Es hora de cerrar filas detrás de la gobernadora Wanda Vázquez Garced en algo tan serio como lo que está ocurriendo a nivel mundial. Yo puedo estar de acuerdo con unas cosas y en desacuerdo con otras, pero el reclamo de que la ciudadanía se quede en su casa en los próximos días es genuino y cuenta con mi apoyo. En el caso de los negocios, honestamente tengo mix feelings, porque esto puede significar la muerte financiera para empresas medianas y pequeñas, pero hay una situación de vida o muerte de personas. Aunque la cantidad de muertos es un porcentaje bajito, por el momento y en comparación con la cantidad de contagiados, si no se controla la propagación por las buenas, se tiene que hacer por las malas. Obviamente, eso no quita que cuando haya un manejo inadecuado por parte del Estado sobre la emergencia, uno pueda señalarlo.
El pasado domingo comentaba que mi impresión es que la orden ejecutiva de la gobernadora para decretar un toque de queda/lockdown en la isla no llegaba, según anunciada, al próximo lunes, en el sentido de que podría ir sufriendo cambios que fueran flexibilizándola.
En efecto, eso ha ocurrido, pero no como esperaba, y me explico. Hasta hoy jueves, la ciudadanía ha mostrado mayor paciencia con el encierro de lo que yo esperaba. ¿Serán igual de pacientes de aquí al 30 de marzo cuando vence? No lo sé, aunque si la situación no se controla o baja, van a tener que serlo. Ahora, ¿aguantarán dos semanas adicionales?, ¿un mes y medio o dos meses confinados en sus residencias? Es impredecible. Ya el presidente Donald Trump anunció que hasta finales de julio o principios de agosto podría ser incontrolable el contagio, aunque se realizan grandes esfuerzos para contenerlo. ¿Llegará la ciudadanía a cinco meses de encierro? Es un panorama difícil de visualizar. Aunque los Gobiernos, cuando quieren algo, activan el botón del pánico proyectando que la cosa se ha puesto peor y el pueblo se “controla”.
Independientemente de…, en una situación como esta, a la gobernadora no le beneficia extender, porque sí, una crisis. O sea, si hay necesidad de extender el período, no será por gusto de La Fortaleza, sino por necesidad real de evitar algo peor. Es mi impresión.
El pasado domingo, cuando se estableció el lockdown , habiéndose dicho y repetido que solo se excluían servicios de alimentos, medicina, gasolina y banca, recibí constantemente preguntas de ciudadanos que querían saber si les aplicaba a ferreterías, salones de belleza, dealers de autos, entre otros. Lo aclaraba indicando que si usted no trabajaba alimentos, gasolina, medicamentos y banca, no le aplicaba la exclusión. Al rato, venían preguntando si aplicaba a centros comerciales, tiendas de muebles, de tecnología y otros. ¿En serio?
Creo que eso pudo haber sido el efecto de negación inicial, o más bien de incredulidad. Ya en el tercer día de lockdown , comienzo a recibir mensajes de lo importante que es abrir tal o cual negocio. Por ejemplo, el caso de una persona que necesita que abran una gomera porque tiene una goma dañada y necesita cambiarla por si tiene que arrancar para el hospital. Para mí es una inquietud válida. Ahora, ¿y la goma de repuesta del auto? Si la goma ya llegaba al alambre, ¿porqué entonces ahora quiere cambiarla cuando pudo haber evitado llegar a ese nivel? Nada, cada caso tendrá su justificación.
Ahora, supongamos que el de la gomera tiene razón y que necesita que los excluyan porque cambiar una goma o ponerle un parcho puede ser la diferencia entre que una persona llegue o no a su cita médica, o al hospital en caso de emergencia. Bueno, pues ahí creo que el que vende piezas de autos podría ser considerado igual. Entonces ya abrimos las gomeras y los auto-piezas.
Ahí vendrá el que vende piezas de estufas a indicar que los deben excluir porque si a alguien se le daña la estufa, puede ser la diferencia entre comer y morirse de hambre. Pues ya tenemos la gomera, el autopiezas y la tienda de piezas de enseres. De momento, los técnicos de refrigeración levantarán que deben ser excluidos porque hay medicamentos que las personas tienen en sus casas que necesitan refrigeración, y si no los excluyen a ellos, una persona puede perder sus medicinas, que son necesarias para vivir. Ya vamos por el de la gomera, el de autopiezas, el de piezas de enseres y los técnicos de refrigeración.
Si seguimos, llegamos a que casi todo lo prohibido en el lockdown ya es permitido en la emergencia porque todo tiene una justificación para operar. Así pasó con las exclusiones del impuesto de 6.6 % en el muelle, que cuando vinimos a ver, hasta los chocolates de San Valentín tenían una justificación de porqué no debían pagar impuestos. Esa es la razón por la que la orden debe mantenerse lo más fiel a lo original, porque tiene un propósito de que no se convierta en un contagio de persona a persona, porque el control que se puso se fue desarmando al ampliarlas exclusiones. Casi todos los servicios son muy necesarios, pero no indispensables por unas semanas.
Aparte de eso, si esto se extiende por largas semanas o meses, de verdad que no sé si la ciudadanía aguante un prolongado encierro en sus casas, sin cobrar o recibiendo una fracción de su sustento en ayudas del Gobierno. Lo que sí sé es que somos nosotros los únicos que podemos controlarlo, siguiendo a corto plazo las instrucciones que hay que seguir. Si quitan el lockdown y la gente vuelve a empaquetar La Placita, por ejemplo, lo que demostrarán es que no se aprendió y que van a tener que devolvernos al corral.