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Opinión de Julio Rivera Saniel: Investigando la investigación. ¿Investigan?

Julio Rivera Saniel habla opina sobre los escándalos que pasan en el país que comienzan con reacciones y anuncio de investigaciones y quedan en nada

En Puerto Rico todo está bajo investigación. O por lo menos todo lo que parecería importante. Las controversias más escandalosas, los reclamos más viscerales y las más ardientes controversias pasan, casi invariablemente por un proceso que se ha tornado en repetitivo, por ello predecible, y abiertamente decepcionante cuyo resultado es, con demasiada frecuencia, absolutamente nada.

Me explico.
1. Una controversia o escándalo surge ante la opinión pública
2. La mañana del descubrimiento llueven las reacciones.
3. La presión pública obliga la realización de una conferencia de prensa o reacción en la que se califica el hecho detrás del escándalo como “inaceptable”.
4. Se ordena una investigación
5. No pasa nada.

¿Me equivoco? Solo repasemos algunas de las controversias que han ocupado días de titulares y luego han sido sepultadas en algún archivo gubernamental, como apostando a que un nuevo issue ocupará la atención de todos y el país olvidará.
Tome usted el caso reciente de las primarias. Un desastre histórico que desembocó en múltiples violaciones a la Ley Electoral. ¿Qué sabemos? Que las primarias no pudieron llevarse a cabo a tiempo, que los camiones no fueron despachados cuando correspondía para entregar las papeletas y que los comisionados electorales decidieron continuar la elección el domingo siguiente. El presidente de la Comisión salió de su cargo y ya tenemos uno nuevo. Pero, ¿alguien sabe exactamente qué provocó el retraso? ¿Fue el resultado de la omisión o de negligencia? ¿Alguien violó la Ley? Y si es así, ¿hay alguna consecuencia? ¿Hay alguna investigación iniciada? Todo en este caso está “en curso”. O lo que es lo mismo, escondido bajo la alfombra.
¿Qué pasó con el almacén de Ponce? Nada. La Gobernadora sacó de su puesto a dos funcionarios que, a la luz de información publicada posteriormente, no tuvieron nada que ver con el manejo del Almacén. La exsecretaria de Justicia, Denise Longo me dijo que pesquisas de ese tipo de situación podrían tomar años; luego dijo que no quiso decir eso. Y hoy, después de una investigación en curso, no ha pasado nada. Seguimos investigando.
¿Y con el desembolso de millones de dólares para transacciones irregulares de compra de pruebas de COVID-19? “Está bajo investigación”, han afirmado diversas agencias. Una comisión cameral llevó a cabo vistas; las vistas recogieron potenciales irregularidades; las irregularidades quedaron en nada. Al menos por lo pronto.
Hablemos ahora sobre “la misma”. Aquella tragedia disfrazada de mal chiste que hizo que miles de personas no recibieran sus cheques de asistencia por desempleo. Nos escandalizamos, el Gobierno reaccionó y se ordenó la investigación aplicables pero, al día de hoy poco se sabe de qué provocó el error. Algo parecido ha pasado con el escándalo de los documentos arrojados al zafacón del Departamento del Trabajo con información sensitiva. Después de la indignación inicial, hasta ayer todo seguía enfundado en una de esas investigaciones poco productivas. Quién arrojó los documentos allí es todavía un misterio no revelado ante el país.
La Policía se mantiene “investigando”un alegado desfalco de $14 mil en Fortaleza donde “alguien” habría desaparecido muebles. La pesquisa sigue buscando pistas. También es un misterio qué rayos pasa con la famosa guagua blindada comprada por encargo de Ricardo Rosselló. Cuando se reveló el encarguito la guagua cambió de rumbo. Iría a parar a la Policía. Pero ahora la compañía encargada de su confección a la medida no la entrega y nadie, bendito sea el Señor, sabe por qué. Una pena, no le parece.
Tampoco sabemos mucho de otra de esas investigaciones que, para no dejar de hacer, se investiga y reinvestiga y se vuelve a investigar para, más tarde, quedar en nada. Imagínese usted que en hace exactamente un año un agente de la policía me reveló en entrevista que fueron los escoltas de Beatriz Rosselló quienes pintaron de blanco el llamado “Pórtico de la Igualdad”. Los agentes fueron identificados públicamente como William Sierra y Carlos Rosario. En junio pasado, el jefe de la Policía, Henry Escalera, confirmó que los agentes no solo seguían trabajando en la Uniformada, sino que la investigación aún no había concluido. Hoy, a punto de culminar el cuatrienio, nada se sabe de la alegada investigación y todo apunta a que, como siempre, se apostará al olvido público para barrer bajo la alfombra todo lo que está mal. En fin, que en el país de las investigaciones eternas, la impunidad es reina y señora.

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