Mientras usted busca más y más información para leer, ver y escuchar, son miles de periodistas los que las preparan, expuestos al coronavirus. ¿Qué sucedería si de repente en los medios de comunicación se entra en cuarentena?.
La vida no sería la misma sin información, y eso incluye las series interminables de Netflix y, por supuesto, las series turcas. Les puedo asegurar que los verdaderos periodistas damos la vida por la información y la verdad. Obviamos que se está en peligro constante de contagio por coronavirus y seguimos trabajando.
PUBLICIDAD
No es una actitud irresponsable, es simplemente la vocación. Sin embargo, en países donde el coronavirus sigue haciendo de las suyas, ya han tenido que tomar medidas más drásticas. Tomo el ejemplo de Alemania y Pekín, donde los medios de comunicación electrónicos (televisión y radio) decidieron cerrar para proteger a todos sus empleados y todos están en cuarentena. Detrás del periodista informando, están al menos 25 personas en sus puestos coordinando la producción. En Pekín, están arrestando hasta a los blogueros.
Observando a los compañeros de las televisoras y radioemisoras de Puerto Rico, están guardando sus distancias correspondientes en el estudio o plató de televisión, y en radio ya se están viendo las estudios de la emisoras vacíos. Un solitario Rubén Sánchez ofrecía su escuchado programa sin invitados. Como ahora casi todas están en las redes sociales, usted lo puede observar más solo que la uno, como el dicho popular. Es difícil dar noticias solo porque los periodistas siempre estamos rodeados del equipo que realmente es el corazón de los noticiarios. Sin ellos, nada. Pero en esta nueva realidad, hay que acostumbrarse a trabajar en las peores circunstancias.
Les sugiero cubrir los micrófonos con un plástico que no afecte la calidad sonora, pues los micrófonos y sus respectivas superficies mullidas son un foco de infección. Lo que me ha preocupado desde el día uno de la cuarentena es la actitud irresponsable de los funcionarios gubernamentales que convocaban conferencias de prensa con alguno que otro tosiendo, tocándose la nariz, con mocos, rascándose la garganta y, para colmo, la epidemióloga del Estado dándole la mano y un beso en la mejilla a un periodista.
En Puerto Rico, somos demasiado insularistas. ¿Acaso no se han educado sobre la pandemia? Desde que esto inició, he estado pendiente de su crecimiento y tomo las medidas correspondientes. No permito besos ni tocadas de mano. Es que tampoco es bueno en tiempos normales con los entrevistados. Mejor usted allá y yo acá. Así nos protegemos todos. El estado de alarma se desató, entonces pensaron y ahora todo será por medio digital. El problema de ello es que, cuando los periodistas no están, pues se hace fiesta.
Es decir, los portavoces son estrictamente los funcionarios del Gobierno. Ello ha sucedido en Pekín y Alemania. Aquí no se confía en el ente gubernamental desde mucho antes de los fallecidos por el huracán María y la pedida de renuncia a Ricardo Rosselló.
PUBLICIDAD
Desde mucho antes, nos han estado mintiendo. En una de las conferencias de prensa del lunes solo tenía que mirar el lenguaje corporal de algunas de las figuras para percatarse de que muchos funcionarios no tenían conocimiento de lo que estaban hablando.
Por ejemplo, la funcionaria que enviaron del Departamento de la Familia nunca pudo contestar cuál es la medida para atender a las personas sin hogar que deambulan por nuestras calles. Su cabeza giró de lado a lado buscando un salvavidas de la información y nadie fue a su auxilio. La pregunta aún está sin contestar. De hecho, hay familias viviendo bajo toldos en Guánica, y otras, en refugios. ¿Se acuerdan? De seguro les pusieron pausa a esos detalles.
Esta semana, me toca hacer el noticiario y tomaré distancia de mis queridos compañeros. Llevaré toallas desinfectantes y toda la ropa que utilice será lavada inmediatamente. A los fotoperiodistas: nunca coloquen el equipo en el suelo y utilicen guantes protectores. Busque atención médica si desarrolla síntomas respiratorios dentro de los 14 días de la cubierta. Sí, estoy paranoica con la higiene, pero es que no me quiero enfermar; solo quiero informar con responsabilidad.