Esta semana se celebró el Día Internacional de la Mujer y la misma se dió entre algunas controversias que, aunque no deben ser lo principal de esta discusión pública, tampoco debe ser algo que se deba ignorar, por lo menos desde mi punto de vista.
Desde hace unos meses parte de la comidilla semanal es la visita de turistas que se pasean por centros comerciales y/o El Condado en bikinis, perreando, bebiendo, e incluso quitándose partes del bikini a plena luz del día en la calle. Esto ha sido de muy mal gusto para miles de puertorriqueños y puertorriqueñas que han utilizado las redes sociales para expresar sus burlas por el cuerpo de estas turistas, por el color de su piel y por su comportamiento.
En el Verano del 2019 tuvimos jóvenes “perreando” frente a la Catedral de San Juan, también con sus senos expuestos, así como el pasado lunes hubo manifestaciones de mujeres que no han sido del agrado de todos. Y no es que tiene que serlo. Este escrito no es para decir quién está bien y quién está mal. Por mí, que cada cual se vista y manifieste cualquier expresión como entienda, siempre y cuando no coarte el derecho de otro.
En el caso de las turistas, como a muchos, me ha llamado la atención porque se sale de lo ordinario, no es algo cotidiano. El último video que corrió en las redes sociales fue el de dos turistas mujeres, vestidas con trajes de baño y en un Jeep por El Condado, una de ellas mostrando sus pechos en un momento dado. Señores, la Ave. Ashford está a pasos de la playa, por lo que si esta en bikini, en la playa, o al lado de la playa no es algo extraordinario. ¿Sus bailes? ¿No es lo que vemos nosotros y/o nuestros hijos en videos musicales, en conciertos?
He leído personas, de todas las edades y géneros, con doble moral a la hora de discutir este tema. Por un lado critican a estas turistas mujeres por su comportamiento, pero defienden las manifestaciones como las realizadas frente a la Catedral en el ’19 y frente al Capitolio el lunes. Unas andan en bikinis y muestran sus senos en El Condado, y las otras en una manifestación. “Ahhhh, lo que pasa es que las del Capitolio y las del verano son manifestaciones, libertad de expresión”. ¿Y? Mostrar un seno en El Condado y mostrar otro seno en una manifestación pueden tener distintos motivos, pero la exposición es la misma. “Bueno, pero la de El Condado no tiene necesidad de mostrar sus senos”, me pueden argumentar. A lo que pregunto, y las de las manifestaciones ¿sí? ¿Es la única manera de enviar un mensaje, es como único “logran” cambiar una injusticia? Yo no promuevo una ni la otra, pero tampoco me alarman ambas. Cada cuál tiene derecho a expresarse, de nuevo, como entienda con su cuerpo. Lo que no debemos tener es la hipocresía de criticar a unas porque son de Estados Unidos, obesas, negras o “cafres”, como he leído, y defender a otras porque son del club “patria o muerte venceremos”.
Otro punto de la hipocresía en los temas sexistas es promover la eliminación de, por ejemplo, caricaturas como el famoso zorrillo Pepe Le Pew por “normalizar la cultura de la violación (a la mujer) y del acoso”, pero al mismo tiempo temblarle las rodillas y no resistirse al perreo al escuchar a Bad Bunny interpretar “No es que sea bellac…, es que está poseída… Amante a mi bich… y a cosas prohibidas, yo te hice venir, eso no se te olvida”, “Cuando te dí en toas’ las pose, y en cuatro te grabé, desde que me pegué me clavo to’ los cul…Pero tú esta más dura, te hiciste el cul… las tet… y la cintura….Contigo me voy acapela sin armadura” o a Nicky Jam interpretando “Si quieres vamos a mi cuarto, tengo el tubo y te puedes trepar… luego terminamos en la piscina moviendo el cul…, como una asesina. Como tragaba toda mi vitamina, así me gusta una put… bien fina… Le dí como un loco, todita la noche, se fue y nos pidió la propina”. Ahí muchos hacen buche y miran para el lado, pero cuando es un “enemigo de mi causa” entonces se es muy vocal y criticón.
“Alex lo que pasa es que los muñequitos lo ven los niños, los jovencitos y eso puede tener un impacto en su comportamiento hacia la mujer en el futuro con el mensaje que reciben”, también me pueden decir. ¿Y esos niños no escuchan a Bad Bunny, Nicky Jam, Arcángel y otros intérpretes con esas líricas? Hoy, con el internet y las redes es casi imposible evitarlo.
Y por favor, no me venga con el cuento de que le gustan las canciones de esos artistas, pero “las sanas”, las que no tengan esas líricas. ¿Sabe qué? A un maltratante no se le admira porque fuera de sus casa ayuda al prójimo mientras dentro de la misma abusa psicológicamente a su esposa.
En tiempos recientes la sexualización de la mujer se ha ido a otros niveles en la lírica y muchos de los y las que critican, denuncian y protestan por un lado, callan por el otro cuando se trata de artistas o figuras que admiran. Ahí se les olvida los niños, jóvenes, y hasta la misma mujer maltratada… ahí no argumentan contra esas líricas, no piden boicots ni protestan porque se sexualice a la mujer, o porque se pueda promover algún nivel de violencia contra ésta.
De nuevo, no es que esté defendiendo a una u otra parte. De hecho, las interpretaciones de los artistas es su derecho a la libre expresión, en muchos casos su forma de ver las cosas. No me haría sentido escuchar de un artista “Yo canto todo esto sobre la mujer pero no creo en nada de eso, de hecho no lo apoyo, lo condeno y lo rechazo, solo se trata de arte”. Digo, si me viene con esa guasa, estaría de una cita urgente con algún profesional de la salud mental, en mi opinión.
El cuestionamiento en este escrito va a la falta de consistencia en posturas de algunos sectores, algo que comúnmente se le llama “hipocresía” y que lamentablemente también existe en las luchas por las causas de la mujer, como en otros asuntos, y que no hay porqué ocultarlo.