de empleados y clientes.
Sin embargo, la brecha sigue siendo enorme. A diario, observo empresas cuya cultura se define por la agresión y la competencia negativa. Muchos líderes, ante la frecuencia de estas conductas, determinan convertir la empatía en un valor corporativo. Ciertamente, es un movimiento bien intencionado, aunque a veces “llano”, pues no toma en consideración cuáles son esas destrezas que los empleados requieren aprender, conocer y practicar para lograr los resultados positivos esperados.
La empatía es contagiosa. Por tal razón, cuando llegamos a lugares donde se practica la empatía de forma consciente —y es una destreza valorada y practicada por la gerencia— lo capturamos de inmediato.
¿Posibles formas de asegurar empatía en el lugar de trabajo?
- Reconocer el potencial de crecimiento. Cuando la gente piensa en la empatía como un rasgo que se tiene o no se tiene, puede parecer fuera de alcance. Si no puedes aprender algo, ¿por qué molestarte en intentarlo? Si estas creencias impregnan una organización, promover la empatía como valor colectivo es imposible. La empatía necesita ser reconocida como una habilidad que se puede construir y aprender.
- Resaltar las normas correctas. Las voces más fuertes rara vez son las más amables, pero, desafortunadamente, dominan las conversaciones. Cuando permitimos la expresión y actitud tóxica, se puede entender como “opinión mayoritaria”. Esta “norma fantasma” descarrila la posibilidad de cambios positivos. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de luchar contra estas normas, practicando los comportamientos correctos y dándole el valor que merece, a través de incentivos y reconocimiento, pues permite a los empleados ver su importancia y relevancia.
- Encontrar líderes culturales. Estas personas pueden no ser los más populares o poderosos. Sin embargo, son los más conectados. La información, ideas y valores fluyen a través de ellos. Son los verdaderos influencers.
Si deseamos una organización exitosa y empleados más comprometidos, la empatía requiere ser parte del ADN de una organización. Hay que prestar atención a cómo construir y transformar de forma colectiva la cultura organizacional.