La responsabilidad social del periodismo conlleva también la preocupación inherente de la calidad de vida y el respeto al ecosistema. ¿Qué está haciendo el periodismo para preservar el planeta? Internacionalmente, el periodismo ha procurado unirse a las Naciones Unidas, por ejemplo, para informar sobre la gesta de países para adoptar y promover legislación que conserve el ambiente. De igual manera, se ha denunciado la pobre ejecución de los Gobiernos en desarrollar políticas ambientales. Hemos observado cómo el compromiso de entregar un mejor país a las futuras generaciones se gesta responsablemente en Islandia —por mencionar un país— con políticas ambientales en desarrollo.
Aquí en Puerto Rico, vemos como el país se cae por políticas ambientales nefastas y de pobre conocimiento. De repente, le otorgan un contrato a un supuesto experto que desaparece y no deja nada implantado. Perplejos, los ciudadanos ven cómo se pierden por el tubo millones de dólares. Aunque desde el paso del huracán María vivimos temerosos más que nunca de la madre naturaleza, considero que cada persona es responsable socialmente de su alrededor, porque ya aprendimos que el Gobierno no cuidará a nadie. Si no lo cree, pregúnteles a los familiares de las personas fallecidas durante el paso del huracán María.
Como isla ubicada en la peligrosa zona de la trayectoria de la mayoría de los fenómenos atmosféricos, podemos decir que estamos más que vulnerables. Dos situaciones presentadas por la prensa durante estas pasadas semanas provocan una reflexión sobre qué estamos haciendo. La búsqueda de los cuatro adultos desaparecidos mientras pescaban en Fajardo colocó sobre la mesa el problema de la burocracia y la politiquería en las agencias gubernamentales. La vida de estas personas desaparecidas quedó en un segundo plano luego de decisiones administrativas pésimas por supuestas rencillas, pero yo diría envidia profesional, según también lo aseguraron cuatro pasados jefes de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias. El reclamo masivo para que el rescatista por excelencia de Puerto Rico, Nino Correa, se hiciera cargo del operativo de rescate ocasionó el cambio de mando ante lo que, a simple vista, era evidente: negligencia crasa en la confección del plan de rescate. Agarradas de la mano tengo a las familias de los desaparecidos, que tienen esperanzas, como es natural, de encontrar a los suyos con vida.
También pido para que no nos impacte un huracán, pues esa misma agencia que mostró poca empatía por la vida es la que está a cargo de salvar y proteger vidas. Varias historias de seguimiento sobre el proceder administrativo y el otorgamiento de contratos de dicha agencia son meritorias. Es una propuesta investigativa periodística ante tantas dudas sobre la mesa y con un país que aún no se recupera de las consecuencias del impacto dejado por el huracán más catastrófico de la historia contemporánea. Las luchas partidistas siempre van en contra de los constituyentes que, irónicamente, son los que han votado por un Gobierno que se mofa de sus circunstancias.
De otro lado, en la zona de Ocean Park, en San Juan, observamos de cerca la denuncia que por años han sostenido los defensores del ambiente. Una vez más, se ha constatado cuán flexibles fueron las agencias gubernamentales que otorgaron los permisos para construir propiedades en una zona marítimo-terrestre. Las imágenes impresionantes del antes y después de la conocida zona muestran cómo lujosas y costosas residencias están a punto de ser reclamadas por el mar. Esa situación no es ajena a lo que ya ha ocurrido en las costas de Rincón e Isabela, donde la proliferación de complejos residenciales no contempló el respeto al ambiente. Esta es otra noticia que merece seguimiento ante la inacción gubernamental y la promesa aún rechinando en los oídos del pasado inquilino de La Fortaleza, quien a través de su mandato repetía “permisología rápida para los constituyentes”.