Esta semana, la Legislatura consideraba el Código Electoral propuesto por Thomas Rivera Schatz. En juego en dicha medida está tu derecho a decidir sobre tu futuro. Un derecho que te toca ejercer solo una vez cada cuatro años..
Lo que está detrás de la reforma electoral es una intentona contra tu voluntad de cambio; un golpe de Estado para asegurarles el poder a quienes no creen posible ganar los próximos comicios de buena lid. A continuación, enumero varias razones por las cuales debes oponerte a esta iniciativa.
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1. La presentó Rivera Schatz – El tiburón blanco no es de fiar. Ha traicionado a líderes de su propio partido. Su estilo, acciones y retórica son de corte autoritario. Su sed de poder es conocida. Y su uso de ese poder, sea para proteger a sus allegados, para la repartición de contratos a familiares de senadores, para la compra de conciencias, para la contratación de fantasmas y para la instalación de fastuosos monumentos deja mucho que desear.
2. Le pretende dar más control a solo un partido – Si el primer punto no es suficiente para convencerte, considera cómo pretenden nombrar a quien preside la Comisión Estatal de Elecciones. En la actualidad, los comisionados electorales de los distintos partidos tienen la prerrogativa de llegar a un consenso sobre quién será el presidente del cuerpo rector de nuestros procesos electorales. La intención de Rivera Schatz es otorgarle dicha prerrogativa al partido que reciba el mayor número de votos íntegros en la elección anterior.
3. No habría confianza en el resultado – El uso de más tecnología y la modernización de los servicios públicos son metas loables. Sin embargo, no son principios rectores de por sí de un sistema electoral. Las máquinas de escrutinio electrónico fueron un gran paso de avance. Aun así, estamos hoy sin los recursos para darles mantenimiento y asegurar que puedan emplearse nuevamente en las elecciones del año próximo. La propuesta de Rivera Schatz pretende abrir la puerta al voto por internet. Sin considerar los elevados costos de montar un sistema electrónico de votación que tenga el más mínimo grado de fiabilidad, consideremos que quedaríamos desprovistos de una evidencia física —una papeleta— que muestre la verdadera intención del elector. Se hace posible también la intervención de actores locales y extranjeros que quieran dirigir el resultado electoral, similar a la experiencia de EE. UU. con Rusia.
En fin, tenemos un sistema que, desde al menos 1984, ha producido resultados democráticos que no han sido disputados por quienes no resultaron favorecidos. Tenemos que detener este intento del PNP por robarse las próximas elecciones.