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Las trabas de la colonia

Los puertorriqueños afrontamos situaciones que resaltan las consecuencias negativas de continuar viviendo bajo un sistema de gobierno colonial,

Consistentemente, los puertorriqueños afrontamos situaciones que resaltan las consecuencias negativas de continuar viviendo bajo un sistema de gobierno colonial, privados de derechos, beneficios y responsabilidades que nos permitan crecer como sociedad. El más reciente ejemplo de esto es la solicitud del Departamento del Tesoro federal al Gobierno de Puerto Rico de un plan para eliminar el arbitrio de 4 % a las corporaciones foráneas, que data de 2010. La posible conversión de lo que hoy día es un arbitrio de 4 % a una contribución sobre ingresos conllevaría que las corporaciones foráneas que hacen negocio en Puerto Rico tengan que revaluar su posición financiera ante dicho cambio para determinar si se quedan o relocalizan dichas operaciones fuera de Puerto Rico, lo que a su vez podría representar la pérdida de miles de millones de dólares anualmente de fondos que son utilizados para proveer servicios de salud a los más necesitados.

Este tipo de anuncio por parte del Gobierno federal tiene como consecuencia inmediata el que se movilice el aparato de cabildeo federal del Gobierno local en Washington en aras de detener el golpe al fisco. No obstante, la batalla que se enfrenta es cuesta arriba porque nuestra condición colonial limita las herramientas que tenemos para exigir lo que nos corresponde por derecho propio como ciudadanos americanos. En ese sentido, no tenemos dos senadores, ni siete representantes con voz y voto que defiendan nuestros intereses en el Congreso. Tan solo con eso tendríamos el poder de detener cualquier intento de privar a los ciudadanos americanos que habitamos en la isla de todo aquello que nos corresponde por derecho tal cual a nuestros compatriotas en los estados.

Nada resalta más la necesidad de que los puertorriqueños gocemos de la igualdad plena que solo nos garantiza la estadidad que situaciones como este cambio sugerido por el Tesoro federal sin que tengamos las herramientas que tienen el resto de nuestros conciudadanos: el mollero congresional y el voto presidencial. Del mismo modo, momentos como el que vivimos resaltan la gran hipocresía que exhibe el liderato del Partido Popular, quienes se trasladan a Washington a reclamar igualdad en las asignaciones de fondos, mientras llevan toda una vida utilizando fondos públicos para detener los esfuerzos de lograr esa igualdad plena reclamada por el pueblo de Puerto Rico mediante el voto mayoritario en tres plebiscitos consecutivos.

En fin, la única manera de evitar que Puerto Rico sea afectado por los cambios propuestos por el Tesoro esta semana es obteniendo la igualdad plena.

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